Colin.
Al terminar de beber el chocolate la escucho suspirar y noto como sus párpados le pesan.
-Debes descansar- le digo acariciando su mejilla.
-Tal vez, pero me gustaría conversar más contigo- me contesta bajando la mirada.
-No te preocupes. Vendré a verte más seguido, si no te molesta. Tendremos mucho tiempo para platicar- digo mientras le sonrío.
-Esta bien- camina a tientas pero en lugar de irse a su habitación directamente, va con su perro y lo carga.
-No puedo conciliar el sueño si él no está a mi lado- me explica.
El can sigue dormido.
Parece que estoy controlando un poco los efectos de mis poderes cerca de ella.
Con algo de dificultad voltea en dirección a mí:
-La lluvia aún no termina, si quieres puedes quedarte a dormir en el sofá-cama. Te traere una almohada y unos cobertores- me propone.
-Esta bien, puedo ayudarte si quieres-.
Me señala que sofá es y lo empiezo a armar, en lo que ella lentamente sube la escalera para dejar a su mascota y regresa minutos después con lo mencionado.
-Creo, que ya me iré a dormir. Han sido días algo pesados y el cansancio me está ganando- me dice mientras talla un poco sus ojos.
Tomo su mano y la beso diciendo:
-Esta bien. No te preocupes. Ve a descansar, yo te cuidaré desde aquí-.
Neftis sonríe y me da un pequeño beso en la mejilla. Se da la media vuelta.
-Buenas noches- me dice y se va a su habitación, con sus brazos cruzados, como cubriéndose del frío.
Siento algo en el pecho que me duele. Es como si mi corazón fuera a explotar.
Después de tanto tiempo de no sentirlo latir me asusta.
Me quedaré un rato más en lo que se duerme para poder irme sin que se de cuenta.
Neftis.
Despierto minutos antes de que mi alarma suene.
Bostezo un poco y veo a Loki que está asomándose por la ventana mientras mueve la cola.
Recuerdo al instante al chico de anoche y me levanto de la cama prácticamente de un salto, pero al bajar la escalera me doy cuenta que no hay nadie.
El sofá cama está en orden, los cobertores doblados y la almohada encima. Al acercarme para llevarlos a su lugar, veo una pequeña nota en letra cursiva que dice:
-*Surgió un imprevisto y no pude quedarme a desayunar contigo cómo me hubiera gustado. Preparé un poco de avena para tí. Tal vez siga tibia cuando leas esto.
Te veré más tarde.
P.D: No regreses sola por favor. Si ese chico no tiene malas intenciones contigo, permite que te acompañe en dónde no puedo estar yo*-.
Sonrío a la vez que suspiro, pero sacudo mi cabeza.
¿Qué me está pasando? ¡Un desconocido entró en mi casa y lo deje dormir aquí! Y no solo eso, ¡también lo besé!.
Eso fue muy insensato de mi parte, pero siento que puedo confiar en él y no entiendo porque.
Llevo los cobertores al clóset y vuelvo a buscar la avena en la cocina. Le doy su comida a mi perro, me sirvo una taza de avena con un poco de canela espolvoreada y apoyo mi cara en mi mano izquierda mientras la saboreo. Vaya, al menos la avena le queda.
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