capitulo 16: “la protegeré"

Tras saber eso, Máximo rechaza a la santa, ahora tenía muchos planes que hacer.

— estoy ocupado... Dígale que vuelva otro día.

Cuando Máximo le dio la espalda, estos guardias anunciaron algo más.

— ella dijo que se trataba de su futura esposa. Es algo urgente...

Al nombrar a Anabella, este siente un instinto protector, ¿Que tendría que decirle esa santa sobre su futura esposa?... Pensaba él.

— guíame a donde está ella.

Máximo camino junto con el par de guardias hasta la entrada del palacio, donde esperaba Alisa. Ella con una sonrisa lo saluda.

— soy Alisa Bell, su alteza, es un gusto-...

— santa, vaya al grano...— dijo Máximo fríamente, hasta los guardias se alejaron—... ¿Que es lo que tienes que decir de mi prometida?

— su alteza... Es algo delicado... ¿Podríamos ir a hablarlo en lugar privado?

— no será necesario...— chasquea los dedos los sirvientes se esfuman, el aura que sentía el príncipe era fría y eso Alisa lo podía sentir.

“lo siento enojado... Todo porque le mencioné que era de Anabella Hills... Pero al sabe su verdad, tu estará de mi lado..."

— está bien... Anabella Hills no es lo que dice ser... Ella, o mejor dicho, su alma no pertenece a este mundo...— Máximo la ve asombrado, ella saca una sonrisa en su mente pero sigue con su voz de lamento— Príncipe Máximo... Esa mujer lo está engañando con quien es realmente... Ella es...

— basta...— la detuvo de inmediato, ni siquiera quería seguir escuchando.

— ¿Eh?... Pero su alteza-...

— no me interesa lo que estás diciendo por la gran razón de que estás acusando a mi prometida sin alguna prueba. O mejor dicho, acusándola libremente.

— ¿Que?.... Yo, yo... Solo pido que confíe en mí, su alteza, se lo que digo, si quiere puede buscar a un sumo sacerdote y que investigue el asunto.

— ¿Por que debería hacerle caso a una desconocida? dudar de mi prometida eso jamás y menos investigar en su contra... Yo conozco a la mujer que amó así que no me vengas con tonterías de que sabes quién es.

— pero... Pero...— Máximo le da la espalda para irse, es cuando ella le toma por la muñeca y llama por su nombre— ¡Máximo... Ella no debería estar ahí, sino yo...! ¡Yo soy tu destino!

Máximo jala su muñeca y fulmina con la mirada a la santa.

— estás delirando; no me interesa haber tenido un futuro contigo. Anabella llegó en el momento en el que más la necesitaba y con ella trajo la felicidad de mi hermano...— se refiere a Sofía—... Así que no vuelvas a llamarme por mi nombre ni mucho menos intentes molestar a mi prometida con tus acusaciones.

— pero-...

— santa... No se meta en lo que no le debe, no desperdicie su vida metiéndose en donde no la han llamado... Además...— Máximo la mira con amenaza— espero que esté asunto quedé hasta aquí, no tengo consideración con lo que intenta interferir con mi felicidad.

Antes de irse, Máximo se voltea y con la intriga pregunta lo siguiente.

— además... ¿Como fue que te enteraste de esa suposición de que mi prometida no es lo que parece?

Mordiéndose los labios, ella dice.

— fue un sueño, una premonición que tuve con su prometida...—Tuvo que mentir, se lo prometió al sacerdote de no decir nada ya que eso estaba prohibido— está bien, su alteza... Me disculpo por el inconveniente que le he causado, creo que tuve un gran error. No me meteré más y haré como si nada en su relación... Yo solo pensaba que ella lo estaba engañando...— la santa se inclina sin subir su rostro.

— no. Mi futura emperatriz no es alguien con el corazón podrido capaz de engañarme...— Alisa se muerde la lengua fuertemente por haber escuchado eso.

Finalizando eso, Máximo se va. Alisa veía la espalda del príncipe determinada.

“su futura emperatriz... Yo iba hacer tu esposa, solo que no me conociste como debía hacer... Diga lo que diga, no me escucharás"

Máximo le dejó claro que no le interesaba las acusaciones que tenía en contra de su prometida porque la razón es que ya él sabe quién es Anabella, que su alma no es de este mundo. Recordemos que hace unos días, en el banquete, Anabella le contó algo muy importante a Máximo y esa era su verdad de quien realmente era, aún así, máximo la aceptó porque se enamoró de ella por como era y decidido seguir su vida con la gran mujer que tiene a su lado. Pero el prometió guardar el secreto por Anabella, así que hizo como si no fuese cierto lo que estaba diciendo esa mujer. Así que piensa hacer vigilen.

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Alisa al salir del palacio, solo se imagina a Anabella siendo muy feliz con el príncipe.

“ yo debería estar ahí... Es era mi destino... Pero... Si logro hacer que esa alma regrese a su mundo... La verdadera Anabella volverá y su relación no será la misma... tendré que hacerlo, Máximo y yo debemos estar juntos sin importar que"

_________________ en la noche.

Máximo no dejó de pensar en esa santa que vino a decirle la verdad de Anabella. En su oficina manda a llamar a uno de sus subordinados de confianza. Solo mueve su cabeza aún lado para darle la siguiente indicación.

— Marcus, necesito que vigiles a una santa... Ella se llama Alisa Bell, cualquier movimiento extraño me lo haces saber... ¿De acuerdo?

— si, su alteza... Pero... ¿No se supone que las santas son doncellas pura que no harían nada malo?

— esa no... Alisa no es una blanca paloma bajo el manto de dios... No tengo magia, pero puedo sentir su rencor que siente por mí prometida. Así que vigilala, no puedo ir contra ella sin alguna prueba.

— así será, su alteza...

“no le creo para nada de que fue un sueño, pienso seguirla de cerca para saber quién la ayudó"

Antes de que ese hombre se fuera, alguien toca la puerta.

— Maxi... Soy yo, Anabella... ¿Puedo pasar?

— Maxi...— murmuró el subordinado casi riéndose, Máximo lo fulmina con la mirada y es cuando él pone la voz más aguda— no dije nada su alteza.

— ...

Anabella escuchó un golpe del otro lado se la puerta luego está misma es abierta, el hombre sale de la habitación. Anabella lo saluda porque lo ha visto con frecuencia, este igual le saluda pero llevaba un chichote en su cabeza.

— ¿Estás bien?

Dice el casi llorando.

— si... Su alteza la espera adentro.

El subordinado se marcha, y es cuando Anabella entra felizmente.

— Ana...— Máximo extiende sus brazos para darle un abrazo.

“protegeré a Anabella... Ella lo es todo para mí, aún sabiendo que no pertenece a este mundo..."

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