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MIEDOS QUE NO EDUQUÉ 2

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Te ves guapísima.

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Byron está desconsolado. No quiere creer lo que escuchó.

— No es cierto. Tú corazón no lo pudo elegir a el.— Hablá con desesperación.

— Si lo hizo. Por favor vete. — Pide Fabiola.

— No me puedo ir. Aquí es dónde quiero estar. La persona que estoy viendo es a quién quiero ver.

— La persona a la que estoy viendo no es a quién quiero ver.

— Fabiola perdóname. Por favor. Olvida las tonterías que hice. — Fabiola permanece unos minutos en silencio. No quiere lastimarlo más. Pero luego de pensarlo decide hablarle honestamente.

— ¿Recuerdas cuando dijiste que esperabas tener algo inolvidable conmigo.?

— Lo recuerdo.

— Para mí lo nuestro es inolvidable. Nunca olvidaré como me lastimaste, las cosas que me dijiste cuando descubriste de quién soy hija. Y todo el daño que me provocaste durante meses. No soy tan buena cómo piensas. Perdonar no es algo que se me da con facilidad.

— Fabi.

— Cuando empezamos tu prometiste no lastimarme. Prometiste cuidar mi corazón. Y no lo hiciste.

— Lo siento. Yo estaba seguro de poder, pero algo me lo impidió.

— Ese algo era desconfianza. Estuvimos mucho tiempo juntos, pero a pensar de eso no confiabas en mi.

— Tú me ocultaste quién era tu familia.

— La persona que soy no tiene nada que ver con quién es mi familia. Mi vida no se basa en lo que tengo. Si hubieras entendido que en mi vida habían cosas que quería borrar, y que tontamente decidí ocultar. Eso hubiera servido. Ahora tai vez tendría ese anillo en el dedo. Pero cada decisión que tomamos altera el futuro. Eso todo el mundo lo sabe. También lo sabías. Tomaste tu decisión. Yo tomé la mía. Esperó que la respetes. Así cómo yo respeté la tuya.

— No debiste respetarla. Teníamos una buena relación hasta que... — El ya no continúa.

— Hasta que complicar las cosas de te volvió una costumbre para ti.

— No era mi intención. Yo sólo...

— Tu sólo serás un bonito recuerdo en mi vida. El recuerdo de mi primer amor.

— No quiero ser un recuerdo. Quiero ser tu presente y tú futuro.

— Pero yo no quiero que lo seas. Mi presente y mi futuro es Liam. Tú estuviste en mi corazón mucho tiempo, pero no fuiste lo suficientemente inteligente para quedarte en el.

Byron está a punto de decir algo cuando la puerta se abre. Son los padres de Fabiola, a ellos no les hace mucha gracia que el esté ahí.

— Vete. — Le pide Fabiola.

— Fabi...

— Ya escuchaste a mi hija. — Habla Gael. — Vete.

Byron no quiere armar un escándalo, decide hacer caso. Se va, antes de salir mira con intensidad a Fabiola, ella le devuelve una mirada. Pero no es la misma que había unos años atrás. No es la misma que tenía en el aeropuerto. r

..........

Byron termina de salir y ve a Liam. El vine cambiado y con un dos flores rojas en sus manos.

— ¿No te fuiste? — Reprocha Liam al verlo.

— Tenía que verla.

— ¿Para que?

— Para decirle que la amo.

— Estás comprometido. Eres muy irrespetuoso con tu prometida.

— Eso no te importa. — Dice Byron y se va.

Liam se molesta con el, pero no quiere hacer bilis en un momento importante. Ahora lo único que quiere es ver a su amada. El camina a la habitación de Fabiola. Entra y ahi se encuentran sus suegros. Saluda e intenta darle las flores a su novia, pero no puede por qué ella se está cubriendo todo el rostro.

— ¿Qué pasa? ¿Por qué te ocultas? — pregunta sorprendido.

— No tengo maquillaje puesto.

— ¿Y eso qué?

— No quiero que me veas así. — Liam se ríe.

— No es la primera vez que te veo sin maquillaje.

— La ropa de hospital no se me ve muy bien.

— Te ves hermosa con todo lo que te pones. — Liam le quita la sábana del rostro y le da un beso. — Te ves guapísima.

— Lo sé. — Dice ella riendo.

— ¿ .Y por qué...?

— Sólo quería escuchar un cumplido tuyo. — Liam se ríe de su actitud. Los padres de Fabiola deciden dejarlos solos. Ponen una excusa para marcharse. Liam entonces le entrega las flores a Fabiola. — Son muy bonitas.

— La belleza de estás flores no se comparan con la tuya. — Fabiola le regala un beso.

— No me digas esas cosas. No me las quiero creer.

— Deberías. Mis ojos te ven de esa manera. Te vieron así desde el día que cruzaste la puerta de la escuela. Te veías tan bonita con tu uniforme azul. Con tu mochila del pájaro loco. — Liam se ríe al recordar el momento en que la conoció. — En realidad te veías ridícula con esa mochila.

— Oye, esa era mi mochila favorita. No te rías de mi. Era una niña.

— La niña más hermosa que mis ojos habían visto. Bueno, hasta ahora no he visto mujer más bella que tú.

— Gracias.

— ¿Tú qué pensaste cuando me viste? — Pregunta Liam curioso. Fabiola se resiste a responder. Pero Liam insiste. — Vamos, dimelo.

— No. — Se niega ella.

— Por favor. — Ante la insistencia de su amado ella decide hablar.

— Ok, te diré. — Ella parece volver a ese momento. — Yo pensé que eras muy amable.

— Ajá.

— Y pensé que tenías las mejillas más bonitas que había visto.

— ¿Las mejillas más bonitas? — Pregunta Liam con ojos sorprendidos.

— Si. Eras gordito. Y tenias las mejillas hermosas.

— No era gordito. Sólo estaba bien alimentado. A diferencia de ti que parecías una varita.