Capitulo 10

El ente que estaba destrozando todo tocó mi hombro y me pidió que lo ayudara. Necesitaba explicar lo que pasó. En eso, la verdad me resigné, me levanté, respiré profundo y les dije: "Lo ayudaré, pero sé que a partir de hoy todo volverá a ser malo para mí". Pero la señora dijo: "No hija, nada será malo para ti, te lo aseguro". Volteé y le dije: "¿Qué quieres decirle?". El fantasma me contó lo que le pasaba y yo, por ser tan niña, la verdad no pude resistirme y lloré. Lo que le pasó fue muy duro y por esa razón quería explicarles.

Me volteé y vi a la señora. Empecé a explicarle lo que su esposo mandaba a decir: "Él sabe que cometió un error, un grave error, pero no quería lastimarla. Esa noche no pudo llegar su cuerpo, pero sí su alma y corazón. Había tomado una bebida antes de emprender el viaje a casa, pero no sabe qué pasó. Empezó a sentirse asfixiado y su error fue no haber parado y buscado ayuda. Solo se desesperó y aumentó más la velocidad, causando aquel choque donde murió. Él no se ha querido ir porque siente que le debe una disculpa y que usted lo perdone. Él sabía que usted lo esperaba para celebrar su aniversario. 'PERDÓNAME MI CAPULLITO DE ROSA POR NO LLEGAR'".

Cuando dije eso, ella se tapó la boca y empezó a llorar. Esto me da tristeza. Veo al hombre y le digo que ya está, que puede avanzar. Me disculpé con todos y recogí mis cosas para irme, pero Jenny agarró mi mano y me jaló y me dio un abrazo. Yo me sorprendí de su reacción, no me esperaba nada así. "Gracias por hablar con mi tío", me dijo. Miré a Ángel y él solo me agradeció. Carlos se acercó y me dijo al oído: "Gracias". Se acercó a su tía y la abrazó. Ella dejó de llorar y se secó las lágrimas y me preguntó si yo podía decirle algo a su esposo, pero yo le dije que él lo escuchaba, solo necesitaban el puente para escucharlo a él. Ángel, que no había hecho nada, empezó a llorar y se arrodilló pidiendo perdón y que lo que había dicho en oportunidades anteriores lo dijo porque lo dejó solo. Sentía rabia, pero que él lo amaba y mucho.

La señora se acercó a su hijo y lo abrazó. Ella empezó a decir muchas cosas sobre cómo se había sentido. Pensó que se le había olvidado, pero que cuando el policía fue a pedirle que lo acompañara para reconocerlo, prefería que la hubiera engañado. Después de allí, se ha sentido sola y lo necesita, pero ella sabe que debe descansar en paz. Y todo esto duele porque de verdad sí duele que esperes a un ser querido y lo que llega es una noticia de este calibre. Ella respiró hondo y se secó sus lágrimas y nos dio una sonrisa tan grande que bueno, se veía el cambio en su rostro. "Chicos, ¿qué tal si mejor dejamos eso allí y nos comemos la torta de chocolate? ¡Vamos!" Todos gritaron un sí y empezaron a caminar. Jenny tomó mi mano para guiarme, pero le pedí que me diera un chance. Detrás de mí estaba el señor, me dio las gracias porque por fin pudo explicarle lo que pasó y pudo despedirse. Yo solo sonreí y le dije que fue un gusto ayudarlo. Decidí ir con los demás, pero él se me pone en frente y me dice que ellos no son malas personas, que ya vería cómo son, que me quite esa preocupación. Sonreí tan grande y salí corriendo a la cocina, pero antes de terminar de salir, me volví para ver cómo él se iba.

Ya una vez ido, yo seguí el camino y esa noche nos quedamos jugando y hablando. La señora me preguntó por qué todo volvería a ser malo para mí, y les conté todo lo que me hacían en mi colegio anterior. Jenny solo dijo que acá nada malo pasaría, pero Carlos alzó la voz y gritó: "¿Eso quiere decir que tú ves fantasmas, los que sean?" Yo solo asentí pero con duda. En eso, es Jenny quien habla: "Debe ser fino ver y hablar con ellos. Oigan, ¿y si nosotros formamos un equipo fantasma y salimos a ver qué podemos grabar? ¿Qué te parece, Xan?" Yo abro bien grande mis ojos, pero antes de que pueda contestar, habla Ángel: "Hay que ir a la casa fantasma que está en Guaimaral. Es una quinta que se quemó. Dicen que toda la familia murió allí en un incendio. Podemos ir, siii. Será emocionante. Dice que se oyen voces y risas o algo así de niños, pero que lo más aterrador es la mujer. Es la que más susto da." Yo solo me río y les digo que sí, pero que debemos decirle a mi mamá para que nos acompañe y así no pase nada malo. Después de esto, los cuatro me invadieron en preguntas: que si uno siente algo, o solo los veo, que cuando lo descubrí y así pasó la merienda y la cena, hasta que mi mami vino a buscarme. Soy gracias por eso porque son tantas las preguntas que no sabía ya qué responder.

Hasta aquí llega este recuerdo, que aunque al principio fue doloroso, al final disfruté lo que vino después. Gracias a ese cambio, conseguí amigos de verdad y no falsos que están contigo solo en las buenas. Los chicos y yo antes hacíamos muchas locuras, como dicen ellos, cazando fantasmas, pero ya no pudimos seguir. Debía aprender a defenderme y hacer las cosas que cualquier bruja debe hacer. Además de hablar con espíritus, debía aprender hechizos, conjuros y hacer mi propio libro de pociones, que no son más que remedios medicinales y baños sanadores. Eso hacemos las brujas blancas: nos conectamos con la naturaleza y hacemos un lazo tan fuerte que podemos vivir en armonía.

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