Hace una semana que estoy en el equipo de lacrosse pero por más que intente ser uno más del montón de estudiantes mis intentos parecen ser en vano.
Faltan cuatro meses para las vacaciones de verano y para empezar el octavo grado que espero sobrevivir a este año.
Eran las seis de la mañana, aprovecho a levantarme de la cama antes de que mis padres me vengan a levantar y me pongo a escuchar música y no hago ruido para que no sepan que ya estoy despierto y vengan a seguirme regañando por lo que sucedió el otro día antes de entrar a clases.
Cuando vuelvo del baño me llega un mensaje de Alessandra.
"Eli, ¿quién es Tyler y por qué me pregunta si quien me gusta?"
Mierda nunca pensé que Tyler sería capaz de tomarse el tiempo de buscar a Alessandra dentro de mis contactos de Instagram y mandarle un mensaje. Ahora tenía un problema y tendría que asesinar a uno de mis mejores amigos.
"Ahora te llamo".
Busque a Alessandra en el buscador de Skype de mi computadora y apreté para llamarla.
Espero a que conteste, mientras tanto apagó la música del celular.
-Hola, ¿Qué haces despierta tan temprano?- dije.
-Hola, no podía dormirme y se me dio por revisar los mensajes de Instagram... Oye ¿acabas de despertarte?
-Si, ¿por?- digo.
-Por la voz ronca.- dice mientras mira otro punto de la pantalla.
-¿Es solo por eso o porque estoy sin ninguna camiseta?- dijo bromeando.
-¿Quién es Tyler?- suelta esquivando mi pregunta.
-Tyler, es mi mejor amigo.
-Y ¿porque me pregunto si me gusta alguien?
-Porque el otro día se entero que te conocía desde que naciste y que teníamos una banda juntos.- dije-. De ahí supuso que yo debía de saber si te gustaba alguien y me hizo prometerle que iba a averiguar si te gustaba alguien. Perdón si no te conté es que con todos los problemas que tuve la semana pasada en la escuela lo hubiera hecho.
-Tranquilo ¿puedes hacer que me deje de hablar?
-Bloquealo de Instagram y se soluciona el problema.
-¿Y que le dirás?
-¿Sobre qué?
-¿Sobre si sabes quien me gusta?
-Le diré la verdad, que no me quisiste decir aunque te insistí para que me lo dijeras.
-Eres un tonto ¿lo sabes?
-Si, me lo repiten muy a menudo.- digo y ella entiende la referencia-. Además se sabe que quieres a este tonto más de lo que puedes enojarte conmigo.
Empieza a reír mientras mueve la cabeza hacia los lados.
-¿Sabes que me pregunto el otro día?
-¿Qué cosa? ¿Qué paso el otro día?
-Cierto me olvide de contarte, el lunes de la semana pasada fui a la prueba de lacrosse y quede. Después de la practica me pregunto si te conocía, si sabía quien te gustaba y si, escucha esto, si nosotros dos no teníamos algo más.- dije riendo pero pronto me detuve al ver que ella no se reía.
Guarde silencio por unos minutos para ver si decía algo.
-¿Y que le dijiste?- dice al fin.
-Que somos amigos.- dije y cuando termine de hablar me di cuenta que había metido la pata ya que su risa se convirtió en una mueca de tristeza-. Oye...¿Sabes que puedes decirme y contarme todo no?
-Si, lo sé.
-Entonces dime.
-Es que a mi si me gustaria que pasara algo más.
-Pero tienes novio... Y además eres como mi hermanita.
-Si ya sé ya sé.
-Ey, no te pongas así.- dije tratando de que no se ponga mal-. ¿Te parece si hoy después de clase vas al entrenamiento de lacrosse y después vamos a hablar de esto ¿que dices?
-Esta bien.
-¿Estas bien?
-Si.
-¿Segura?
-Si solo estoy confundida nada más.
En eso entran mis padres a la habitación e interrumpen nuestra charla.
-Eli, ya es hora de desayunar...
-Hola, Marco, Robert.- saluda Alessandra.
Mis padres se quedan en silencio mirándome y luego mirando a Alessandra que estaba del otro lado.
-Eli, por lo menos ponte una remera para hablar con ella.- dice uno de ellos.
-Ey, eso era lo que me querías decir y no dijiste.- le reproche a Alessandra-. ¿Si sabes que eso es acoso?
Ella se río al igual que mis padres. Marco me tiro una remera que estaba en mi cama para que me la pusiera.
-Lo siento. - dice.
-Bueno chicos.- dice mi otro padre-. Sentimos interrumpir esta charla pero Eli ya tiene que ir a la escuela.
-Si, yo también Robert.- dice Alessandra-. Nos vemos luego Eli.
Alessandra corta la videollamada y yo procedo a apagar la computadora.
-Eli ¿a que se refería con nos vemos luego?- inquiere Marco.
-Primero, quédate tranquilo que tiene novio y la veo como una hermana. Segundo la invite a ir a ver el entrenamiento después de clase.
-Esta bien. Eli, por favor la próxima vez que hablen por videollamada ponte más ropa que un simple pantalón.
-Esta bien. - dije a regañadientes.
-Y sobre la pelea del otro día...- interviene mi padre.
-Que yo no la empece ellos la empezaron y tú marido la termino.- contesté-. Y siempre que trato de esquivarlos me encuentran.
Agarre la mochila y mi teléfono para salir de la habitación.
-Ya se los explique un millón de veces y siempre llego a dos conclusiones la primera defenderme, pero a ustedes no les gusta que resuelva las cosas a golpes y la segunda es que me cambien de escuela.
-Eli...- dicen.
-Se me hace tarde para la escuela ¿quien de los dos me lleva o prefieren que vaya en autobús?
-Ve al auto ya voy.- dice uno.
Esperan para que salga de la casa y apenas puedo oír lo que dicen después de que cerré la puerta al salir.
Entro en el auto, en el asiento trasero, mientras espero a que alguno de los dos salga me pongo los auriculares.
"Lo siento, Ale, mis padres a veces son insoportables. Nos vemos después de clase".
Termine de enviar el mensaje y vi como ambos se subían al auto.
-¿Qué hacen?- protesto.
-Llevándote a la escuela.- me contesta Robert.
-¿Por qué ambos?
— Porque somos tus padres.- me contesta mi otro padre.
-¿A caso me odian?
-No, no te odiamos y deberías saberlo, hijo.
-No parece que me quieran.
-Pues como te queremos vamos a tener en cuenta lo que nos dijiste hace un rato.- dice (Marco) en tono serio mi padre.
"No te preocupes, son tiernos. Además solo quieren lo mejor para ti.
Después de todo son tus padres y te aman".
"Claro, nos vemos después de clases, XO".
En todo el trayecto no hable, solo asentía o negaba a todo lo que me preguntaran.
-Eli, recuerda que a la salida de la práctica te recogeré en la puerta.- me dice uno de ellos.
-Okay.
En ese instante llegamos a la escuela y me apresuró a bajar pero me detienen por unos minutos más.
-Hijo, nos enteramos lo que ha pasado el otro día en el vestuario.- dicen-. Y queremos decirte...
-Ya sé ya sé que no haga lo que me ha dicho la tía Kris.
-Por mi parte hazle caso.- dice Robert.
-Pero me han dicho que no la escuche cuando me dice que la mande a ella a golpear a los que me molestan.
-Eli, la conozco a mi hermana lo suficiente como para saber que te dijo que la llame para que los golpee ella pero también sé que te dijo que tú lo hagas.
-¿Todas las peleas las seguiste porque ella te dijo eso?- interviene el otro.
-No, lo hice porque me he artado de que siempre pase lo mismo. ¿Me puedo ir ahora?- ya estaba comenzando a molestarme con ellos, pero sé que solo quieren cuidarme.
-Puedes bajar.- dicen sacando las trabas del auto.
Antes de bajar me pongo la capucha de la campera tratando de pasar lo más desapercibido posible y entre al instituto.
Me dirigí a mi casillero y empecé a meter y sacar mis cosas.
Junto con los libros de la primera clase saqué una pequeña libreta junto con un bolígrafo y me dirigí hacia el aula correspondiente.
Me senté en mi pupitre, mientras tarareaba una melodía y abrí la libreta, empecé a escribir algo que luego termino siendo un verso y otro y luego otro, hasta terminar siendo una canción.
Al ver que entraba alguien al aula guarde rápidamente la libreta y justo a tiempo cuando miré era Fernando y su clan de perros falderos.
-¿Qué quieren?- dije malhumorado-. ¿Saben que es muy temprano para empezar a molestar a las personas?
-Andas por demás sarcástico.- dice Fernando sonriendo-. ¿Sabes una cosa? La semana pasada me dijiste algunas cosas que no me han gustado mucho.
-Uf, si fueras yo estarías harto de que te dijeran cosas que no te gustan.- reí-. Si te molesto entonces ¿por qué no vas a alguno de los psicólogos que te recomendé? Puede que ellos te ayuden a superarlo.
A Tristán y a Paulo se les escaparon unas risas que intentaron ahogar.
-No sabes en la que te estás metiendo.- me amenaza.
-¿A no? Pensé que esto iba a terminar igual que todas las otras veces, digo por qué los seis son tan predecibles.- dije-. Me ven, se me acercan, empiezan a decirme cosas tanto sobre mí como de mis padres, me golpean y se van.
-¿Te crees muy importante?- dice Paulo.
-Es eso o les gusto y la manera de decirlo es venir a molestarme y a golpearme.
Esto hace que Fernando sé tire sobre mí pero sin éxito, ya que reacciono rápidamente y me muevo al otro lado de donde se dirigía provocando que sé callera de cara al suelo.
-¿Te tropezaste?- digo.
-Me la vas a pagar.
En el momento en el que se empieza a parar llegan mis amigos, pero ya es muy tarde.
Fernando lanza un puñetazo y yo se la devuelvo por un segundo me descuidé y Tristán me sostuvo de los brazos mientras los demás impedían que entrara la gente.
Como pude me zafe del agarre de Tristán y le di un golpe bajo que lo dejo automáticamente fuera de la pelea. Luego me dirigí hacia Fernando.
-¿Sabes pelear?- dice Nando tirando otro puño pero esta vez sin poderme dar.
-Fui a karate, judo, kun fu, jiu-itsu y taekwondo, en todas soy cinta negra.- sonreí antes de defenderme de los golpes que lanzaba Fernando y luego sus amigos que habían ido a socorrer a su otro amigo- ¿Qué ahora tienen miedo?
-¿Por qué antes no te defendías?- soltó Paulo.
-¿Tienes miedo?- pregunté.
Este no dijo nada, de pronto sentí un golpe en el costado izquierdo que hizo que callera de rodillas por un momento me levante rápidamente y me volví hacia Fernando. Este estaba a punto de lanzarme una patada en el mismo lugar pero esta vez le agarré la pierna con una mano y con la otra le devolví el golpe haciéndolo caer.
-Si no quieres que te rompa la pierna te quedarás quieto.- lo amenace para luego darle un golpe en el rostro.
-¿Te crees muy superior ahora, verdad?- dice Fernando escupiendo sangre de la boca.
-No solo quiero que dejes de hablar mal de mi familia y dejes de molestarme y golpearme.
Paulo me golpeó en la cara haciendo que me sangrara la comisura del labio.
Lo dejé a Fernando en el suelo y me volví contra él y sus amigos.
-No debiste hacer eso.- le dije.
Después de unos minutos estaban todos en el suelo.
-Ahora quiero que me pidan unas disculpas.- solté-. La gente que me conoce sabe que no soy agresivo pero ustedes me desquiciaron, trate de aguantarme todos sus maltratos así que como mínimo creo que me merezco una disculpa de ustedes.
Cuando levante la vista vi a varios profesores y al director asomándose por la puerta del aula.
-Ahora voy a su oficina, señor.- le dije, agarre mis cosas y salí del aula.
Mientras pasaba junto a los chicos que estaban allí varios me miraban con respeto, otros con miedo y mis mejores amigos con cara de satisfacción.
Mientras me dirigía a la oficina del padre de Fernando les mande un mensaje a mis padres contándoles lo sucedido y me respondieron que venían de camino.
Me siento a esperar a que venga el director.
-Caroline llama al hospital y diles que envíen a alguien aquí.- le dice a la secretaria-. Ustedes siete a mi oficina.
Nos señala a los siete que formamos parte del show. Cuando estuvimos todos dentro este cerro la puerta y se sentó detrás de su escritorio.
-¿En que estaban pensando en hacer este lío que armaron y protagonizaron?- dice serio.
-Señor, su hijo y sus amigos desde primaria siempre me han molestado.- le contesto-. Y siempre que vengo aquí le digo exactamente lo mismo, mis amigos le pueden corroborar lo que le estoy diciendo.
Pero esta vez tuve que defenderme porque me he cansado de que siempre me insulten a mis padres, a mí, que me golpeen, entre otras cosas.
Intente solucionarlo por las buenas y no funciono, hable con usted y no hizo nada, hable con los profesores y tampoco hicieron nada. Me toco hacer que me respeten a mi manera.
-Hijo ¿es verdad lo que está diciendo Eli? ¿Tienen algo para decir?- dijo al ver que ninguno hablaba.
Tocan la puerta y la mujer que estaba en recepción entra.
-Señor, ya he llamado a todos los padres de los estudiantes, los padres de Eli ya están en la puerta y el hospital ya envió a los enfermeros para que los revisen.
-Gracias puedes retirarte.
-¿Y chicos? ¿Van a decir algo?- insiste el director.
-Eli, está diciendo la verdad, señor.- dice Paulo-. Siempre lo hemos molestado desde que sabemos lo de sus padres.
-De acuerdo.- dice impaciente-. ¿Alguien más tiene algo para decir?
Ninguno más hablo.
-Bueno, vayan afuera a esperar a sus padres y a los enfermeros.
A los veinte minutos todos los padres estaban en la oficina del director mientras a nosotros nos revisaban los golpes.
Se escuchaban a mis padres gritando enojados dando la misma versión que le di al director y amenazando con demandarlos tanto a ellos como a la escuela si no paraban el bullying.
Una enfermera me toca el labio y me hace perder el hilo de la conversación que estaba sucediendo del otro lado de la puerta.
-¿Te duele?- me pregunto con dulzura.
-No mucho, me duelen las costillas.- digo haciendo una mueca.
-Mmm, eso no es bueno.- contesta-. ¿Crees que podrías sacarte la remera por unos minutos?
-Claro.
Hice lo que me pidió y la deje hacer su trabajo.
-Bien, por lo que se puede ver a simple vista no te has hecho nada grave, solo tienes el labio partido por lo cual te saldrá algún que otro moretón al igual que en el pómulo y sobre el dolor en las costillas me temo que tendremos que llevarte al hospital para hacerte algunos estudios para estar seguros.
-De acuerdo.- contesté-. ¿Puedo pararme?
-Te recomiendo que por el momento te quedes sentado.
-¿Cómo están los demás?- pregunté.
-Estarán bien no te preocupes.- trata de tranquilizarme-. El único que tiene un esguince es el chico de ojos claros.
-Fernando.
-Si, ese mismo.- dijo-. ¿Puedo preguntar como terminaron a los golpes?
-Me estaban molestando y reaccioné así.
-¿Llevan mucho tiempo golpeando y maltratándote?
-¿Mis compañeros?
-Sí.
-Sí, y antes de que pregunte mis padres sabían, los profesores y el director sabían.- dije-. Mis padres ya han venido a hablar sobre el tema y nadie en este maldito lugar a hecho algo para ayudarme.
-¿Te llevas bien con tus padres?
-Somos muy unidos y desde siempre nos llevamos muy bien.
Mis padres salieron de la habitación que nos separaba y fueron directamente a abrazarme.
La mueca que hice hizo que se alejaran de mí unos metros.
-¿Estás bien?
-¿Qué te duele?
-¿Lo ve? Siempre son así de sobre protectores.- le dije a la enfermera que me estuvo examinando.
-Señores, su hijo está bien pero tendremos que llevarlo al hospital para hacerle algunos estudios y descartar posibles lesiones internas en la zona de las costillas.
-¿Podemos llevarlo nosotros?- pregunta mi padre.
-Me temo que no, uno de los dos puede acompañarlo, el otro tendrá que ir hasta el hospital.
-Marco, ve tú con él y yo iré en el auto.
-¿Seguro?
-Sí.
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