(Continuación).

Neftis.

Bajo del autobús y esta vez no espero a Colin.

No sé, necesito espacio y tengo cosas rondando en mi cabeza.

Me gusta cuando él me defiende, pero temo que termine portándose como un patán creyendo que tiene demasiados derechos sobre mí.

Si estoy usando a un altanero para cubrirme de otro voy a salir peor de lastimada.

Cruzo la calle de la plaza y continuo sin mirar atrás hasta llegar a mi casa.

Al pasar la reja y cerrarla con llave busco si Colin venía tras de mí, pero no veo nada porque el alumbrado público se apaga.

¡Excelente! Seguro no hay luz en la casa tampoco.

Entro y soy recibida por mi perro emocionado. Me aseguro de cerrar la puerta y busco a tientas el interruptor pero mi sospecha se vuelve real: no hay luz.

Con la linterna de mi celular le sirvo comida a Loki y me preparo un tazón de avena con chocolate.

Al terminar, me quito mi suéter y voy a darme un baño con agua caliente (más bien hirviendo). No tardó mucho porque me da frío.

Me pongo mi pijama, voy a la habitación y me siento ante el peinador a desenredar mi cabello. Siento que el ambiente está demasiado silencioso y le silvo a Loki esperando a que suba. De perdida que ladre, pero no escucho nada.

Me pongo las pantuflas, pongo una manta sobre mis hombros y bajo llamándolo:

-Loki, bebé hermoso, ven aquí mi amor-.

Sigo sin obtener respuesta.

Tropiezo con su plato, pero no encuentro a Loki.

Silvo de nuevo, pero de pronto escucho una voz de hombre decir:

-Shhh lo vas a despertar-.

Me sobresalto al ver un chico con la cara semi cubierta acariciando a Loki, que está tendido en el sofá roncando como si no hubiese un mañana.

Tomo un cuchillo que está a mi alcance sobre la barra de la cocina diciendo:

-¡Alejate de él!-.

El chico se pone de pie con las manos a la vista y responde:

-Esta bien, esta bien. No voy a hacerle daño, y tampoco quiero hacerte daño a ti-.

Camina hacia a mi mientras habla y reconozco su voz.

-¿Tú? ¿Qué...? ¿Cómo entraste?-

-Si te muestro cómo lo hice seguro te asustas más- dice acercándose más hasta que el filo del cuchillo roza su pecho.

-Anda, hazlo. No es una forma de agradecerle a tu salvador, pero si eso te hace sentir mejor, hazlo-.

Me pongo nerviosa pero no dejo de amenazarlo.

-¿Qué es lo que quieres?-

-Solo, quería verte. Tal vez platicar un poco contigo. No has estado sola estos meses así que no me necesitabas, por eso no me acercaba a ti-.

Me confunde lo que dice distrayendome y, sin darme tiempo de nada, está justo frente a mí sosteniendo mi mano hacia a un lado haciendo que suelte el cuchillo sobre la mesa.

-No te preocupes, no lo necesitas. Jamás te haría daño- me susurra al oído mientras con su otra mano rodea mi cintura.

Su voz es tan varonil que siento como un escalofrío recorre mi cuerpo.

Siento su aliento cerca de mi cuello.

-Lo siento, sé que estoy invadiendo tu espacio pero deseaba cruzar palabra contigo. El ver qué vives sola me hizo pensar que necesitarías un guarda-.

-¿Q-Quién eres? ¿Porqué entraste en mi casa? No tengo nada de valor...-

-Te equivocas. Una chica como tú vale mucho y no merece estar desprotegida-.

Cuando dice eso siento algo en mi pecho. Esa sensación de ternura y miedo a la vez que he sentido cuando Colin me defiende de pronto me invade con él también, pero no tiene sentido si no es el mismo chico.

Mi corazón se acelera.

Mi celular se apaga por falta de pila y de pronto siento que mi temor aumenta.

De sostener mi muñeca su mano pasa a acariciar mi mejilla.

-De verdad, no voy a lastimarte. Confía en mí- susurra de nuevo. Siento que se quita la máscara, porque su aliento es más directo en mi oído.

Apoya su frente en la mía con cuidado y repite:

-No me tengas miedo. Jamás te haría daño, mucho menos a tí-.

Siento que mis piernas se debilitan y de repente

no puedo sostenerme, pero él me levanta en sus brazos sin ningún esfuerzo.

-Por favor, debes irte- le pido aún temiendo por mi vida -no llamaré a nadie, pero por favor debes irte-.

Respiro con dificultad.

Me lleva a la sala, cerca de Loki, sin topar con nada. ¿Acaso ha estado dentro tanto tiempo que ya se sabe de memoria mi casa?.

De solo pensarlo empieza a darme un ataque de pánico y siento que mi presión arterial baja de golpe.

-Por favor, cálmate. Estarás bien conmigo- me pide apretándome un poco más a su pecho mientras se sienta a mi lado.

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