Beida:
Me había terminado de dar la ducha. Mis lagrimas caían en mis mejillas… Negué con la cabeza, no entendía el por que de las palabras de Dimitri, menos ahora que nos íbamos en una misión. ¿Realmente estaba dudando sobre nuestro bebé?
Sinceramente no quería tomarme con él. Al menos no en este momento. Hemos pasado por mucho pero esto no era fácil para mí. Me senté frente a mi tocador. Tomé el cepillo empezando a pasarlo por mi cabello. No podía controlar las lagrimas que me caían.
Ciertamente los golpes duelen, las palabras hieren pero las dudas… destruyen. Tocaron la puerta abriéndose lentamente.
Levanté mi mirada encontrando a Valentina que entraba con su mirada triste. Ella trató de hacer una sonrisa, pero quien mejor que ella para saber lo que pudiera estar sintiendo en este momento.
Valentina: ¿Estas bien?
Negué con la cabeza, ella se acercó a mi tomando el cepillo. Me miró atraves del espejo. Mi corazón estaba herido de las palabras de Dimitri.
Beida: Jamás lo hubiera visto venir de Dimitri. No de él.
Valentina: Nena, debes hablar con él.
Me giré tomando su mano. Le negué con la cabeza soltándome a llorar como una niña. Ella se puso de rodillas frente a mi abrazándome con gran fuerza. Lo necesitaba. No quería que cuando llegue Daemon me viera de esta manera.
Valentina: No entiendo. En verdad que no entiendo por que lo dijo.
Me aparté de ella, pasó sus dedos suavemente por mis mejillas.
Beida: Yo menos.
Valentina: Por eso tienen que hablar. Aclarar el por que.
Tomé la mano de Valentina con fuerza.
Beida: Sácame de aquí.
Ella negó con la cabeza.
Beida: Vamos, solo por hoy.
Valentina: si Daemon llega y pregunta.
Beida: Diremos que salimos un rato. Solo quiero tomar algo de aire. Olvidarme de este mal momento.
Ella desvió la mirada. Ella mejor que nadie tenía que entenderme.
Beida: ¿Cuántas veces sentiste ganas de irte? Así me siento.
Soltó un gran respiro. Sonrió pasando su mano por encima de mi cabello. Me miraba con tanta ternura.
Valentina: Vamos, levántate.
Sonreí al saber que algo se le había ocurrido. No era mucho lo que le pedía solo… pensar y despojarme de este dolor que estaba sintiendo.
Valentina: Vamos por las motocicletas.
Brinqué hacia ella abrazándola. Asentí con mi cabeza. Rápidamente entré al armario para cambiarme de ropa y ponernos nuestros trajes.
Valentina: Te veo en la cochera.
Beida: Si.
Valentina soltó un gran respiro caminando hacia la puerta.
Valentina:
No podía negarme a la petición de Beida, sabía que no era la mejor idea pero al menos nos serviría para despabilarnos un poco de todo esto. Hacía tiempo que no salíamos ella y yo solas y a lo mejor eso nos haría falta.
Teníamos que apresurarnos para poder irnos sin ser detectadas y mucho más sin que haya llegado Daemon. Caminé hacia la habitación de Loretto, entré para revisar que todo estuviera bien.
Amelia: ¿Saldrán?
Valentina: Amm, solo iremos de compras Beida y yo.
Amelia: Mi niña. Beida no ha salido de su habitación después que discutió con el señor Dimitri.
Me quedé helada al escuchar a Amelia. Lo cierto es que fue cerca de la cocina donde se hicieron de palabras. Solté un respiro. Me acerqué a Loretto mirándola que dormía como si no tuviera ningún tipo de preocupación. Lee dejé un beso en su mejillita viendo que se removió un poco, le di unas cuantas palmaditas en su espalda hasta que se quedó quieta. Tomé de las manos a Amelia mirándola fijamente.
Valentina: No le digas a Daemon lo que pasó entre Beida y Dimitri. Solo es un mal entendido.
Amelia: No te preocupes mi señora. Cuídense. Sé que lo harán.
Le dejé un beso en su frente saliendo de la habitación. Me apresuré para poder cambiarme. Tomé mis cosas incluyendo mis armas para poder llevarlas, no saldríamos sin protección. Aunque estuviéramos en nuestro territorio también podíamos correr todo tipo de riesgos.
Salí cerrando la puerta. Miré que Beida bajaba las escaleras igual con sus armas. Llegué hasta ella tomándola de la mano, corrimos hacia la cochera donde se encontraban nuestras motocicletas. Ambas metimos nos pusimos nuestras armas, también estaba al pendiente que Dimitri no nos viera por nada del mundo. Él no dudaría en ir tras de nosotras o decirle a Daemon. Total solo sería una pequeña vueltecita. Tampoco es que estuviéramos huyendo ni nada.
Beida: Necesitamos relajarnos.
Beida abrió un cajón sacando varios cartuchos de balas. Le entregué varios de os nuevos que había hecho. Ella los miraba fijamente.
Beida: ¿Nitrato de plata?
Asentí con la cabeza.
Valentina: Las otras de luz ultravioleta. Si nos topamos con alguien que nos sirva de entrenamiento.
Sonrió negando con la cabeza. Ahora teníamos que salir preparadas para cualquier cosa. Eso haríamos si nos encontráramos aun solas.
Nos pusimos nuestros cascos. Oprimí el botón para que se levantara la compuerta de la cochera. Caminamos con las motocicletas saliendo de la cochera, volví a oprimir el botón para que se cerrara. Nos subimos en las motocicletas avanzando con las luces apagadas. Las encendimos… empezando avanzar. Le levanté la mano apagando las luces de las motos… Miramos que Daemon ya había llegado junto con Guido y una persona más que no lograba ver quien era. Ellos avanzaron cuando el rejado estaba completamente abierto.
Esperamos unos segundos cuando las dos encendimos las motocicletas saliendo a toda velocidad. El rejado estaba empezando a cerrarse pero nosotras ya estábamos fuera. Encendimos ahora si las luces empezando a conducir a todo lo que daba.
El sonido de los motores de las motos llenaba satisfactoriamente nuestros sentidos. Cabe mencionar que sin tomar ninguna pastilla ni nada para tener nuestros sentidos bien abiertos. Si tal cosa era que nos hacía sentir tanta adrenalina era por que lo que hará somos. Unas Alfas asesinas que con eso bastaba para sentirnos capaces de hacer las cosas.
Las dos empezamos hacer ciertos juegos con las motocicletas, miraba a Beida sabiendo que dentro de ese casco el dolor y sus lagrimas estaban presentes, no me importaba que nos regañaran después pero al menos un poco de libertad a nadie les iba a molestar.
Los caminos eran solo para nosotras, la velocidad extrema se sentía hacernos libres, liberarnos de todo lo que estábamos por empezar en esta nueva etapa. Si necesitábamos motivación de pleitos y malos entendidos con nuestros hombres al menos esto nos serviría para saber realmente que podíamos nosotras mismas por mucho más que nos dijeran que no.
Esto era libertad: La libertad nunca es dada; se gana. Al menos para nosotras sabíamos que a través de la vida juntas hemos aprendido a obtenerla de esa manera. Teníamos que dejar aun lado nuestros miedos para sentirnos libres, porque los miedos nos mantienen dentro de una jaula y no nos permiten explorar lo nuevo. Somos libres en el momento que deseamos serlo, simplemente por e hecho de soñarlo de anhelarlo. La libertad no es digna de tener si no incluye la libertad de cometer errores, si, también nosotras hemos cometido tantos errores, pero si no los cometemos ¿Cómo podríamos experimentar con todas las posibles situaciones?.
Sonreí a cada una de mis palabras, quizá no era un buen momento que podríamos sentirnos libres pero no iba a dejar a Beida a sentir que ella se tenía la culpa de nada de lo que le dijo Dimitri. Él solo tendría que darse cuenta que sus palabras le estaban haciendo un gran daño a Beida. Es un tonto que en este tiempo él no se haya dado cuenta de lo que ella siente por él. Sería una pena que por algo que no tiene fundamentos decida a no ser feliz con la hermosa y maravillosa mujer que es Beida.
Entramos a la ciudad. Recordé tanto cuando las dos como locas cantamos en un kareoke. Situación que fue de lo más divertida. Nos acercamos a un restaurante. Las dos nos aparcamos. Nos quitamos los cascos.
Valentina: ¿Quieres comer?
Ella negó con la cabeza, me señaló un antro donde se escuchaba buena música.
Beida: La ultima vez que anduvimos por aquí fue cantando. Hoy nos toca bailar.
Asentí con la cabeza. Esta vez no nos quitamos las chamarras ni nada. Entraríamos con nuestras armas por cualquier pequeño incidente que se nos presentara. El hombre de vigilancia nos miró.
Valentina: ¿Puede hacernos el favor de cuidar nuestras motocicletas?
Hombre: Si.. sii. Si señora Coletti.
Miré al hombre levantando una ceja, parecía nervioso. Abrí mi chamarra donde el hombre miró todas las armas que tenía alrededor de mi cintura. El hombre tragó saliva. Saqué un billete entregándoselo.
Valentina: Que nadie se les acerque ni para mirarlas.
Hombre: (tomando el billete temblando) Yo. Yo se la cuido.
Valentina: Las dos motocicletas.
El hombre asintió. Beida le hizo señal con sus dedos que lo estaba vigilando. El pobre hombre asintió con la cabeza sin esperar en decir nada más que asentir a lo que le estaba diciendo Beida.
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Valentina
Beida
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Updated 150 Episodes
Comments
Graciela Garcia
allí van a buscar problemas
2023-08-11
5
Adela Rojas Gimenez
se están buscando problemas
2023-05-21
3
Gaby❤️
no hay nada más lindo que un poco de diversión entre amigas
2023-05-19
3