Episodio 11: Desliz

^^^Mimi De angelis.^^^

Como prometió mi hermano mayor, este me llevó a mi habitación cuando terminó la canción. Dejamos al resto seguir disfrutando mientras Isa tuvo la necesidad de cargarme al estilo princesa porque no podía subir las escaleras sin sentirme mareada.

Luego de abrir y cerrar la puerta de mi habitación cuando entramos en esta, Isa me dejó en mi cama, pero mi yo ebria no quería separarse de él todavía y mantuve mis brazos rodeando su cuello.

—No me dejes sola.—Le pedí, mis ojos bajaron para ver sus labios.

...Dios, quiero besarle....

—Debes dormir.—Respondió él. Logrando salir de mi agarre con facilidad.

Comenzó a caminar hacia la puerta, pero fui más rápida y sostuve su mano con fuerza.

—Mimi.—Se giró hacia mi dirección y tal vez no lo vio venir o simplemente no era algo que hubiera esperado en esta vida, pero conseguí jalar con fuerza de su mano y lo hice caer a la cama.

Tan rápido como cayó sobre las mantas amarillas yo me subí a horcajadas sobre él. El vestido se subió unos cuantos centímetros dejando mis muslos desnudos.

—Realmente, te extrañé mucho.—Susurro cuando me inclino hacia adelante y mis manos tocan su pecho.—Me dolió que no estuvieras ahí en mi cumpleaños. Te estaba esperando, pero nunca llegaste y luego llamaste para decirme que no podrías visitarme.

Isa se queda viendo mis ojos por unos largos segundos en silencio, ni siquiera se tomó la molestia de sacarme de encima cuando claramente estaba en una posición poco común.

—Lo siento.—Dice mi hermano.

Niego con la cabeza.—No quiero tus disculpas. Me hiciste daño y no voy a perdonarte por elegirla a ella.—A su novia, no lo digo, pero sabe lo que intento decir.

—Mimi...

Lo interrumpo cuando mis labios tocan los suyos. Mi hermano se congela debajo de mí, pero no me importa porque el alcohol no me deja pensar con claridad. Así que lo beso y pruebo los labios que he deseado tocar, que he tocado únicamente en mis fantasías y en mis sueños más íntimos.

Lo siento reaccionar e intenta decir algo, pero aprovecho la oportunidad para profundizar el beso y deslizar mi lengua en su boca. Gimo en sus labios cuando siento su sabor, vino, por supuesto. Hemos estado bebiendo y me hace preguntarme como sabrá en días normales.

¿Será a chocolate negro o el café que acostumbra a beber por las mañanas? Muero por saberlo, pero no me permito soñar porque después de hoy sé que no lo volveré a tocar.

Estoy tan perdida en su sabor que no me doy cuenta cuando comencé a moverme de arriba hacia abajo en búsqueda de fricción para calmar el pulso de mi intimidad. Mi estómago se retuerce porque siento las estúpidas mariposas en llamas revolotear dentro de este y entonces todo mi mundo se detiene porque lo siento. Siento su dureza sobre sus pantalones negros de traje.

Lo siento crecer a medida que la fricción ha aumentado y ahora estoy gimiendo en mi intento de beso. Estoy triste y destrozada cuando su mano se aferra a mi cadera y detiene mis movimientos.

Cierro los ojos porque sé que ahora dirá algo que romperá a mi estúpido y sucio corazón, pero no dice nada y sigue sin apartarme.

Escucho su respiración un poco más agitada de lo normal mientras sostiene con fuerza mi cintura. Duele, pero es un buen dolor, un dolor que me mantiene despierta y me hace saber que esta es la realidad.

Una realidad en la cual he conseguido poner duro a mi hermano y he logrado probar sus labios.

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