Episodio 13: Enfermedad

^^^Mimi De angelis.^^^

Sus ojos grises recorren mi rostro, frunce su ceño cuando ve las lágrimas que comienzan a caer por mi rostro.

—Estás llorando.—Dice mientras se acerca lo suficiente para llevar su mano hacia mi mejilla.—He pasado años sin verte llorar y ahora lo estás haciendo.

—No es intencional. Yo solo...

—¿Tú solo qué?

Trago saliva antes de mantener el contacto visual aunque mi corazón exige tiempo para recuperarse de los golpes. No soy amable con él porque el estúpido decidió enamorarse de mi hermano, así sufro con mi corazón y veo los ojos grises que comparto con Isa y el resto de la familia De angelis.

—No quiero que me odies.—Le digo.

No creo que pueda perdonarme luego de haberle besado sin considerar sus sentimientos e incluso después me presioné contra él desvergonzadamente.

—No voy a odiarte, Mimi.—Asegura, ahora con sus dos manos en mis mejillas.—Vamos a olvidar lo que ocurrió. No necesitamos darle vueltas a este asunto. Estás ebria y yo también, ambos necesitamos descansar.

—No te besé porque estuviera ebria.—Frunzo mi ceño porque soy una estúpida que no quiere seguir escondiendo su amor.

Soy una estúpida borracha que tendrá que cometer suicidio cuando esté cuerda mañana por la mañana y recuerde lo que hice esta noche.

—Dejemos esto hasta aquí.—Sus manos dejan ir mi rostro y retrocede un paso.—Hablaremos mañana si todavía insistes en el tema, pero ahora quiero que regreses a tu cama y te duermas.

Doy un paso hacia él y él retrocede otro, entonces doy otro paso más y él vuelve a retroceder.

—Isa.

—Basta. Deja de hablar.

—Yo te amo.—Le digo las palabras que nunca le dije en ese sentido. En el sentido que ahora reconoce más allá que un amor fraternal.

Mi amor es sucio y enfermizo, pero no puedo arreglarlo, no puedo dejar de sentir lo que siento.

He intentado olvidar, pero no funciona y creo que este sentimiento no ha dejado de crecer con el pasar de los años.

Estoy tan loca de amor por mi hermano que no pienso cuando llevo mis manos hacia su rostro y ahora soy yo quien toca sus mejillas. Su creciente barba pincha las palmas de mis manos y es mi nueva sensación favorita.

—Te amo, Isa.—Susurro cuando me inclino hacia adelante y le beso.

Toco sus suaves y a la vez firmes labios con los míos. Estoy de puntillas porque Isaac es alto, tan alto que apenas puedo alcanzar su boca.

Si tan solo me correspondiera y pudiera terminar de romper con la distancia.

—Regresa a la cama, Mimi.—Es una orden. Quita mis manos de su rostro y me deja en la habitación.

La puerta se cierra y ahora estoy sola en la oscuridad porque mi hermano hizo lo correcto y me dejó con mi enfermedad ¿Qué otra cosa más que una enfermedad podría ser? No es normal amar a tu hermano.

Estoy enferma de amor y ahora no hay vuelta atrás porque Isa lo sabe. Sabe que estoy enferma y ha decidido dejarme porque no piensa contagiarse.

Mi corazón no ha detenido sus latidos frenéticos y mis manos pican por sostener un pincel, quiero grabar el caos de mi interior en un lienzo.

Finalmente, después de graduarme de la academia hace unos días antes de mi cumpleaños y luego de pintar un cuadro la rabia que tuve cuando Isa no vino de visita la última vez.

Después de largos días sin alcanzar la inspiración, mi numen rompió mi corazón para llevarme de regreso a mi zona de confort. Mi arte, mis pinturas y dibujos.

Quiero dibujar el corazón roto que ha llorado por mi hermano mayor por la última década.

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