¿Estás nerviosa?

...Fabiola....

Tranquila, fue tu imaginación, Byron está en Italia, no aquí. Se fue hace años, ya deja de pensar en el.

— ¿Amor te sucede algo?

— No. — Intenté disimular. — La comida está muy rica.

— Pero no has probado nada. — Observé mi plato y era verdad, apenas y había cortado ciertas cosas. Pero no había comido nada.

— Es que huele muy bien y supuse que sabe bien.— Justifique mi idiotez.

— Claro. — Dijo el y comió, yo también prove la comida. Pero no dejaba de pensar en el hombre que ví. Tal vez pensé en el por Ady, eso debió ser.

Liam me contó sobre su viajé, presté mucha atención a todo lo que decía, era interesan y agradable, la parte de la hija del conde no fue la más agradable, pero no lo demostré.

Yo por mi parte le conté sobre las sesiones de fotos que realicé, me dedicó a eso, soy fotógrafa de mi empresa, no hago exactamente todas las fotos de la revista, tengo otras ocupaciones, ya que soy la dueña y tengo que administrarla. Antes mi abuelo se ocupaba, pero ahora es muy grande y no quiere estresarse.

Cómo fotógrafa, me ha tocado la dicha de trabajar con modelos muy reconocidas, actrices, escritores, empresarios, doctores y todo tipo de profesionistas que hayan logrado algo importante. Aunque mi pasión también son las fotos de bodas, siempre que hay una boda de parejas importantes vienen a mi. Soy muy afortunada.

— ¿Te tocó hacer fotos a alguien guapo? — Esa pregunta me olía a celos.

— No lo sé. Yo sólo veo guapo a un hombre, y el está sentado enfrente de mi. — Liam me regaló una bella sonrisa, me encanta verlo feliz, intentó que lo esté siempre. Ya que el tiene un don para hacerme feliz.

— Te amo mi vida. — Tomó mi mano y lo miré a los ojos, esos ojos en lo que he encontrado tranquilidad, ternura y seguridad. La que perdí cuándo mi primer amor me abandonó.

...Adalet....

No odió a Fabiola, tampoco me molesta que sea novia de Liam, yo entendí desde hace mucho que el corazón de él le pertenece a ella. Lo que me hace enojar es que ella no lo amé. Qué esté con el por agradecimiento. Eso sí me da rabia.

Pero me desahogo viniendo a entrenar, ya he ganado varios concursos, en dos años son los olímpicos y me quiero preparar para ir. Aún no sé si puedo ser candidata, pero quiero intentarlo. Hoy no hay mucha gente, en las noches la mayoría está de fiesta, y yo estoy aquí, a veces pido que la cierren sólo para mí. Y cómo el dueño es mi amigo lo hace. Por unas horas.

Yo estaba patinando, y ví a dos chicos discutiendo, al pareces voy dónde hay drama, esto era lo que menos quería ver, así que decidí irme. Justo cuando estaba saliendo choque con alguien, no caí al suelo, ya que está persona me atrapó en sus brazos.

— ¿Estás bien?

— Si. — Respondí mientras me incorporaba, al verlo me pareció conocido, luego descubrí que era William, el doctor que casi se vuelve mi esposo.

— Adalet. Qué gusto verte. — ¿Todavía se acuerda de mí? Eso es raro.

— Yo ya me estaba llendo.

— Espera no te vayas. — El tomó una de mis manos. — Quédate conmigo. Vamos a patinar un rato.

— No. Yo...

— Por favor. — Su insistencia me pareció más extraña.

— ¿Qué te pasa? ¿Por qué la insistencia? — En menos de lo que imaginé sus labios se pusieron sobre los míos, intenté alejarlo pero poco a poco me perdí en la sensación suave y agradable del beso. También perdí la noción del tiempo. Volví a la realidad hasta que el me soltó.

— Perdóname. Lo siento.

— ¿Lo sientes? — Le dí una bofetada. — Eso es lo que mereces. — Salí de ese lugar. No quería pasar un segundo más viendo a ese hombre, ese tonto que me acaba de robar mi primer beso. Y yo soy más tonta por haberme dejado llevar. Es la inexperiencia, seguro eso influyó en que mi corazón se agitará.

...Fabiola....

Liam me llevó a casa y entró conmigo, no es la primera vez que estábamos solos, pero si es la primera vez desde que nos volvimos novios, siempre he tenido límites con el, nunca estamos en una habitación juntos, todavía no me siento lista para lo que sigue.

— ¿Estás nerviosa? — Asentí con la cabeza. El tomó una de mis manos y notó que temblaba. — No va pasar nada del otro mundo. Tranquila. — Yo lo que quisiera es que no pasé nada. Pero ya lo hice esperar mucho, más de dos años.

— Creó que deberíamos dejar ésto para otra ocasión. — Jale mi mano suavemente.

— ¿Cuanto llevamos juntos? — Eso me pareció un reclamó, estoy segura de que lo fue.

— Mucho.

— ¿Y por qué no quieres estar conmigo?

— Por qué me da miedo, estoy nerviosa.

— ¿Por qué me tendrías miedo?

— Liam por favor. — Abrí la puerta de mi habitación. — Vete. Necesito dormir, y tú también lo necesitas.

— Bien. Vamos a dormir juntos.

— ¿He?

— No quieres hacer el amor, al menos dejá que duerma contigo.

— Pero...

— Estoy cansado. — Se acostó en mi cama. Yo no supe cómo reaccionar ante esa situación. — ¿Qué haces ahí parada? Ven a dormir. — Me acosté también. Liam me jaló hacia el y me dió un beso. — Sabes que no haría algo que tú no quieres. Duerme tranquila.

— Okay.

Al día siguiente, me levanté temprano, dormí bien, debo reconocerlo, pero no sé que haré cuándo nos casemos, ya no tendré excusas para rechazar su propuesta de hacer el amor.

— Buenos días mi vida. — Liam apareció detrás de mí, rodeó mi cintura con sus brazos.

— Hola.

— Creó que vendre a dormir más seguido. — Besó mi cuello.

— ¿Quieres desayunar? — Evité hablar sobre sus venidas a dormir..

— ¿Me hiciste el desayuno?

— Estaba en eso.

— Qué bueno, por qué si quiero.

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