Capitulo 12

Robert Wilson llevaba más de dos décadas como el capitán de la Guardia Suiza Pontificia de la ciudad del Vaticano, bajo su liderazgo estaban los 135 soldados que habían jurado defender al Sumo Pontífice de la Iglesia Católica. Todos los días se levantaba a las 4 de la madrugada ya que a las 5 empezaba su trabajo y el de toda la Guardia Real, esa era la hora en que el Papa actual se levantaba para empezar con sus labores. La mayoría del día lo pasaba recluido en el cuartel de la Guardia desde el cual monitorea la Basílica Vaticana, la plaza de San Pedro y la mayoría de calles de Roma, cada día tenia que hacer frente a distintas amenazas contra el Vaticano pero eran cosas insignificantes que nunca lo habían llegado a preocupar.

Pero eso estaba a punto de cambiar, cuando la alarma repicó en punto de las 4 de la madrugada aquel día, Robert Wilson se levantó sin saber que sería la última vez que escucharía el sonido de su alarma, realizó su rutina cotidiana antes de empezar con sus labores, una hora después estaba sentado frente a los cientos de monitores donde podía ver todas las calles de Roma y hasta el último rincón de la plaza de San Pedro y de los diferentes edificios que estaban bajo su cuidado. Cerca del mediodía tendrá que ir y montar un protocolo de seguridad para que el Papa hiciera su recorrido en la plaza saludando a las personas. Habían pasado dos horas y Robert sintió ganas de ir al baño, fue lo más rápido posible, pero apenas había cerrado la puerta cuando se quedó paralizado sintiendo como el suelo temblaba.

Salió corriendo y regresó a la sala de monitores donde todos los presentes se miraban unos a otros sin poder ocultar sus nervios, en un primer momento Robert creyó que se trataba de un temblor pero el movimiento del suelo cada vez era más fuerte, tal vez un terremoto pensó, pero no recordaba haber escuchado que un terremoto hiciera ese sonido tan extraño debajo del suelo, se escuchaba como si una máquina gigante hubiera sido activada debajo de la superficie. El terremoto empezaba a derrumbar el techo, los monitores dejaron de funcionar, todos los presentes salieron corriendo pero afuera todo era un caos, las personas corrían de un lado a otro, los autos se chocaban, los edificios de toda Roma se derrumbaban sepultando a las personas.

La mayoría de personas corrían hacia la plaza de San Pedro pensando que en aquel lugar sagrado y cerca del Papa estarían protegidos por Dios, pero con horror vieron como la cúpula de la Basílica de San Pedro se derrumbaba y seguida de ella todo el Vaticano caía al suelo matando a los cientos de personas adentro y en la plaza. Robert Wilson corría por su vida en medio de escombros y gritos, a sus espaldas la Santa Sede que tantos años cuido acababa de desplomarse, miró una última vez atrás para ver el horror, la Ciudad del Vaticano ya no existía, se hundía en el suelo que se abría con el terremoto, Robert y más de cincuenta personas más murieron al ser aplastadas por el gran obelisco de la plaza de San Pedro que se derrumbó abriendo mucho más el suelo.

Robert Wilson nunca se enteró que esa ciudad que él había protegido por años tenía bajo su suelo un secreto espantoso, bajo Roma había dormido un gigantesco monstruo que ese día había sido despertado de su eterno sueño, solo algunas personas lograron ver el enorme animal que surgió de la tierra, una criatura infernal de más de 5 metros de largo, una raza cercana a los dinosaurios, al alzarse sobre la destruida Roma, rugió con fuerza haciendo temblar a las mismas estrellas, el monstruo había dormido más de diez mil millones de años kilómetros por debajo de la ciudad de las siete colinas, pero ahora ya no existía más la ciudad eterna, ya no existía la sede de la religión católica, Roma y sus más de dos millones de habitantes habían sido enterrados para siempre.

***

Mónica miró el enorme fuego que se alzaba en el lugar donde hasta hacía unos momentos se hallaba el ADRC4, sentía un odio en su corazón por Andrés Rodriguez, el maldito había asesinado a la mujer de James como venganza, había bombardeado el CE04 con un misil y había iniciado el apocalipsis en el mundo entero, no entendía qué locura se necesitaba para provocar algo así, Mónica nunca había sido religiosa ni creyente en la Iglesia, siempre había dudado de la existencia del demonio pero ahora no lo dudaba, el demonio si existía y se llamaba Andrés Rodriguez. Los pensamientos de Mónica se vieron interrumpidos por la voz de Gabriel quien les dijo:

- Un helicóptero viene en camino por nosotros\, nos llevara a la base secreta del ejército del país

- ¿Qué está ocurriendo en el mundo? - preguntó Chris mirando al suelo\, no sacaba de su mente la imagen de Héctor aplastado por la estatua gigantesca

- Esa información nos la darán cuando estemos en la base - respondió Gabriel mientras miraba al horizonte esperando ver el helicóptero

El fundador del ya inexistente ADRC4 miraba de reojo a las cuatro personas que estaban allí, eran la única solución a ese problema, como lo harían, no tenía la menor idea y podía intuir que ellos tampoco la tenían, pero sus poderes eran la respuesta a esa amenaza que pretendía extinguir la raza humana. Al cabo de unos minutos un helicóptero apareció en la lejanía y aterrizó cerca de allí, ellos montaron rápidamente y el aparato alzó vuelo, desde arriba se podía observar mejor el enorme horno de fuego y escombros que había quedado del ADRC4, Gabriel pensó que esa era la imagen de su vida, destruida por su ex mejor amigo. Mientras el aparato avanzaba en el aire, Gabriel no dejaba de pensar en la idea de que Andrés conocía su secreto mejor guardado, secreto que les ocultaba a los dos hombres y mujeres en quienes confiaba fueran la salvación del planeta, no entendía porque Andrés aún no había revelado ese secreto para destruirlo más, Gabriel temía que llegara ese momento, sabía que eso solo traería más problemas.

Sophia se acercó a la ventana y les hizo un gesto al resto para que lo hicieran, horrorizados vieron a una ciudad completa ardiendo en llamas, James preguntó:

- ¿Qué es esto?

- Esto es lo que queda de la ciudad de los Ángeles - le respondió el copiloto del helicóptero - Una bestia enorme arrasó con toda la ciudad\, las miles de balas que se le dispararon no sirvieron de nada\, rebotaban en su cuerpo que parecía de metal

- ¿Qué clase de bestia era? - preguntó Gabriel

- ¿Alguna vez se vio una de las películas de Godzilla? Bueno pues\, esa cosa era más grande que el monstruo ficticio

Gabriel miró por la ventana evitando la mirada de los hombres y mujeres, él sabía lo que ellos estaban pensando en ese momento pero ninguno decía nada: ¿Cómo iban a derrotar a un monstruo de esa clase? Había más como esa bestia, cientos de ellos ¿Cómo harían para detener aquel infierno?.

El vuelo sobre la destruida ciudad duró unos minutos más hasta que el helicóptero empezó a descender sobre una colina, al aterrizar Gabriel fue el primero en saltar a tierra, los demás lo siguieron y vieron la entrada a una cueva, Chris no pudo evitar pensar con ironía que los habían traído para refugiarse en una cueva, unos soldados salieron del interior de la cueva y al acercarse los revisaron de pies a cabeza, al terminar los dejaron pasar, el interior de la cueva era un túnel que descendía por tramos, mientras avanzaban por aquel túnel Sophia preguntó:

- ¿En dónde estamos?

- Esta es una de las muchas bases secretas construidas por el gobierno en caso de escenarios apocalípticos - respondió Gabriel sin dejar de caminar - sus familiares y cercanos están aquí\, más tarde los podrán ver

Por fin llegaron al final de aquel túnel y se encontraron con una enorme estancia llena de soldados, médicos y personas muy asustadas, Gabriel los guio por aquel mar humano, caminaron por varios pasillos llenos de puertas, Mónica al pasar por una puerta abierta vio algo que la dejó asombrada pero no dijo nada, Gabriel los llevó hasta una puerta que abrió con una tarjeta y los hizo pasar, al entrar se hallaron en una amplia habitación, allí había cuatro camas dos frente a las otras dos y separadas por unos cuantos centímetros, otra pequeña puerta daba paso a un baño con ducha, inodoro y lavado, Gabriel les dijo:

- Esta es la habitación que les pude conseguir\, ya sé que no es muy grande y las camas muy cercanas pero todas son así

- ¿Este es el refugio construido por el gobierno? - preguntó Chris

- Así es\, en total fueron construidas 200 habitaciones igual a está\, en total son 400 camas para 400 personas distribuidas entre militares\, médicos y personas puestas a salvo\, como les dije antes\, sus parientes que ustedes pidieron están en otras habitaciones

- 400 camas son nada para un país con más de 300 millones de habitantes - replicó James sentándose en una de las camas

- Lamentablemente sí señor Williams\, pero esto es lo que construyó el gobierno - Gabriel espero un momento antes de añadir - descansen un rato\, dense una ducha\, vayan al comedero general y coman algo\, más tarde tendremos que hablar sobre cómo le harán frente a este infierno

Gabriel salió y cerró la puerta, Sophia se acostó en una de las camas, Mónica les dijo:

- Aun no puedo creer que estemos viviendo el fin del mundo

- Más increíble es que ese hombre quiera que nosotros detengamos esta locura - repuso Chris lavándose su cara en el lavado

- Que tengamos poderes sobrenaturales no significa que seamos indestructibles e inmortales - dijo Mónica - no veo como un tsunami que puedo provocar acabe con bestias enormes

- Ni siquiera pudieron tener camas cómodas y no estas tablas -  dijo Sophia dando vueltas en la cama

Mónica miró a James quien estaba pensativo sentado en su cama, no imaginaba cómo se estaría sintiendo el pobre hombre, le habían asesinado a su mujer y él no tenía a nadie más, no sabía qué decirle para hacerlo sentir mejor, lo único que se le ocurrió fue ofrecerle un chicle que tenía en su bolsillo, James se lo recibió y le sonrió, algo que se le notó le costaba bastante, Chris salió del baño y le dijo:

- Animo James\, no se como vamos a detener a esos monstruos pero lo que sí te aseguro es que le haremos pagar a Andrés Rodriguez lo que te hizo

James asintió con su cabeza enérgicamente, el apoyo de Chris parecía subirle el ánimo, Mónica miró a Chris y le sonrió mientras Sophia no paraba de dar vueltas en su cama y de susurrar improperios contra el responsable de aquella cama.

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