Debo pagar por ellos

...Fabiola....

Volví al set, pasar tiempo con Byron no es nada bueno. Si Liam se entera puede enojarse. O pensar que sigo... No lo diré. Puede que en el fondo lo sepa, pero puedo controlarlo.

— Perdón por tardar tanto. Ya podemos empezar.

— Mi novio aún no regresa. — Comento Violeta.

— Ya estoy aquí. — Byron entró.

— Por favor acomodarse en el columpio. — Ambos de colocaron ahí. Yo seguí tomando las fotos, sentía una puñalada en el pecho al verlos así de contentos. Byron tomó a su novia en brazos y la besó, era justo el momento para las mejores fotos, y también el momento dónde mi corazón se hacía pedacitos. Justo cuándo estaba a punto de tirar la toalla recordé a Liam, la bonita sonrisa que me da todos los días, sus mensajes en las mañanas, el día que dormí con el y me abrazó como nadie. Pensar en el me sacó una sonrisa. Y tuve la fuerza necesaria para continuar la sesión, mi corazón ya no se sentía pesado en absoluto.

— Chicos hay que cambiar esas luces, saquen el columpio, y acomoden bien esas cortinas. — Todos siguieron mis ordenes, y yo me concentraba en que todo saliera perfecto. Tengo que ser profesional en todo momento.

...Byron....

Esa mujer luce tan empoderada. No sé parece nada a la chica de la que me enamoré hace años, supongo que ahora se siente intocable por su estúpido apellido.

— Por favor junten sus cuerpos un poco más. — Pidió ella y Violeta se acercó a mí. Nos cambiaron el vestuario unas veces más y al final nos mostraron las fotos. Habían quedado muy bien.

— Lo que decían de usted es verdad. Es una gran fotógrafa.

— Con unos modelos como ustedes es imposible que salga mal. — Decía ella amablemente a mi novia.

— Gracias. Debería ser la fotógrafa de nuestra boda también. — Noté la sonrisa forzada de Fabiola.

— Gracias por la propuesta. Pero me temo que la familia de su novio no me querrá ahí.

— ¿Por qué no?

— Por qué mi padre cometió ciertos errores. Y al parecer yo también debo pagar por ellos. — Su mirada se llenó de rencor, y algo de tristeza también.

— Pero usted no tiene la culpa. Los hijos no debemos pagar por los errores de nuestros padres.

— Lamentablemente no toda la gente piensa cómo usted. — Yo no le pude quitar los ojos de encima mientras hablaba. — El rencor destruye relaciones.

— Lo siento mucho.

— No tiene por qué. — Ella de pronto se mostró aliviada. — Las personas necesitan sufrir para conocer la verdadera felicidad. Y créame cuándo le digo que yo soy muy feliz.

— Me da mucho gusto. Ojalá todo diga así. — Claro que seguirá así. Liam no se le va despegar fácilmente.

— Gracias. Si me disculpan tengo otra sesión de fotos en unos minutos. Les enviaré las fotos en cuánto las tenga listas.

— Está bien.

...Dias después. Adalet....

¿Me está siguiendo? ¿O casualmente ahora viene seguido?

— Hola Ady. — Saludo el tonto de William.

— ¿Con que derecho me llama así? Sólo mis amigos pueden.

— ¿Cuáles amigos? — Gracias por abrir esa herida. — He venido todos los días y siempre te veo sola.

— ¿Y tú a qué vienes?

— A verte. — Sonrió, y eso me provocó algo extraño en el estómago. ¿Será que tengo cólicos? No creó, mi periodo paso hace unos días.

— Idiota no sonrías así.

— ¿Por qué? ¿No te gusta mi sonrisa?

— No. No me gusta. Me da náuseas.

— Tal vez estás embarazada.

— Ja ja ja ja. — Su comentario me hizo reír de mala gana. — ¿Cómo puedo estar embarazada? Nunca he tenido... — El me miró incrédulo, yo lo seguía viendo normal hasta que me dí cuenta de lo que acababa de decir. O más bien, lo que estaba a punto de decir.

— ¿Tú...?

— Yo no he tenido intimidad por un tiempo, más de dos meses, así que no es posible, que... Bueno tu sabes... — Hablé sin parar y forcé una sonrisa, traté de que se viera lo más real posible. El no tiene por qué saber cosas sobre mi vida privada.

— Claro.— El también se rió. ¿Por qué se ríe? No le he contado ningún chiste. — ¿Vamos por un helado? — Quería rechazarlo, pero algo me impulsó a aceptar.

— Sólo si yo invito. — No quiero que me pague nada.

— Pero yo te ...

— Bueno si no quieres. — El me agarró de la manga.

— Si quiero. — Tomó mi mano y sentí una corriente pasar por mi columna. ¿Será que me lesione mientras practicaba.?¿O ésto me lo provoca el?

...Fabiola....

Hoy es mi fiesta de compromiso, estoy nerviosa y algo asustada.

— Señorita. — Pegué un salto. — Discúlpeme, no era mi intención asustarla.

— No te preocupes.

— Su vestido ya llegó. Y las maquillistas no tardan.

— Está bien. Ya voy. — Mi empleada salió y abrí el paquete que dejó en mi cama. Era un hermoso vestido anaranjado con encajes de flores, sin mangas y con escote de corazón. Me lo puse y me encantó. Unos minutos más tarde tocaron y pedí que pasaran. Eras los maquillistas.

Me arreglaron y cuando estuve lista, alguien tocó, abrí y ví a mi padre. Eso era lo que menos esperaba hoy.

— ¿Cuándo creciste tanto? — Preguntó el algo melancólico.

— ¿Qué haces aquí?

— Tu prometido me invitó. Pero si te molesta mi presencia me puedo...

— No. Estoy feliz de verte. — Me acerqué a él y lo abracé. — Debiste venir antes. Te extrañé mucho.

— También te extrañé. Y de ahora en adelante estaré junto a ti. ¿Te parece bien? — Asentí con la cabeza.

Luego el y yo bajamos a la sala, ya había bastante gente reunida, Liam llegó junto a mi y besó mi mano.

— Estás deslumbrante. — Su comentario me sacó una sonrisa.

— Opino lo mismo de ti.

— Gracias.

Todo iba bien, hasta que por la puerta cruzaron dos personas, o mejor dicho, cinco. Byron, su novia, Adalet, el señor Axel y la señora Belén.

— ¿Qué hacen ellos aquí? — Pregunté a Liam. Por qué sólo el y yo teníamos invitaciones.

— Yo los invité. Aunque no sabía que Byron había regresado. Pero tú no pareces sorprendida. ¿Lo sabías? — Me quedé muda. ¿Cómo le diría que si? Qué incluso le hice una sesión de fotos.

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