Edward y la princesa Elena habían estado corriendo durante horas, tratando de poner la mayor distancia posible entre ellos y el Reino de Valtia. Finalmente, llegaron al Bosque Antiguo, un lugar mágico y peligroso que se rumoreaba estaba habitado por criaturas místicas y peligrosas.
Mientras caminaban por el bosque, la princesa Elena se detuvo a admirar una hermosa flor con agujas. Sin embargo, cuando intentó tocarla, una de las agujas la picó y comenzó a sentirse mal al instante. Edward se dio cuenta de que la flor era venenosa y rápidamente buscó un antídoto, pero no pudo encontrar ninguno en su mochila.
Desesperado, comenzó a llamar por ayuda con la princesa en brazos, acariciaba su rostro y se culpaba de su incompetencia, pero nadie respondió a sus plegarias. Fue entonces cuando escucho un extraño sonido.
Inmediatamente después de dejar el cuerpo de la princesa delicadamente en el césped se voltio desenvainando su espada. Algo se movía entre los matorrales, observándolo y estudiando cuidadosamente sus movimientos.
Entonces girando sobre si mismo apunto tras el con su espada a un ser extraño ser cubierto de musgo y ramas que lo observaba directamente a los ojos. No hablaba, pero emitía algunos tiernos y raros sonidos. El ser camino hacia la princesa, Edward lo detuvo, entonces la criatura con señas y sonidos intentó explicarle la situación a Edward.
Edward no entendió mucho pero sabia que quería ayudarlo, así que sin muchas opciones lo siguió cargando a la princesa Elena cuidadosamente.
El ser llevó a Edward y la princesa a una cueva oculta en el bosque y comenzó a buscar entre sus hierbas y pociones. Finalmente, encontró un antídoto y se lo dio a la princesa. Ella comenzó a sentirse mejor al instante y agradeció al extraño ser.
A medida que hablaban, descubrieron que el ser había vivido en el bosque durante siglos y conocía todo sobre las plantas y los venenos. Edward y la princesa se hicieron amigos del ser.
Edward no tenia como pagarle al pequeño amigo. Fue cuando la princesa le dio un nombre, musgo, ya que estaba lleno de ello. Entonces surgió la conversación de la ciudad perdida de los elfos mientras descansaban.
Antes de salir del reino Alonso le contó sobre dicho lugar pero que habían pasado años, décadas y nadie los había encontrado desde la última gran guerra, los hacían extintos, sin embargo, algunos aventureros y exploradores que se adentraban al bosque antiguo decían que en sus viajes veían seres con orejas puntiagudas que desaparecían fugazmente de sus ojos. Quizás ahí encontraría respuesta a su destino.
Fue cuando musgo escuchando dicha conversación intervino. Y de alguna manera con sonidos y señales les izo saber que conocía el paradero del lugar el cual hablaban.
La princesa Elena y Edward se emocionaron al escuchar esto, y le preguntaron a Musgo si podía guiarlos a la ciudad de los elfos. Musgo viendo que estaban llenos de buenas intenciones sonrió y asintió, diciendo que estaría encantado de ayudarlos.
Así, Musgo se convirtió en su guía, y los llevó a través del bosque, evitando los peligros y los obstáculos. Finalmente, llegaron a un lugar donde la tierra parecía abrirse bajo sus pies, y se dieron cuenta de que habían llegado a la entrada de la ciudad perdida de los elfos.
La entrada estaba oculta detrás de una cascada, y Musgo les explicó que debían seguir un camino subterráneo para llegar a la ciudad. Edward y la princesa Elena se sintieron emocionados y un poco nerviosos al mismo tiempo, pero confiaron en Musgo y comenzaron a caminar hacia la entrada de la cueva.
Una vez adentro, se encontraron en un mundo mágico y hermoso. Las paredes estaban cubiertas de cristales brillantes y luminosos, y el aire estaba lleno de una luz mágica que parecía bailar a su alrededor. Los elfos trabajaban en sus talleres y jardines, y parecían estar en armonía con la naturaleza y la magia que los rodeaba.
La mirada de todos los elfos se posaron en ellos, como si fuera algo totalmente único lo que estuviera pasando. ¿Cuánto tiempo pasó desde la última ves que vieron la raza humana?
Fue cuando justo después de su llegada un elfo apuesto, de cabello dorado apareció frente de ellos con una espada muy elegante envainada.
-¿Quienes son y que hacen aquí?
Edward y la princesa Elena se sorprendieron al ver al elfo apuesto, y se dieron cuenta de que estaban en una situación difícil. La princesa Elena tomó la palabra y explicó que venían en busca de la ciudad perdida de los elfos, y que Musgo los había guiado hasta allí.
El elfo apuesto pareció escuchar con atención, pero luego les dijo que los elfos eran muy cuidadosos con las otras razas, especialmente con los humanos. Les explicó que habían pasado décadas desde que alguien había encontrado la ciudad escondida de los elfos, y que era un lugar sagrado y protegido.
Sin embargo, el elfo apuesto pareció interesado en Edward, y le retó a un duelo a muerte para demostrar su valía. Le dijo que si quería entrar en la ciudad primero debía demostrar su habilidad con la espada y su valor en el combate.
Edward se sintió un poco intimidado, pero sabía que debía aceptar el desafío si quería demostrar su valía y entrar en la ciudad. Así que aceptó el reto, y el elfo apuesto apunto a Edward con su espada.
El combate fue intenso y emocionante, y Edward demostró ser un hábil esgrimidor mágico.
El duelo entre Edward y el elfo apuesto fue intenso y emocionante. Los dos espadachines se movían con gracia y habilidad, intercambiando golpes y paradas en una danza mortal.
Edward estaba decidido a demostrar su valía y ganar la entrada a la ciudad de los elfos, pero el elfo apuesto no era un oponente fácil. Sus movimientos eran rápidos y precisos, su espada parecía estar en todas partes al mismo tiempo.
Pero Edward no se rindió. Continuó luchando con determinación, y finalmente, en un ataque increíble, logró desarmar al elfo apuesto y lo dejó a su merced. Edward levantó su espada para acabar con la vida del elfo, pero justo en ese momento, una antigua elfa con báculo interrumpió el duelo.
Su presencia era imponente, y su poder mágico era inconmensurable. Edward se detuvo en seco, sorprendido por la aparición de la anciana. El elfo apuesto también parecía estar asombrado, y se mantuvo en silencio mientras la anciana hablaba.
-La violencia no es la respuesta, dijo la anciana con voz suave pero firme. La ciudad de los elfos es un lugar sagrado y protegido, y no toleramos la violencia o la maldad en nuestra ciudad.
Edward se sintió avergonzado por su comportamiento, y bajó su espada. La anciana se acercó a él y le dijo: -Eres un extraño en nuestra ciudad, pero te permitiremos quedarte si puedes demostrar que eres digno de nuestra confianza y respeto.
Edward asintió, agradecido por la oportunidad y le explico su situación. La elfa anciana viendo la gravedad del problema interrumpió a Edward en medio de la explicación.
-Detente, hablemos de esto en otro lugar después de que descansen. La elfa observó al apuesto elfo diciendo. Celegorm, guíalos a sus aposentos.
-A sus ordenes mi señora. Asintió Celegorm.
Celegorm guio a Edward y la princesa Elena junto con musgo a través de la ciudadela, mostrándoles los lugares y que se hacían en ellos. Los elfos del lugar los observaban con curiosidad, hace muchos años no pasaba un evento así.
Finalmente llegaron a una cabaña muy cómoda. Elena agradeció Celegorm, pero este respondió con sequedad.
-Para ustedes soy solo "El Guía", permanezcan aquí hasta mañana. Y serró la puerta con fuerza.
Edward y la Elena se miraron sorprendidos, y rieron. La noche pasó, y ambos durmieron con tranquilidad después de pasar por terribles circunstancias. Musgo se quedó con ellos, de alguna manera le agradaba su presencia mientras los protegió durante toda la noche.
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❊Andy Munf
Hay que ser idiota para tocar cosas desconocidas.
2023-10-05
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