Capítulo 20: Ángel sería incapaz.

Tengo miedo, no soy capaz de pararme en un tribunal, he decidido dejar todo en manos del que realmente puede juzgar, Dios o el destino se encargará de James. Ángel no está muy de acuerdo, quiere que yo lo denuncie, según él, esa es la única manera que él pague y deje de engañar a niñas como yo, pero lamentablemente ya no soy una niña, ayer me convertí en mujer. 

Mi amigo me regaló una torta de chocolate con fresa mi preferida. Me felicitó por mi graduación y se ofreció ayudarme con mis estudios, algo que rechace de inmediato, él me trata como a una hija, yo lo quiero como a un padre, pero tampoco puedo abusar de su generosidad.

En cuanto a James, debo ser sincera, yo realmente no quiero que él sufra en una cárcel, yo también soy responsable de lo que él hizo, nunca debí irme con él a solas a ese yate, debí haberme quedado en la fiesta, lamentarme ya no va, a arreglar nada. Así que lo mejor es ser fuerte y tratar de cicatrizar está herida por mí misma, para que, lo que ahora duele, deje de hacerlo, no sé cómo lo voy a hacer, pero prometo dar todo de mí, lamentablemente siempre voy a arrastrar con las consecuencias de mis decisiones.

 Quería quedarme a dormir aquí con Ángel, pero él dice que no está bien. Así que me tocó llamar a Isabella, por medio de ella me enteré de que me están buscando, ahora como explicó donde estuve toda la noche y el día, mi amiga esta que llega, van más de tres horas y nada que da señales de vida.

...*****Flashback*****...

Llamada

 —Hola Isabella.

 —Amiga, por fin me llamas, ¿dónde estás? Estoy preocupada, ¿te pasó algo?, tu familia está muy angustiada por ti. ¿Dónde estás metida? Y… —Habla gritando, casi me daña los tímpanos, tuve que interrumpirla, para que no lo hiciera.

—Isa, calmante, estoy bien, pasé toda la noche en el muelle, dormí en un yate, necesito que vengas por mí. —Respondo calmada.

—¿Pero cómo así? ¿Sola o acompañada? Cuéntame el chisme completo, ¿A quién le entregaste tu dulcito?— Pregunta.

—Si eres mal pensada, por supuesto que dormí sola, alquilé el yate por toda la noche y luego el dueño llegó en la mañana y me dijo que iba para la playa de Rehoboth Beach y como en esa playa vive Ángel, mi amigo, aproveché para visitarlo. —Digo mintiendo, me duele hacerlo, pero me toca. 

—¿Y estaba bueno el dueño del yate? — Pregunta ella curiosa.

—Hay no Isabella, no empieces, de verdad no sé, no me fijé, estaba disfrutando del paisaje y la naturaleza. —Contesto con fastidio y rabia, ella siempre me pone así.

—Ok, mira tu familia estaban buscando a James, creímos que te había hecho algo, y por eso tú no aparecías. —Declara cambiando de tema.

—No me digas, que le contaste a Mei y a Jacob, que él era mi novio. 

—Si, amiga, perdóname, pero es que él me dijo que tú te habías ido porque no te gustó que él te besara, y luego en las cámaras tú no te veías saliendo, imagínate que pensamos que te habías ahogado. ¿Y explícame cómo es eso que era? Terminaron. —Habla Isabella, en exceso.

—Sí, terminamos, todos ustedes son unos exagerados, y tú eres una chismosa, no puedes mantener tus labios cerrados. 

—Perdóname.

—Por eso es que hay cosas que ni te digo, ya te mando por mensaje la dirección, por favor, no tardes, maneja con cuidado, ya está oscureciendo y las calles son peligrosas, y no le cuentes a nadie dónde estoy.

—Está bien amiga, apenas me mandes la dirección, salgo para allá. Pero… —Yo cuelgo la llamada, me molesta que sea lengua larga.

Llamada terminada

...*****Fin del Flashback*****...

Estoy esperando sentada en una silla, fuera de la casa de mi amigo Ángel, y a lo lejos veo venir dos autos, uno es el de mi amiga Isabella y el otro es el de mi familia, no entiendo ¿qué hacen ellos aquí? Isabella tendrá que explicarme muchas cosas.

 Los autos se detienen enfrente de la casa haciendo que a mi alrededor se levante una nube de polvo. Del auto negro viene Jacob. Isabella no sale de su vehículo, sabe muy bien que si lo hace, le voy a sacar las extensiones que usa. A mi lado ya se encuentra Ángel viendo todo este desastre.

—¿Qué haces aquí Dana? ¿Este señor te obligo a hacer algo malo? ¿Por qué no respondiste la llamada? — Interrogó Jacob mirando con odio a mi querido amigo Ángel.

A Jacob nunca le ha caído bien Ángel, siente celos de él por el trato que yo le doy.

—Jajajaja —me río con arrogancia—. ¡Estás hablando estupideces! Ángel sería incapaz de hacerme algún daño, estoy aquí porque quise celebrar mi graduación con una de las personas más importantes para mí. —Expreso con ira, mientras lo veo con mala cara. Pobrecito mi querido Ángel, él es tan tranquilo, por mi culpa está pasando todo esto.

—Si yo me llegó a enterar, que usted le ha hecho algo a mi hija, voy a hacer que se pudra en una cárcel por el resto de lo que le queda de vida. —Amenaza Jacob golpeando el pecho de Ángel con su dedo.

—Eres un enfermo y desagradecido, y no se te ocurría volver a tocarlo, él no se merece que lo trates así, gracias a él estoy viva. —Grito con lágrimas en mis ojos, poniéndome en el medio de ambos y mirándolo con rabia y dolor.

Jacob se queda callado, yo doy la vuelta y me dirijo a mi amigo. 

—Perdóname por todo esto, yo siempre hago todo mal, mis decisiones siempre terminan por hacer daño. —Susurro con lágrimas en mis ojos. 

—¿Qué dices? No te juzgues tan severamente. Sabes que eres bienvenida en mi casa, tú para mí, eres una hija y nunca te voy a dar la espalda. ¡Vete ya a tu casa! Cualquier cosa me llamas. —Habla Ángel con una sonrisa amable.

—Gracias por todo. —Expreso dando la vuelta para encontrarme con Mei llorando, no sé en qué momento llegó, me imagino que estaba en el vehículo, Jacob ya se montó en el auto, tampoco me di cuenta.

—Mi niña, ¡pensé que te había ocurrido algo malo! — Exclama Mei casi sin voz 

—Estoy bien, no me pasó nada. — Digo tratando de tranquilizarla.

—Es que yo no confío en James, me dijeron que tú y él pelearon ayer, ¿es cierto? —Indaga tratando de manipular para averiguar ¿qué fue lo que me sucedió?

—Perdóname por no contarte que éramos novios. —Digo cambiando de tema.

— No te preocupes, vámonos, Jacob está muy impaciente. —Comenta ella, mientras Jacob toca la bocina con rabia. Volteó para despedirme de Ángel, pero ya no está, seguro se encerró en su casa, él siempre se pone triste cuando me voy.

Mei toma de mi mano y me lleva al auto.

— No quiero aguantar todo el viaje, a Jacob me voy con Isabella, debo hablar con ella sobre varios asuntos. —Comunicó soltando su mano y alejándome de ella y del vehículo.

— No seas tan dura con ella, yo le insistí, ella me llamó para decirme que tú estabas bien, y yo le dije que quería venir, Jacob se dio cuenta de mi conversación con ella y me obligó a traerlo. —Informa ella ya más tranquila, pero algo triste todavía.

—¿Vienes con nosotras? —Pregunto.

—¡Sí, claro! —Ella abre la puerta del vehículo, le dice algo a Jacob que no logro escuchar, luego Mei cierra la puerta del vehículo y Jacob arranca con rapidez casi choca el carro de Isabella, nos dirigimos a este y nos montamos. En casi media hora de viaje nadie dijo nada.

Yo rompí el silencio.

—¿Te cuesta mantener tu boca cerrada? —Cuestiono enojada.

—Perdóname amiga, pero Mei estaba muy preocupada por ti, y le conté sobre tu paradero, pero tu padre la descubrió hablando conmigo y también nos acompañó, perdóname por favor, prometo compensarlo en grande. —Justifica ella mirando por el retrovisor y haciendo su mejor puchero.

—Todo depende, en que tan grande sea mi regalo. —Confieso mientras levanto mi ceja.

—¿Qué te parece un viaje para Canadá? Vamos a visitar a mis padres, pero hay que esperar a que seas mayor de edad. —Anuncia ella con una sonrisa maliciosa. Algo está tramando. Ya yo tenía otros planes, pero creo que ya tengo a mi futura cómplice.

—Yo estoy de acuerdo, pero no puedes viajar antes de los 18, Jacob te va a entregar tu pasaporte cuando seas mayor de edad y te tengo una mala noticia, ese día también se vence mi contrato y te aconsejo que vayas convenciendo a tu padre. —Mei habla rápidito, lo único que entendí es que ya no va a estar más a mi lado.

—¿Cómo así? ¿Ya no vas a trabajar más en mi casa? —Cuestionó con preocupación, le agarró su mano y la apretó con fuerza, ahora más que nunca la necesito.

—Si mi niña, únicamente eran 10 años trabajando para tu padre y mi último día es el 15 de diciembre, el día de tu cumpleaños. —Confiesa ella con tristeza y un suspiro sale de ella.

—¡Eso, no puede ser! ¿Y ahora qué vas a hacer? —Aclamo con melancolía, no quiero que ella se aleje de mí, ella ha hecho el papel de una madre y estoy agradecida por eso.

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