CAPÍTULO 19

Ruth Garcia

Hoy es sábado, será la inauguración de la nueva discoteca de Fabrício, no me lo perderé por nada.

Me levanto temprano y voy al gimnasio para entrenar un poco, por la tarde voy a la peluquería a arreglarme el cabello y las uñas. No tengo amigas por aquí y ni siquiera me importa tenerlas, creo que es completamente innecesario.

Llego a casa, me tomo una ducha y me cambio. Compré un vestido rojo especialmente para la inauguración de la discoteca. Después del desaire que le hice a Fabrício, sé que se quedará impresionado cuando me vea así. Me pongo mis sandalias, cojo mi bolso y salgo.

Llego a la discoteca y me dirijo a la zona VIP para encontrar a Fabrício. Veo que él no está allí, pero sí veo a Pepi hablando con una chica en el bar.

💭Ruth: Si Pepi está aquí, Fabrício también está. Voy a preguntarle.

Bajo las escaleras y escucho disparos. Me agacho para protegerme, pero pienso que el mejor lugar para estar en este momento es al lado de Fabrício. Empiezo a buscarlo. Y en este momento veo a un hombre con cara de pocos amigos acercándose hacia mí:

Hombre: ¡Hola, querida!

Siento un dolor agudo en la cabeza y desmayo.

Cuando despierto, ya estoy en el asiento trasero de un coche, con las manos atadas. A mi lado, hay un hombre jugando con su celular, y en el asiento delantero está el conductor.

Ruth: ¿Quién eres tú? ¿Qué quieres de mí? Mi novio vendrá a buscarme y tú estarás muerto.

Hombre: ¿En serio? ¿Puedes decirme quién es tu novio?

Ruth: Fabrício Lutero. Te arrepentirás de haberme secuestrado.

Hombre: Interesante... Bueno, entonces rezaremos para que tu novio venga a rescatarte.

Ruth: Estás loco por meterte con Fabrício. Él no suele dar segundas oportunidades.

El hombre suelta una risa aterradora que me hace estremecer.

Hombre: Para tu información, yo tampoco suelo dar segundas oportunidades. Y hoy es el día en el que tu novio va a morir. Quizás después de su muerte podamos divertirnos un poco.

El hombre acaricia mi pierna y puedo ver su mirada de deseo hacia mí. Voy a usar esto a mi favor y tratar de librarme de él.

Ruth: ¿Y por qué esperar a su muerte?!

Lo miro con malicia y el hombre entiende el mensaje. Mete la mano dentro de mi vestido y acaricia mi intimidad, que comienza a humedecerse involuntariamente. El hombre aparta mi ropa interior y me introduce los cinco dedos de una vez, haciéndome soltar un grito de dolor. Comienza a moverse con tanta fuerza que parece que su mano va a entrar por completo en mí. Pronto, el dolor se convierte en placer y empiezo a moverme y gemir en el asiento. Veo que ese hombre ya está enloquecido y el conductor no deja de mirar por el espejo retrovisor. Debo admitir que me encanta toda esta atención centrada en mí. De repente, el teléfono del hombre suena y él contesta con una mano mientras la otra aún está dentro de mí. Solo escucha lo que la persona al otro lado de la línea dice, cuelga el teléfono, saca la mano de dentro de mí y se la lleva a la boca, saboreando mi gusto. Rueda los ojos y dice:

Hombre: Cambio de planes, tendremos que dejar este juego para otra ocasión.

El conductor le ofrece un pañuelo y él lo lleva directamente a mi cara. El pañuelo tiene un olor fuerte que me hace arder la nariz y me desmayo en segundos.

Despierto confusa y me doy cuenta de que estoy colgando, atada por las manos. No tengo tiempo para mirar a mi alrededor y siento nuevamente un ardor fuerte en la nariz y vuelvo a desmayarme.

Cuando despierto de nuevo, estoy en otro lugar, recostada en una camilla con algo que parece suero en mis venas. Veo a una mujer, supongo que es una enfermera, a mi lado. Ella dice:

Enfermera: Tranquilízate, estás a salvo ahora.

Vuelvo a quedarme dormida.

Fabrício Lutero

Llego a mi sede y voy directo a encontrarme con el médico. Mis hombres llevan a los prisioneros a la sala de torturas.

Fabrício: ¿Y bien, doctor, cómo está ella?

Médico: Aparte de que la drogaron para que se quedara dormida, no encontré nada fuera de lo común, excepto...

Fabrício: Excepto qué, doctor, puedes hablar.

Médico: No sé si esto es relevante, pero parece que ella tuvo relaciones sexuales con alguien.

Fabrício: Cuando dices "relaciones sexuales", ¿te refieres a violación, verdad?

Médico: Correcto.

Fabrício: ¿Hay alguna forma de saber cuándo tuvo relaciones?

Médico: Por lo que pude analizar, diría que ocurrió aproximadamente en dos horas y media.

Fabrício comienza a pensar que tal vez Ruth sea la traidora infiltrada, pero no se precipitará, ya que lleva algún tiempo trabajando para él y, aunque siempre ha sido una desvergonzada, ha sido competente en su trabajo y nunca le ha dado motivos para desconfiar de ella.

Cuando Fabrício entra en la sala, Ruth, que está despertando, sonríe de oreja a oreja.

Ruth: ¡Así que viniste a salvarme! Sabía que sentías algo por mí.

Fabrício: No te hagas ilusiones, Ruth. Haría lo mismo por cualquier empleado mío.

Pero esto no afecta a Ruth, en su cabeza, Fabrício fue a salvarla porque la ama y nada cambiará eso.

Fabrício: ¿Cómo estás? ¿Te lastimaron? ¿Te obligaron a hacer algo?

Ruth: No, solo me drogaron a mitad del camino.

Fabrício: ¿Lograste escuchar algo que nos pueda ser útil?

Ruth: No, él recibió una llamada.

Y cuando Ruth dice eso, su rostro se pone rojo al recordar la escena en el auto. Intenta disimular, pero no pasa desapercibido para Fabrício, así que ella continúa:

Ruth: ...pero no pude escuchar lo que la persona decía, entonces él dice que habrá cambios en el plan y me drogó. Lo siento, mi amor, desearía poder ayudar más.

Fabrício: Está todo bien, Ruth. Descansa y quédate en casa el tiempo que necesites para recuperarte. Voy a irme, cuídate.

Ruth: Espe...

Fabrício se va sin prestar mayor atención a Ruth, quien queda acostada en la camilla con los ojos vidriosos.

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