Capítulo 1

Era de noche en la gran ciudad de Nueva York, el tráfico estaba congestionado por los cientos de personas que volvían de sus trabajos, nada anormal ocurría en la ciudad, solamente el caos típico de una ciudad tan grande. Pero algo ocurrió, las sirenas de coches de policías empezaron a resonar por las calles, las personas giraban sus cabezas al escuchar acercarse el ruido. No tardaron en ver lo que pasaba, un auto pasó a la máxima velocidad sin fijarse si los demás carros se hacían a un lado y si había personas en su camino, varios autos de policía lo iban persiguiendo, la persecución de película paralizó a la ciudad, pocas veces se veía en la realidad aquellas escenas salidas de una buena película de acción.

Liderando la persecución iba el policía Stark, quien apretaba el acelerador al máximo sin perder de vista al fugitivo que giraba en todas las intersecciones de la ciudad tratando de despistar a sus perseguidores. Diego Stark era agente de la policía de Nueva York desde hacía ya varios años, en palabras de su jefe, era el mejor agente que tenía bajo sus órdenes. Era un buen tipo con todos menos con los delincuentes a quienes trataba con la más absoluta severidad y rudeza, Su frase era: “Sin piedad con las porquerías de la sociedad”.

Había sido galardonado varias veces con premios por su gran labor para con la ciudad, no le gustaba llamar la atención, pero los periodistas lo buscaban para realizarle entrevistas y toda clase de reportajes, aparte de criminales también tenía que soportar otra clase de tormento: las mujeres. Aunque no tuviera un físico de gimnasio, si se conservaba bien a sus 35 años, llevaba una estricta dieta que lo hacía lucir bien sin necesidad de ir a los gimnasios, sus seguidoras lo buscaban con la intención de ser tenidas en cuenta para una relación, pero Diego siempre les decía que ya tenía pareja, cosa que era mentira, nunca le había interesado tener un romance, su único objetivo en la vida era fumigar las cucarachas que molestaban la paz de la ciudad.

Esa noche se encontraba tranquilamente en la agencia de policías viendo el partido de fútbol de su equipo favorito, pero la tranquilidad fue interrumpida por el aviso que el The Bank of New York Mellon había sido robado, los ladrones se habían llevado casi dos millones de dólares, de inmediato Diego se puso sus armas y salió seguido de sus compañeros quienes montaron en los autos y fueron en búsqueda del carro en que habían escapado los ladrones, no tardaron en dar con su ubicación y allí había empezado la persecución. El copiloto de Diego se agarraba con fuerza a su asiento nervioso ante la velocidad con que iba manejando su colega, Diego lo miró y sonrió descaradamente, su compañero le dijo:

- Si estamos muertos no vamos a poder atrapar esos imbéciles

- Solo relajate, si le tienes miedo a la muerte más rápido te encontrarás con ella - respondió Diego dando un volantazo que hizo chirriar las llantas del auto

Los demás autos de policía habían quedado atrás, pero Diego sin soltar el acelerador no perdía de vista a los ladrones, en la intersección de un semáforo Diego giro en sentido contrario a los delincuentes, su compañero lo miró sorprendido y dijo:

- ¿Estás loco? Se fueron por el otro lado

- Ya te dije que te relajes, esos hijos de perra están jodidos desde que decidieron robar el banco

Minutos después Diego giraba en una esquina que salió a la calle principal en el mismo momento que pasaba el auto de los ladrones, el choque fue brutal y el auto de los delincuentes dio un giro de campana en el aire antes de caer con gran estruendo, la táctica de Diego había funcionado, el atajo que había tomado salió a la perfección, uno de los ladrones salió corriendo del auto y escapó a gran velocidad, Diego bajó del suyo y antes de correr le dijo a su colega:

- Toma el extintor de incendio que hay en la maleta del auto y apaga a ese desgraciado

El policía sin entender nada de lo que dijo lo vio salir corriendo detrás del ladrón, bajó del auto para arrestar al que había quedado atrapado, pero en ese momento el motor del coche del robo estalló y el fuego se propagó en los asientos prendiendo fuego a las piernas del asaltante atrapado, el policía corrió a sacar el extintor y apagó el fuego, ahora entendía lo que había dicho Diego, pero eso confundía más las cosas ¿Como sabía Diego que eso iba a suceder?.

El ladrón que había escapado corría a lo que más le daban sus piernas, lo venía persiguiendo un policía y pronto lo iba a alcanzar, siguió corriendo mezclándose entre las personas que iban de un lado a otro en los andenes. En las afueras de un restaurante un chef hacía una demostración de la preparación de su mejor plato, el ladrón pasó por allí, pero en ese preciso momento un gran fuego se alzó del horno y lanzó al suelo al ladrón que cayó sosteniendo su rostro, todos los presentes muy asustados no entendían qué había pasado, el horno estaba apagado y el chef no había hecho nada para producir el fuego. Diego levantó al ladrón con violencia, le habían quedado unas marcas en su rostro por la quemazón, mientras le ponía las esposas le dijo a Diego:

- ¿Cómo demonios hizo eso con el fuego?

- ¿Hacer que? No entiendo de que habla - dicho esto se lo llevó a empujones

Luego de encerrar a los ladrones en unas celdas de la estación de policía, Diego llamó a la prisión estatal para que vinieran al día siguiente y se llevaran a los delincuentes. Se sentó en su escritorio y se frotó los ojos, se sentía muy cansado, ya era hora de salir para su casa, terminaría de escribir el informe de la captura y se iría a dormir tranquilamente, su jefe se acercó al escritorio y le dijo:

- Buen trabajo Diego

- Gracias, Señor, ese es nuestro trabajo

- ¿Golpeaste al ladrón al que atrapaste?

- No señor, me hubiera gustado hacerlo, pero esta vez me porté bien

- Que raro, juraría que le diste un golpe en la cabeza

- ¿Y eso por qué?

- El idiota parece estar loco, asegura que manejaste el fuego de un horno para detenerlo

Diego soltó una carcajada estridente y respondió:

- Pues de razón decía usted que lo había golpeado en la cabeza, ese hombre anda mal de la cabeza

Diego siguió sonriendo, pero el jefe lo miraba con curiosidad, luego de un minuto dijo:

- Siempre he pensado que hay algo raro contigo, tienes mucha buena suerte

- ¿Por qué lo dice?

- No lo sé, siempre pasan cosas raras contigo, pareciera que de verdad controlaras el fuego, no es la primera vez que una persona dice eso de ti

- Por favor señor, son delirios de esos idiotas, es una locura lo que dice

- Tienes razón, mejor vete a descansar, ya es hora

Cuando el jefe hubo salido, la sonrisa de Diego desapareció y dejó escapar un profundo suspiro, su jefe algún día descubriría la verdad, no podía seguir utilizando ese don con los delincuentes, los malhechores no estaban equivocados, Diego Stark poseía la habilidad de controlar y manejar el fuego, nadie sabía eso, ni tampoco se lo iba a contar a alguien, ya sabia que pasaria si decia que podia manejar el fuego, lo mandarian a un psiquiátrico para que le contara a un doctor sus delirios de fantasía.

Pero esa era la verdad, no sabía porque, pero el fuego le obedecía, era algo que había descubierto cuando era niño, en una ocasión en que otros niños de su barrio lo habían acorralado para divertirse con él como si fuera un saco de boxeo, Diego había gritado que lo dejaran en paz y justo en ese momento una pipeta de gas de un bar cercano había estallado provocando un incendio, Diego no tomo eso como una casualidad y desde ese día había descubierto que el fuego estaba a sus órdenes, algo que podría ser una fantasía de niño, pero aun ahora, 25 años después seguía siendo el señor del fuego.

Sentado frente a su escritorio, por milésima vez en su vida intentó darle una explicación a esa habilidad, pero no llegaba a ninguna conclusión, para convencerse una vez más que era verdad aquello, chasqueo sus dedos y unas chispas de fuego surgieron y se elevaron en el aire, pero las disipó rápidamente con su mano cuando volvió a entrar su jefe y le dijo:

- Se me olvidaba decirte que te dejaron eso

Diego miró a donde señalaba su jefe y encima de unos libros vio un sobre, lo tomo y preguntó:

- ¿Quién lo dejó?

- No lo sé, lo dejaron en la entrada mientras no estabas, dice tu nombre. Vete a descansar Diego, pareces momia desenterrada

Luego que su jefe se marchó, Diego miró bien el sobre, con letra fina decía:

...Diego Stark Turner...

...New York City Police Department, NYPD...

Lo primero que detallo fue el hecho que quien había dejado el sobre conocía su segundo apellido, hecho que muy pocas personas sabían, abrió el sobre y extrajo dos papeles, uno de ellos era una hoja con lo siguiente escrito en ella:

...“Este mundo siempre fue, es y será fuego eternamente vivo”...

Se quedó absorto un instante, quien fuera que le había dejado eso sabía de su poder con el fuego, no era una simple casualidad la frase sobre el fuego, alguien sabía de su don y se lo había dado a entender, miro lo otro que venía en el sobre, una tarjeta muy elegante que solo ponía:

...Organización Científica CEO4...

...Mañana...

...14:00 PM...

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