(Continuación).

Colin.

Después de que Neftis entrara en su casa quise tomar el camino a la mía, pero a poca distancia de llegar sentí el deseo de volver.

(30 minutos después)

De pie frente a su casa no supe que hacer. No sabía si tocar el timbre o arrepentirme y esperar a verla mañana. Cuando ya iba a dar media vuelta escuché algo, un palpitar. Eran sus latidos que estaban muy relajados. Ya estaba dormida.

Puedo captar su fragancia natural desde la acera de su casa. Un tipo cualquiera jamás se dará cuenta de lo que estoy hablando.

Veo en dirección a su ventana. Tengo que entrar. Quiero verla una vez más.

Si ella viera lo que voy a hacer seguro entra en pánico.

(Colin sume en la obscuridad toda la calle con solo levantar su mano. Salta el barandal con una agilidad tan elegante cayendo al pie de la ventana en la segunda planta y, transformando su cuerpo en una densa niebla, atraviesa el enrrejado y la tela antimosquitos de ésta).

Fijo mi vista en la cama acolchada en la que se encuentra. Su perfume está por toda la habitación, lo cual me envuelve agudizando mi olfato pero desconectando mi razón y prudencia. Es tan bella cuando sonríe, pero aún más bella cuando está tranquila, sin nada que la perturbe o la preocupe.

No sé porqué estoy irrumpiendo en su hogar de esta manera, cómo un ladrón con temor de ser visto...

Me siento a su lado sobre la cama y acomodo un mechón de su cabello detrás de su oreja. Al parecer llegó directo a acostarse porque está encima de los cobertores y no tiene puesta una pijama, solo los mismos jeans y el suéter que llevaba cuando la acompañé.

Su pecho sube y baja con una tranquilidad que añoro tener. Nunca había extrañado mi vida como un ser humano hasta ahora.

¿Qué me has hecho Neftis?

Recorro su habitación con la vista. Tiene diferentes pósters de bandas, animaciones y estrenos de películas de fantasía. Hay un peinador frente a su cama, mesitas de noche a ambos lados con delicadas lámparas sobre ellas, un ropero y una pequeña biblioteca en el mueble de al lado. Me acerco a los libros recorriendo el lomo de estos con la yema de mis dedos. Todos los libros están en buen estado, con pasta de cuero o forrados con hule transparente.

Tomo un libro de mitología, pero al retirarlo hago que otro libro caiga en el hueco y haga ruido. Volteo a ver si Neftis despertó por esto, pero lo único que se escucha es un gruñido.

Hay un gran perro Husky que me observa de pie mostrando los dientes y gruñendo al otro lado de la cama, con intención de atacar.

No contemplé esta posibilidad, aunque tiene sentido si vive sola.

Me concentré tanto en escuchar su corazón palpitar y el embriagador aroma a rosas que no me dí cuenta de su presencia.

No esta bien, no suelo ser despistado.

Me acerco al perro que me gruñe más fuerte hasta que poso mi mano en su cabeza, pero no es suficiente para calmarlo y ladra...

Neftis.

Me sobresalto al escuchar a Loki ladrar muy fuerte. Enciendo la lámpara de al lado y lo veo ladrando a la ventana.

Me asomo discretamente para ver si hay alguien afuera, pero no hay nadie.

-Tranquilo mi amor, ¿qué pasó? No hay nadie, ¿o quieres ir al baño?- le digo mientras lo acaricio.

Tranquilamente deja de ladrar, se va a su camita y se hecha.

Hay veces que no entiendo porque hace las cosas, pero confío en mi hermoso consentido.

Ya me dió hambre. Solo llegué, le dí de comer a Loki y me acosté, ni siquiera me puse algo cómodo.

Bajo a la cocina, seguida de mi guardián, y recaliento unas rebanadas de pizza que tengo en el refrigerador.

Le doy otra ración de croquetas a mi bebé y enciendo la televisión mientras ceno.

Siento que ese momento que dormí fue algo reparador, así que me pongo a hacer una tarea mientras.

Se escucha afuera el viento muy fuerte y recuerdo que Colin me acompañó diciendo que vivía cerca.

Le envío un mensaje de texto:

-¿Ya llegaste a tu casa?-

No recibo respuesta así que continuo con lo que estoy haciendo.

(15 minutos después)

-Si, ya estoy en mi casa. Parece que habrá una tormenta muy fuerte hoy, ¿estarás bien?- me responde.

-Si, no te preocupes. No estoy sola- le contesto.

No hay respuesta.

Releo el último mensaje que envié y me doy cuenta que tal vez lo mal interpretará. ¿Porqué me preocupa? Es mejor, para que no quiera acercarse más de lo debido, pero aún así no quiero que piense mal de mí. Me gana la ansiedad y escribo:

-Tengo a mi perro conmigo, nunca me deja sola-.

Nuevamente no hay respuesta.

(15 minutos después)

-Disculpa, estaba tomando un baño, por eso tardé. Que bien que tengas tan buena compañía. Un perro puede ser desde un protector hasta el mejor amigo que te hace olvidar los malos ratos con su cariño- me responde.

Vaya, también es amante de los perros. Eso es genial.

-Tienes razón. Bien, creo que te dejaré para que descanses. También yo ya voy a dormir, tengo trabajo mañana temprano. Hasta mañana- le contesto.

-Esta bien. Descansa también tú y no vayas a asustarte con la tormenta- leo en su respuesta mientras se me dibuja una sonrisa.

Tal vez fuí muy cortante, pero en serio debo dormir aunque está vez seguro batallo para conciliar el sueño.

Guardo mis útiles en la mochila pero al apagar la televisión se escucha estrellarse algo de vidrio contra el suelo en el piso de arriba. Siento qué un escalofrío recorre mi cuerpo por completo.

Mi perro gruñe mirando la escalera. No puede haber algún intruso porque no hay un acceso a la casa más que la puerta (la cual siempre cierro con llave después de entrar) y la ventanas tienen reja muy angosta.

Subo lentamente con Loki a mi lado y al ver dentro de mi habitación noto que la ventana está abierta, haciendo que el aire frío mueva tan violetamente la cortina que alcanzó un florero.

Ok, reduciendo niveles de pánico a su estado normal. Cierro la ventana, levanto el desorden que se hizo y después preparo el agua para darme un baño caliente. Con esto será suficiente para relajarme y volver a dormir.

(10 minutos después).

Luego de tomarme mi tiempo secando mi cabello y salir del cuarto de baño, se escucha un trueno muy fuerte, seguido por relámpagos y se suelta la tormenta. Loki se sube a mi cama y se acurruca a mi lado. No está asustado pero sabe que trato de hacerme la fuerte ante los furiosos estruendos del cielo. Adoro que un ser tan noble sea mi romie.

Me refugio en mi cama bajo mis cobijas y mirando el juego de luces que iluminan mi espacio me quedo dormida tranquilamente.

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