Toda una odisea he tenido que vivir estos dos días. Mi padre, Feng Wáng, y el señor Jacob quedaron en que yo tendría que irme de China lo más pronto posible para cumplir con el contrato.
*Mei*
Salir de Ningbo hacia el Aeropuerto Internacional de Shanghái Pudong, China, no es nada fácil, ya que tenía que preparar todo en el apartamento, empacar mis cosas y guardarlas en cajas. ¿Cómo si algún día voy a volver? ¡Qué estupidez! Debería haber regalado todas mis cosas a una iglesia para que personas con escasos recursos disfrutaran de eso.
Seguramente mi madre votará todo. Al final de cuentas, a ella no le importa nada de lo mío y mucho menos ayudar a otras personas.
Llevo tres horas aproximadamente de viaje y estoy a punto de desembarcar del tren. Estoy en la estación del aeropuerto Shanghai Pudong. Dentro de una hora me tocará montarme en un avión.
Va a ser la primera vez que me monte en uno. Estoy tan nerviosa y agotada, y lo peor es que el viaje en avión es para los Estados Unidos, pero no sé para qué estado voy a ir. Me contaron que son como 14 horas para llegar a ese país. Estoy tan asustada.
Voy casi corriendo con los dos bolsos personales que traje. Estoy buscando el terminal. Este aeropuerto es tan grande. Logro pasar los controles del aeropuerto y llego a la puerta de embarque. Entrego mi boleto y muestro mi pasaporte.
¡Oh Dios mío! ¡Llegué tarde! No hay nadie haciendo fila. ¿Será que ya se fueron? Mi padre ahora, sí, me va a matar.
—Señorita, todo está en orden. Dese prisa, están esperando por usted —dice la auxiliar de vuelo, entregándome el pasaporte con una sonrisa maliciosa.
Entro al avión y busco mi asiento. Es mi primera vez, ¿pueden creerlo? Y para ser sincera, me siento muy mal de salud. Estoy mareada y tengo náuseas. Por fin encuentro mi asiento en la clase ejecutiva. Para terminar de completar, me encuentro sola en esta cabina. ¿Dónde están todos los pasajeros?
Acomodo los dos bolsos que traje en el compartimento superior. Traje solamente lo necesario. Únicamente traigo cosas personales. El señor Jacob me dijo que al llegar me va a comprar todo lo que necesito para vivir y trabajar en su casa, con su hija.
Agacho mi cabezota para quitarme los tacones y escucho una voz ronca y molesta hablarme. Eso hace que pegue un brinco del susto que me dio.
—Señorita Mei, ¿por qué llegó a esta hora? —interroga con el ceño fruncido.
—Ay señor Jacob, mil disculpas. —contesto tartamudeando y con mis manos en el pecho por el susto que me dio.
—Espero que no sea impuntual para todo.
—Le prometo que no volverá a suceder, nuevamente mil disculpas —garantizo levantando mi vista hacia él.
—Espero que tenga un feliz viaje —concluye con una sonrisa de lado.
De verdad que este hombre es raro, es como medio bipolar.
Termino de quitarme los tacones y los guardo en mi cartera. Siento el piso muy frío, busco en mi cartera unas medias, acomodo mi cartera debajo del asiento, luego cierro mis ojos y escucho al capitán dar la bienvenida y diciendo todo ese poco de palabrería que son muy importantes y leí en Internet para estar preparada, pero en estos momentos no lo estoy.
Siento mi mundo dando vueltas, trato de respirar, pero mis nervios son traicioneros. La voz de una mujer me saca de mi trance.
—Por favor, abróchense el cinturón de seguridad, no se les olvide mantener el respaldo de su asiento en posición vertical y su mesita debe ir plegada. También les recordamos que no está permitido fumar en el avión. Gracias por su atención y feliz vuelo. —Finaliza la Azafata. Nada más logré escuchar lo último, qué mal por mí.
Estoy sola y mareada. ¿A quién le puedo pedir ayuda?
Abrocho el cinturón y trato de estar tranquila. El avión ha empezado a elevarse, ya no está en el suelo. Siento ganas de gritar, vomitar, tengo un susto en la boca de mi estómago.
Trato de respirar porque me falta el aire, inhalo y exhalo, cuento hasta diez. Poco a poco voy retomando el control de mi cuerpo.
Pero me siento tan sola, con un vacío en mi alma. Es la primera vez que salgo de mi país, las emociones están al rojo vivo. Siento mi pequeño corazón hecho pedazos, como la vida nos puede cambiar de la noche a la mañana.
A la vez, es algo bueno por fin voy a conocer un nuevo lugar con una cultura diferente, pero a la vez estoy muy asustada.
He firmado un contrato con el señor Jacob, pero no sé si está bien irme de mi tierra. No sé si lo que hice me traerá buenos resultados, pero algo que sé es que el pasado ya se ha ido y el futuro todavía no está aquí. Solo hay un momento en el que debo vivir y es este momento, así que debo seguir adelante, pase lo que pase, debo enfrentarme a lo que me depare el destino o la vida.
Pero, ¿cómo olvidar mi pasado, mis sueños y metas? Yo solamente deseaba ser feliz. Mi sueño era ser una artista, quería ser conocida por el continente asiático por mis pinturas llenas de vida. Desde muy niña, siempre estuve atenta a todo lo que me rodeaba. Era muy observadora, me encantaba un amanecer o un atardecer, escuchar y ver la lluvia caer o la nieve, ver a las personas sonreír. Para mí, la tierra, el cielo y sus colores son tan perfectos. Cada mínimo detalle que encuentro a mi alrededor es una obra de arte.
Pero ya eso no importa, todo lo que yo deseaba quedó envuelto en una densa oscuridad. Quedó en el pasado. Mi padre, el ser más despreciable que conozco, me obligó a abandonar mis sueños y a luchar por los suyos.
¿Qué tonta soy, verdad? ¿Por qué no luché por lo que quería? Nunca tuve el valor suficiente para enfrentarlo y por ese motivo me encuentro en esta posición. Jamás he podido llevarle la contraria y ahora no tendré oportunidad de decirle lo que pienso a toda mi familia.
Tanto pensar me está dando hambre y también quiero ir a hacer Chi Chi. Pero estoy nerviosa todavía, así que no tengo el valor de levantarme a buscar un baño. Mejor esperar otro ratito más a ver si alguna azafata viene y le pido ayuda.
Mi mejor y peor compañía son mi mente y mi conciencia, así que seguiré dándole vueltas.
Y ahora ese contrato que firmé, casi obligada por la mirada de mi padre, esperando que firmara para por fin deshacerse de mí. Y lo logró. Espero haber tomado una buena decisión.
—Hija, este contrato no es nada fuera de este mundo. Yo lo leí. Nada más debes ayudar a una niña de 8 años para que aprenda inglés. Debes cuidarla, darle de comer, encargarte de su cuidado diario, educarla y convertirte en su amiga. También debes conocer sus necesidades y controlar su comportamiento —me informa Feng con una enorme sonrisa.
—Señorita Mei, usted debe informarme todo lo que pase con la niña, aparte de todo lo que Feng ha dicho —dice el señor Jacob con un tono de voz amable—. También tienes que cumplir con el contrato por 10 años y si por algún motivo llegas a fallar a alguna de las cláusulas del contrato, serás demandada por una suma muy alta en dólares —dice el señor Jacob, juntando sus manos y levantando una de sus cejas muy pobladas—. De igual manera, si tú cumples correctamente el contrato, te voy a recompensar dándote una remunerada liquidación —concluye con un aire relajado.
—Perfecto, pero me gustaría saber ¿hace cuánto tiempo mi padre me vendió?
—¡¡¡Mei!!! —grita mi padre—. Disculpa lo que ella acaba de decir, Jacob. Ella está muy sorprendida por todo esto. Tú sabes que mi hija tenía un trabajo estable —mi padre se dirige a Jacob y lo mira como si fuera un salvavidas. ¿Le pidió disculpas? ¡Por la plata baila el mono! Y eso es lo que hace él en este momento. ¿Cuánta plata le estarán pagando por mí?—. Discúlpate con el señor Jacob, hija mía —expresa él con una voz apacible. Qué hipócrita es mi padre. Por eso es que lo odio por falso.
—¡Claro que sí! ¡Discúlpeme, señor Jacob! No fue mi intención faltarle los respetos —manifiesto haciendo una leve inclinación hacia donde el señor Jacob—. Pero vamos al grano. ¿Cuánto dinero usted me ofrece? —interrogo sin tapujos.
Nunca en mi vida había sido tan valiente. Creo que la copa de vino que me tomé antes de venir al restaurante ya surtió su efecto.
—Me gusta que seas tan sincera y te guste ir al grano. Y creo que si preguntas eso es porque estás interesada en el trabajo. Quiero decirte que no te estoy comprando. Tampoco te niego que mi relación laboral con tu padre va a mejorar si tú firmas este contrato, pero te aseguro que no vas a ser una esclava. Simplemente necesito que trabajes para mí. Necesito que te encargues de algo muy sagrado y es de mi hija. Y creo y confío que la persona idónea eres tú.
—Gracias por el privilegio y por sus sinceras palabras. Por mí no hay ningún problema, pero me gustaría conversar con usted a solas, ¿Le parece? — Digo esto para lastimar el ego de Feng.
—Sí, ya entendí, me retiro. — Dice con enfado, arreglando su fino saco y sacudiendo el polvo invisible de los hombros. Ninguno de los dos le presta atención a él. Jacob y yo nos miramos.
—Gracias, señor Jacob. Para serle sincera, si yo llegara a aceptar, lo haría primordialmente para escapar de él. —Señalo el lugar por donde se fue—. No quisiera volver a verlo. —Sollozo y por más que lo intento contener, no puedo, y unas lágrimas empiezan a recorrer mis mejillas.
—Me imagino por qué te sientes así. Él no es un hombre nada fácil. Perdón por lo que voy a mencionar, pero después de 10 años de amistad con tu padre, es que me entero de que tiene una hija. Yo estaba buscando una profesional y él te ofreció. —Confiesa, con un tono de voz amable—. Te prometo que si te vas conmigo tendrás toda mi protección y apoyo, únicamente debes cumplir con el contrato. —Certifica con una sonrisa de lado—.
—Es muy tentadora su propuesta. —Expreso con gran suspiro—. Pero hablemos de...
—Señorita Mei, ya me imagino lo que va a preguntar, y no se preocupe. Conmigo usted va a ganar un buen sueldo, el cual consta de 5 mil dólares mensuales con derecho de vivir en mi casa. —Dice Jacob serio, y yo creo que es como mucha plata para mí, ¿no? Pero yo me lo merezco y el trabajo tampoco es que sea pan comido, ya que no me gustan los niños, ¿o sí? Pero también es una buena opción porque no pagaré alquiler ni gastaré dinero comprando alimentos, de ese modo el dinero me rendirá mucho más.
—Señorita Mei, ¿acepta firmar el contrato? —pregunta Jacob interrumpiendo mis pensamientos.
Me encanta la idea de ganar tanto dinero. Dirán que soy avariciosa, pero si tengo suficiente voy a lograr algún día cumplir con todos mis sueños. Y sé que la mejor oportunidad para verlos realizados es esta. Por fin voy a alejarme de esas personas que tanto mal me han hecho.
Tengo 24 años y creo que no está mal pensar en mi futuro, ¿verdad? Pero tengo tanto miedo. Es otro país, otra cultura. Sé que voy a lograr adaptarme porque domino perfectamente el idioma, pero no es fácil, ya que me tocará alejarme de mis amigas y tendré que vivir lejos de todo lo que conozco y de lo que me gusta.
— Señorita, ¿está usted bien? — Indaga con voz tranquila.
— ¡Sí! Estoy muy bien, y por supuesto que acepto. — Declaro con firmeza.
Pensándolo bien, me está dando un poco de miedo, pero ya no hay vuelta atrás. ¡Oh Dios mío!, creo que no debí haber firmado ese contrato. ¿Y ahora cómo salgo de esta? Soy una estúpida, boba y mensa.
Es imposible dar un paso atrás. Debo ser positiva y bueno, si las cosas no logran salir en la forma que yo espero, no me voy a desanimar ni a renunciar. Seguiré dando lo mejor de mí, debo confiar en que todo saldrá bien.
— Lo voy a lograr, porque pude, puedo y siempre podré. Yo soy fuerte, valiente y hermosa. — Digo en voz alta lo que pienso.
— *Tu es très belle — Escucho la voz de un chico dirigiéndose a mí. No entiendo nada de lo que dijo, pero estoy tan feliz de escuchar y ver alguien así que le regalo mi mejor sonrisa.
* Tu es très belle: Eres muy hermosa.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 36 Episodes
Comments