Una vez dentro de los pasillos que nos comunican con la morgue, el señor nos dice dónde están las salidas de emergencia. Aquí son pocos los que duran. Vemos varias habitaciones que es donde duermen los médicos forenses cuando hacen sus guardias. Pasamos 3 puertas y ya cuando íbamos a entrar a lo que pertenece a la morgue, estas puertas empiezan a cerrarse con un golpe tan duro que el pobre Carlos pega un brinco y sale corriendo hacia donde empieza la morgue donde están las camillas con cadáveres. También hay una habitación donde hay pilas de cadáveres tirados. Todos entramos y le digo: "Usted está acostumbrado a todo esto, ¿cierto?" El señor nos ve con una mirada de dolor y se queda como pensativo. Me dice: "No importa quién pase por el pasillo, siempre cierran las puertas así para que los que vengan se asusten y solo salgan corriendo. Pero ya muchos se están acostumbrando a eso, por lo que ya no les afecta." Yo solo volteo y veo a los responsables. Las cosas no pasan a mayor porque son niños, pero hay uno que llama mi atención. No es feliz, no es juguetón ni nada. El señor toca mi hombro y me dice: "Aquí sé que verás mucho, pero ayúdenme. A mí no me molestan, no a mí no, pero quiero que descansen en paz o saber por qué hay ciertos hombres y mujeres que les han hecho daño." Le hago saber que llegaremos al fondo de lo que pasa. Le digo que prepararemos el espacio y que yo lo llamaría para que nos lleve a su oficina y allí colocar mi laptop. Necesito ver algo. Tendré las respuestas, pero algo me dice que no me gustarán. Aquí estamos colocando equipos. Siento las sombras pasar por detrás y por al lado de nosotros, pero no me dan ni chance de mirarlos. Sé que algo grande y malo pasa aquí. La gente cree que porque están muertos ellos no reclamarán respeto. También hay espíritus que no aceptan que murieron y aquí siguen. Siguen como si no fuesen muertos. Siguen con su trabajo. Son memorias residuales que los fantasmas, espíritus o almas se niegan a perder. Para ellos, andar vagando o caminando no es un castigo. Para ellos, es maravilloso porque saben que, pasen los años, décadas o siglos, siguen cumpliendo con su deber. Por eso, no renuncian al andar vagando por la tierra.
Listos chicos, ya estamos preparados. Oye Carlos, solo te pido que no te vayas a orinar -me mira con cara de indignación-. Si te burlas de mi debilidad ante la morgue, la verdad es que soy joven para sentir cómo se siente morir -Jenny y Ángel se echan a reír y solo logran decir al unísono- "Sí, como no". Ambos se miran y se echan a reír. Creo que estos dos andan en plan de romance, más lindos jajajaja. "Bueno, basta. Es hora de ponerle seriedad al asunto. Ya saben qué hacer y, en vista de que ustedes dos" -Angel y Jenny se señalan y yo muy cómplice digo- "Si ustedes dos no se hacen, irán juntos. Yo me quedo con Carlos, así evito que haga algo que lo meta en problemas".
Decidimos salir del espacio donde pasaremos parte de la noche y la madrugada. Cuando vamos rumbo al pasillo para ir a la oficina del oficial, ¡pum! se cierra de un solo golpe. En eso, escuchamos cómo algo cae al piso y poco después sentimos pasos. Carlos no aguanta la presión y se desmaya, pero antes se orina del susto. A veces me pregunto por qué viene, siempre le pasa algo o lleva la peor parte. Pobre. En eso, se abre una puerta que da a una de las cavas o neveras, y la pobre Jenny se le cuelga del cuello a Angel y ellos corren detrás mío. Es la primera vez que ella ve este tipo de manifestaciones. Le digo que se queden allí y camino hacia donde se abrió aquella puerta. Cuando me asomo, no hay nada. Me parece raro. Quizás quieran jugar con nosotros. A lo mejor lo que pasa en la morgue es que han llegado muchos cadáveres que murieron de forma drástica y no aceptan el haber muerto, y más cuando no pudieron despedirse de sus seres queridos. Volteo hacia los chicos y les digo que se calmen, que nada malo pasa.
Algo me dice que aquí pasa algo, pero no entiendo qué hacen los ruidos, pero no los veo o siento algo de ellos. Debo revisar qué está pasando. Les digo a los chicos que nos sentemos un rato y hagamos pequeñas preguntas a ver si en la grabadora pueden escucharse, porque yo no los veo, aunque algunos pueden ocultarse, y sé que solo asustan a algunos pocos, pero quiero saber qué pasa. Carlos al fin reacciona y podemos seguir. Luego de varias preguntas y hablar entre nosotros, reviso la hora y ya vamos a llegar a las 12 de la noche. A esta hora, empiezan a incrementar las actividades. Siento un escalofrío. En esto, siento la presencia de Cipriano. Él se va a una puerta y me señala que entremos. Respiro y les digo a los chicos que me esperen aquí, y voy a una puerta que está al final de este gran espacio. Abro la puerta con cuidado. Decirles que mi piel no se pone de gallina o que no siento miedo es mentirles, porque a veces las almas son tenebrosas y dan miedo. Mantienen una esencia peligrosa y, a veces, me da miedo.
Veo dentro de la habitación y se ve más oscura de lo normal. El aire se siente denso, lo que hace difícil respirar, y tengo un poco de miedo de que algo pueda asustarme. Miro cuidadosamente cada rincón y allí veo algo: una mujer. Creo que es esa mujer de la que ese señor nos contó. Está llorando. Trato de acercarme, pero cuando camino hacia ella, algo agarra mi hombro y brinco del susto. Me centré tanto en ella que no me percaté de que aquel chico estaba aquí conmigo. Se me acerca al oído y suavemente me susurra que eso no es lo que parece. En eso veo aquella criatura que tanto me cuida, pero que es difícil de ver a menos que de verdad sea de riesgo para mí. Y creo que así es.
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Comments
Laura Bustamante
No. No me conviene premuarte tanto: me quedo sin puntos. Muy interesante tu historia.
2024-05-02
2
Irma Ruelas
😒😍🤨🤔🫣😱😍
2024-01-12
2
Tita Susa
o por Dios
2023-09-21
1