Lucas

Un campamento se alzaba, ya que la tarde caía,

Lucas preparaba las tiendas y las fogatas,

Le toco estar de guardia esa noche.

Cuando ve a Amelia, todavía no logra entender cómo cambió tan de repente, un día fue llamado y recibió órdenes de viajar a Orión a fundar los negocios de ella.

No pregunto por qué la seguiría hasta el mismo infierno si es necesario

Su señora un día le contará lo que su corazón guarda, no es la misma Amelia que conoció y a la que la Emperatriz puso a su cuidado.

Recuerdos

-Mírate eres el menor de mis hijos y eres el más débil.

-Lo siento padre, quiero su permiso para ir a la academia de Orión, le prometo que seré un buen estudiante.

-No, entrarás a la academia de caballeros, tu madre ha participado en las fiestas de la Emperatriz y le ha hablado bien de ti, si entras al palacio puedes llegar a hacer la mano derecha del príncipe o de la princesa.

-Si voy a la academia también puedo.

-Si te vas a la academia pasarán años para que regreses, para ese entonces los príncipes ya tendrán su personal asignado. No está a discusión alístate para ir.

-Vaya por fin padre te va a mandar fuera de la casa - le dijo uno de su hermano con arrogancia-

ahí te volverás un hombre de verdad.

-Lucas

-Si madre, alístate iremos al castillo, tengo una reunión con la reina.

-Si madre.

Ese día la reina escucho sin querer la conversación de Lucas con su madre

-Madre no podrás convencer a mi padre que me deje ir a la academia.

-No, tu padre ya dio la orden, estarás formado para caballero.

-Pero madre, por favor.

-Lucas yo sé que es difícil, pero tu padre tiene razón, tu manera de ser tiene que cambiar, la academia de caballeros es lo mejor para ti.

Al final de la fiesta su madre lo presentó con la emperatriz.

-Tu hijo es muy guapo, le irá bien en la academia de caballeros, pondrá en alto a su padre.

-Claro majestad, no nos va a defraudar.

-Mira aquí está mi doncella quiero tu opinión sobre unas flores en el invernadero, Amelia está ahí, ve con ella en lo que yo termino de despedir a las otras, ahí puedes esperarme. Lucas te puede esperar en la sala.

Sin más la madre de lucas salió rumbo al invernadero, al despedir a las damas restantes, la emperatriz mandó llamar a lucas, quien entró asustado a su despacho.

-Majestad puedo pasar

-Sí, adelante, te llame porque he notado que no te llevas bien con tu madre, quieres que te saque de ahí, no iras a la academia estarás en el palacio y aquí recibirás tu entrenamiento.

solo pido una cosa de Lealtad absoluta

-Si majestad le seré leal, por toda mi vida

-No para mí, serás guardia de la princesa, ella necesitará de alguien que la cuide y la defienda, en este nido de víboras y tú serás el adecuado.

-Puedes retirarte y hablaré con tu madre.

Así Lucas se mudó al palacio y recibiría su entrenamiento junto a los caballeros del palacio, la mejor guardia de la ciudad.

Amelia fue notificada que tendría un caballero, ella estaba emocionada y ese día estaba lista para conocerlo.

-Estaba nervioso la primera vez, que la vi, pensé que sería arrogante o presumida, pero nunca olvidaré su rostro ese día

-Puedo pasar?

-Si adelante, la señorita lo espera.

-Vaya eres muy guapo, pareces un ángel

o lo siento no quise incomodar.

-La emperatriz me mando a conocerla, me dijo que me entrenarán para servirle.

Así todos esos días en el palacio, me esforzaba por cumplir mi entrenamiento, mis manos sangrado el primer día, pero después de varias semanas me acostumbré, la emperatriz cumplió en que mi familia no se me acercará, incluso mi padre fue cambiado de región, fue necesario subirle el rango pero así se aseguraba de no tenerlo dentro del castillo con el pretexto de verme.

La emperatriz me había encomendado algo muy valioso y no pensaba decepcionarla,

Por eso al ver crecer a mi señora y al príncipe, yo también los idealiza como los próximos Emperadores, hasta que algo cambió, él ya no era atento con ella, si bien tenía que ir a la guerra, tenía que volver cierto tiempo pero casi no lo hacía, hasta que un día llegó con ella, quería poner mi espada dentro de su pecho porque mi señora se esforzó tanto, se enfermaba y nunca se quejaba, esas clases interminables, esos trabajos que eran bastantes para una niña.

Y él solo llego y la hizo a un lado. Ella que un día me defendió de los caballeros que me molestaban por mi rostro.

-Si le hacen algo los quemaré a todos y sobre todo los reportaré personalmente con el Emperador, los caballeros deben pelear por defender al pueblo, al reino, no para pelear entre ustedes. Entendido

-Si, señorita

-Él es el que es raro, con esa cara y ese cuerpo tan pequeño, parece más mujer que hombre -contesto un soldado, él era el que siempre lo molestaba, con la apariencia femenina que tenía-

No termino de hablar, ya que empezó a gritar Amelia le había lanzado a los pies una bola de fuego, que causó que este soldado estuviera semanas en la enfermería y después no se supo más de él.

-En tu vida tendrás a tu lado a alguien tan hermoso como él, vamos Lucas tengo clase de piano con la tía Clarisa 😣

Desde ese día hasta el tuvo que soportar las clases de etiqueta con la tía clarisa 😭

De su familia supo ocasionalmente, solo volvió al territorio de su padre porque su madre murió.

y solo fue al funeral, su padre siempre intentaba convencerlo de que debía apoyar a su familia, pero nunca lo hizo, cuando se enteró que amelia rompió su compromiso, lo quería obligar a estar ahora con el príncipe, incluso lo amenazo con repudiarlo, pero no le hizo caso

-Eres un tonto, ve con el príncipe y ruega por quedarte con la nueva emperatriz.

-Lo siento padre yo iré con mi señora, a donde ella decida

- Si haces eso, olvídate de que eres mi hijo

camino a la salida solo le respondió

-No soy tu hijo desde los 15 años, el General de los caballeros fue más padre que tú.

Así él al igual que Amelia dejó su pasado, y su apellido ambos habían quedado sin familia.

Fin del recuerdo

-Lucas Lucas

-En que piensas llevo rato hablándote

-Nada mi señora, que hace aquí no debería estar durmiendo.

-Si pero al igual que tú, mis fantasmas me molestan.

Pensabas en tu padre, pones siempre la misma cara cuando piensas en él, le dijiste que irías conmigo.