Capitulo 12

El hombre vio el espacio y se percató de que su novia estaba en una plancha de nevera. Así que miró a su alrededor y había 5 cuerpos alrededor en camillas y sábanas largas. En un momento de adrenalina, al escuchar pasos, pensó que le iban a pedir que saliera de la sala. Corrió hacia una de esas camillas y se metió debajo ocultándose. Una vez que el oficial no lo vio, fue a buscarlo, ya que le habían informado que debía llevarlo a la comisaría, ya que los testimonios de los vecinos concuerdan en que la muchacha vivía prisionera en esa casa y él no le permitía salir.

Nunca se escucharon gritos ni nada de ella, pero sí llamó la atención cosas que había dentro de la casa y ahora los testimonios. Necesitaban ubicar al tipo e interrogarlo. Pasaron varias horas y nadie lo ubicaba, algo que les pareció muy raro porque se le veía muy afectado por la muerte de la chica. Pero mientras estaba en aquel espacio donde esperaba la oportunidad perfecta para atacar, vio que entraron médicos con algunos instrumentos, instrumentos que son para hacer las autopsias, pero salieron en búsqueda de envases y tubos para las respectivas pruebas. El hombre, con habilidad, había cerrado aquella habitación usando las camillas de los pobres difuntos, haciendo así peso sobre esta para evitar que la puerta fuese abierta.

El hombre, en su mundo de locura, plan que para él era perfecto, pero para los que vemos esto desde afuera era una aberración. El hombre agarró tijeras, agujas, todo lo que fuese útil para su plan y según él, estaría toda la vida con ella y cumpliría aquello que según él evitaría que los separara. Una vez listo, abrió la nevera que tenía su novia. Él no se percató de que aquel cadáver, ante tal intromisión, había abierto sus ojos para ver quién osaba perturbar su ahora más anhelado descanso. Él siguió como si nada malo estuviese haciendo, descubrió el cadáver detallando que estaba desnuda y en el oído le dijo que siempre estarían juntos y que él sabía que aún muerta ella lo deseaba.

Que quede claro algo: los muertos están muertos, pero si su alma ve que es perturbada, prepárense para un castigo. Él acarició aquel cuerpo que, cuando era caliente y tenía vida, podía disfrutarlo como quisiera, creyendo que aquella pobre chica disfrutaba lo que hacía. Pero la realidad era otra: la chica sufría de cada abuso, de cada dolor, pero nunca gritó ni pidió auxilio por miedo a ser golpeada y quizás violada, aunque igual era ultrajada en el silencio y con sus cinco sentidos activos. Él recordaba lo que sentía al besarla, pero se detuvo. Primero tenía que tener su corazón. El hombre agarró aquel bisturí con tanto cuidado, lo pasó sobre la piel donde creía que estaba, susurrando que no gritara, que él sabía que le dolía, pero que pronto el sufrimiento se iría.

En su locura, imaginaba que ella le pedía que terminara rápido, que lo sacara, que no soportaba estar más lejos de él. Apuró sus manos, haciendo un desastre en aquel bello cuerpo que nunca fue valorado por ese hombre que decía amarla y que ahora la estaba destrozando por culpa. Una vez el corazón afuera, lo sujetó con ambas manos y susurró: "Nuestros corazones serán uno solo. Estaremos juntos y sabré lo que sentías por mí. Sentiré ese amor ciego que tenías por mí, mi bella doncella". Y pasó, pasó eso que pocos pueden hacer, porque una mente retorcida puede hacer lo que sea. Comió aquel corazón. Cada mordida que daba sentía que sabía a amor, a chocolates. Ella sería su mejor postre. Mientras en las salas de seguridad entraba una señora de limpieza y su curiosidad la llevó a ver aquella cámara que enfocaba tal acto macabro y retorcido, se veía un hombre comer y chupar el cuerpo de aquella chica. Fue tanta su impresión que cayó desmayada, pero no sin antes tirar con ella una silla, silla que alertó a la enfermera que pasaba por allí.

Al asomarse, ve a la pobre mujer tirada desmayada, llama a los de seguridad para que la ayuden a levantar a la pobre señora. Ella pensaba que era por falta de alimentación. Llegan dos hombres a apoyar a la enfermera que colocaba un algodón con alcohol, pero la señora susurró: "Ayúdenla" y señaló el monitor. Cuando la enfermera voltea, pega un grito de horror. El cadáver estaba siendo violado por aquel hombre de mente retorcida. Los de seguridad tocaron la alarma y, en menos de 5 minutos, aquellas cámaras o neveras estaban rodeadas. Trataban de abrirla, pero parecía que algo cerraba el acceso. Mientras adentro, el hombre gritaba que nunca lo apartarían de ella y, con desenfreno, una vez terminado de violar aquella chica, susurró a su oído: "Sé que aún no te has corrido para mí. Hay algo que siempre quise probar contigo". Y ese monstruo empezó a morder y comer los labios de la intimidad de la chica.

Todos golpeaban aquella puerta, pero ella parecía sellada. Pero había miedo y terror porque en el centro de vigilancia alguien detallaba todo lo que ocurría. Los oficiales no podían creer que ese animal estuviera comiendo el cadáver de su novia, aunque todavía no sabían que se había devorado el corazón. Todos golpeaban y golpeaban y nada funcionaba hasta que un hombre se apoyó en esa puerta, indicando que debían llamar a los bomberos. Ellos tenían hachas e instrumentos para abrir puertas así, pero antes de que se quitara, en la puerta se escuchó como si tiraran algo de hierro. El hombre de seguridad, asustado, se retiró de la puerta y vino un grito de la boca de aquel hombre. Las cámaras de seguridad se habían vuelto negras, no se veía qué pasaba, solo se oían golpes, gritos y gruñidos. Y así, sin más, aquella puerta de acero abrió. Todos vieron hacia adentro, la cámara se volvió a activar y el que la monitoreaba se fue en vómito.

Los que estaban frente a la puerta no podían creerlo. El hombre estaba vuelto puré en el piso y todos los cadáveres estaban perfectamente acomodados como estaban. Y la mujer, esa sí daba miedo. La mujer estaba sentada en aquella plancha con una sonrisa tan grande, como si fuera un cuadro tan bello digno de admirar. Entraron y, a un lado, en una pared blanca, decía en sangre: "LOS MUERTOS ASÍ ESTEMOS MUERTOS MERECEMOS RESPETO Y AHORA SIGUEN USTEDES". Nadie supo qué pasó, pero desde allí, desde ese momento, se desató la actividad, desde arrastrar a la gente hasta hacerlas caer por escaleras. Hoy vine a ver qué está pasando y por qué hay tantos muertos haciendo desastre con los vivos.

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