Capitulo 16

Dimitri:

Empecé a revisar los puntos de los asesinos natos de donde tendríamos que ir ubicándolos, cada uno más lejos que los otros.

Escuché un pitido algo lejos. Levanté mi mirada observando que no era en el despacho, las chicas estarían en la sala con Loretto, así que era imposibles que ellas pudieran emitirlo.

Entré al sistema de las cámaras ubicando a ellas que estaban platicando mientras Valentina daba palmaditas a Loretto para poder dormirla, Amelia, Anna y Lisa estaban en la cocina sonriendo por lo que estaban preparando para la comida. Revisé las cámaras de afuera donde los hombres estaban entrenando como se les había indicado. Pasé al cuarto de Laila, ella esta removiéndose quitándose los medicamentos. Miré que su mano lastimada la movía perfectamente.

Me levanté, tomé mi arma metiéndola en la parte de atrás de mi pantalón. Lisa salió de la cocina para ir con las chicas, tomó a la Bebé donde Valentina se fue con ella mientras Beida venía de seguro hacia el despacho.

La puerta se abrió…

Beida: Hola guapo.

Dimitri: Ven.

Ella se acercó contoneándose, cuando le extendí mi mano con su arma. Ella levantó una ceja mirándome sin entender nada. Le mostré la pantalla del portátil.

Beida: Maldita, lo sabía.

Dimitri: Vamos.

Beida sin pedírselo dos veces salió del despacho demasiado tranquila… La tomé del brazo antes que ella llegara al cuarto, la atraje hacia la pared.

Beida: ¿Qué sucede?

Dimitri: Por nada del mundo quiero que te arriesgues. Llevas a mi hijo dentro de tu vientre. No quiero nada que tengas que exponerte.

Ella me sonrió llevando sus labios carnosos a mis labios. Se apartó abriendo sus hermosos ojos.

Beida: Tenemos que hablar a Valentina… Le gustará.

Ella salió corriendo para ir avisar a Valentina que teníamos que actuar. Sinceramente su intuición de Valentina y Beida hasta este momento no ha fallado para nada…

Me acerqué mirando atraves de las puertas de cristal, ella se puso quieta cuando me miró. Puse mi código entrando. La puerta se cerró…

Dimitri: Si sabes que aunque intentes no saldrás de aquí.

Laila: Tu eres Dimitri el novio de Beida ¿cierto?

Levanté los ojos pasando de sus palabras.

Laila: Creo que debes saber que ella y Guido se entienden más de la cuenta. Si no me crees preguntale a Guido. Le dijo que el bebé puede ser de él.

Miré fijamente a esta mujer. ¿Cómo sabía que Beida estaba embarazada? Era algo que no habíamos dicho para nada cerca de ella.

Dimitri: ¿Tu crees?

Laila: Ellos vinieron juntos en la mañana.

Reposé mi cuerpo en la pared. No sé si ella lo estaba inventando pero sus palabras estaban de más.

Dimitri: Puede ser igual su hijo. Ellos eran pareja y tú te estas metiendo de muy mala manera en la vida de los demás. No creo que quieras decir eso frente a Beida.

Laila: Dimitri, no perteneces aquí. Ni Valentina pertenece. Ella es una Sauri. Es su enemiga y la tratan como si lo fuera todo.

No aparté para nada su mirada de ella. Ella se empezó a bajar de la cama, caminando hacia mi.

Dimitri: Veo que tu brazo lo puedes mover a la perfección.

Laila: No.

Dimitri: NO MIENTRAS… TE VI. Si piensas que no te tenemos vigilado. Te equivocas.

Ella me sonrió de manera perversa. Llevó sus ambas manos a mi cuello, donde la tomé con fuerzas haciendo que su cuerpo girara llevando directo al piso. Le puse una rodilla en su pecho para impedir que reaccionara… Ella intentaba golpearme con sus manos.

Dimitri: Esperaste a Daemon se fuera para que no se diera cuenta… Pero que creer. Te dejaron con los peores…

Observé cada detalle de sus ojos amplificando mi mente para saber que ella no era una simple ser humano y mucho menos la gemela de Falon…

Escuché que la puerta se abrió cuando Valentina y Beida entraron con las armas en sus manos apuntándole.

Valentina: Te advertí que cualquier cosa que hagas sería quien te mataría.

Valentina soltó un buen golpe con la cacha del arma dejando inconsciente a Laila…

Valentina: Sabía que algo tenía esta loca. ¿Qué sucedió?

Dimitri: Estaba emitiendo un sonido extraño, pero no supe que era hasta que la miré por la cámara.

Valentina sonrió, la tomó del cabello empezando a jalarla con gran fuerza. Beida abrió la puerta donde la empezó a sacar arrastrando por todo el pasillo su cuerpo. Negué con la cabeza sonriendo. Estaba claro que Valentina tenía que esperar solo una acción para querer tener motivos sin tener dudas.

Abrí uno de los cuartos donde nos encargamos a interrogar en paz a los enemigos. Parecía que Valentina y Beida disfrutarían este momento. No le darían para nada tregua. La dejó de mala manera en el piso. Beida pisó la palanca de la cama donde la iban a subir. Me acerqué tomando el cuerpo de Laila como si en verdad no me tentara tampoco en subirla. Además sus palabras habían sido de total satisfacción en que querer hacer que dudara de Beida.

La recosté. Alcé uno de los parpados. Tomé una lampara para observar sus pupilas, había notado algo extraño mientas la sometía.

Valentina: ¿Qué le revisas?

Dimitri: Ella no es un humano.

Valentina: ¿Una copia?

Dimitri: No. Si fuera una doble tendría el cuerpo del ser humano. Va más allá.

Valentina: Una androide…

Beida: ¿Por qué no?

Dimitri: Sinceramente Corina no tiene las capacidades para hacer eso.

Ella se miraron entre si. Valentina salió del cuarto. No s encontrábamos solo Beida y yo. Ella estaba totalmente mirando todo lo que estaba haciendo.

Levantó su mirada fijándola en mi.

Beida: ¿Te sucede algo?

Dimitri: No. ¿Tendría que suceder algo?

Ella negó con la cabeza mientras seguía atándola. Tomé una de las navajas que estaban en la mesa. La pasé por su brazo, su sangre empezaba a caer, abrí un poco la herida viendo que era totalmente humana.

Beida: ¿Qué sucede Dimitri? ¿quieres decirme?

Levanté mi mirada hacia ella, tenía sus manos en la cintura sin comprender su postura.

Dimitri: No sucede nada. Solo que… tengo que revisarla y cerciorarme que en verdad no tenga un transmisor.

Ella soltó un fuerte respiro, caminó hacia el sillón para sentarse. No apartaba su mirada de mi. Quizá las palabras de esta mujer si habían ocasionado ciertas dudas, no quería caer en su juego. No en este momento. Levanté mi mirada cuando Beida jugaba con la sortija de compromiso, la miraba de una manera que me estaba dando a entender que ella también tenía algo que decirme.

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