Capítulo 4

Cualquier persona, que llevara la misma rutina todos los días, a la misma hora en el mismo parque, siempre se encontraría con la chica que era ya normal verla haciendo su media hora de correr, su nombre era Valentina Miller y siempre a las 6 de la tarde le daba varias vueltas al parque Rockefeller, si no lo hacía ese dia no podia dormir, ya que se sentía incompleta. Como si tuviera un pendiente que su cerebro no puede olvidar y se lo está recordando. Valentina se ponia sus audífonos, colocaba su lista de canciones que siempre encabezaba “The Show must go on” de la banda de rock “Queen” e iniciaba su tiempo de ejercicio, no le gustaban gimnasios ni tener un cuerpo supermoldeado, pero sabía que si quería llegar a la edad de anciana debía mantener su cuerpo activo y saludable.

Estaba terminando la carrera de medicina en la universidad de Nueva York, su principal ideal era graduarse e irse a otro país a ejercer su profesión, no tenía una gran familia a quien dejar, solo a su madre quien ya estaba en edad avanzada y a quien planeaba llevársela para el otro país, había mantenido una relación que solo había durado tres meses, en verdad le gustaba aquel chico, pero un día lo había descubierto llenando de piropos a una estudiante de arquitectura y Valentina no pensaba ser plato de segunda mesa de nadie, desde que andaba sin pareja se le habían presentado muchas opciones de candidatos a tener su corazón, pero por el momento no le interesaba enredarse con el amor, para su opinión todos los hombres son una especie rara que pocas veces habla con la verdad.

Terminó de correr su media hora y se sentó a descansar en uno de los bancos del parque, le gustaba mirar el cielo lentamente irse oscureciendo mientras la tarde moría y le daba paso al nacimiento de una nueva noche, un joven de su misma edad se sentó a su lado y le sonrió, ella le devolvió el gesto, pero esperaba que no fuera a empezar una conversación, el joven permaneció callado solo mirando el cielo, Valentina lo miraba con el rabillo de su ojo, le sorprendía que el chico no hablara ni le preguntara nada, era la primera vez en su vida que un hombre se le acercaba y no empezaba a definirse como el mejor de los seres humanos y a enumerar las virtudes que poseía, pero a los dos minutos:

- Hola

- Hola - respondió Valentina sin poder disimular su sonrisa de haber creído que no hablaría

- Que lindo cielo ¿Verdad?

- Sí, está demasiado hermoso

- Siempre te veo corriendo por el parque ¿Cómo te llamas?

- Valentina Miller

- Mucho gusto. Yo soy Maximiliano Tabares 

- Mucho gusto Maximiliano

- Me gusta venir al parque, desde aquí se puede admirar el firmamento en su máximo esplendor

- Veo que eres un enamorado del firmamento

- Ahora sí lo soy, pero antes no era así

- ¿Por qué? - preguntó Valentina que por primera vez en mucho tiempo le agradaba aquel chico

- Verás, desde hoy el cielo es mucho más hermoso y por eso quiero verlo siempre que pueda

- ¿A qué te refieres con que es más hermoso?

- No me hagas caso, lamento interrumpirte

- No, no me interrumpes, de verdad quiero saber por qué dices eso

- Pues la vida es muy cruel sabes, a veces creo que esto es un juego macabro y retorcido de quien sea que dirija el destino

- Te entiendo, he llegado a pensar lo mismo - Valentina sentía un nudo en su estómago, aquel chico no estaba bien emocionalmente 

- Hace tres años encontré al amor de mi vida, fuimos felices por tres años hasta que el maldito cáncer se alojó en su cabeza - Maximiliano respiro hondo y prosiguió - los tratamientos no sirvieron de nada y ella terminó derrotada ante ese monstruo, hoy fue su funeral sabes, por eso miro el cielo, una nueva estrella lo alumbra esta noche

Valentina sintió como si le hubieran dado un golpe en su estómago, quedó sin palabras ante aquella confesión, Maximiliano le volvió a sonreír y siguió mirando al cielo, Valentina se secó una lágrima y le dijo:

- Ella te seguirá acompañando siempre, cada vez que mires el cielo como ahora, la estarás viendo brillar, nunca te dejará solo y va a ser feliz si sales adelante en honor suyo

- Gracias Valentina, te agradezco que me escucharas y me dieras tu consejo

- No es nada, siempre estoy por aquí a esta hora por si quieres hablar 

- Gracias, pero creo que me iré de viaje, a un lugar donde pueda ser feliz y despejar mi mente

- Haces muy bien, me alegra esa decisión

Maximiliano se puso de pie y con una nueva sonrisa se alejó, Valentina lo miro hasta que pasó el semáforo y desapareció entre la gente, se quedó sentada por un largo rato más pensando en lo fuerte que era la vida para algunas personas, esperaba que Maximiliano estuviera bien en su viaje y pudiera seguir su vida en paz, lo que Valentina no sabía era que el viaje de Maximiliano no era a un lugar terrenal, era un viaje sin retorno, horas después el chico se colgaría de una viga en el sótano de su casa con la esperanza de volver a ver a su amada mujer en la otra vida, una vida que no fuera tan horrible como la que les tocó vivir.

...***...

Esa misma noche, Valentina en su casa preparaba la cena para ella y su madre, la televisión estaba encendida y un reportero informaba la captura de los dos ladrones que habían robado el principal banco de la ciudad, Valentina sintió satisfacción que los cretinos no hubieran logrado su objetivo; Luego de servir la cena a su madre, se acercó a la ventana para divisar la ciudad con sus ruidos y caos, un hombre vestido muy elegante con un maletín en la mano avanzaba por la acera, al pasar por el lado de un vagabundo que pedía limosna, se paró en su vaso de monedas arrojándola por el suelo, el hombre siguió su camino sin siquiera mirar lo que hizo ni importarle nada, Valentina no podía creer la porquería de persona que era aquel hombre, no había duda que la ropa elegante no definía el verdadero ser.

Valentina pensó divertida que le podía dar una lección a ese imbécil, dio un suave soplido al aire y al instante un fuerte viento se empezó a sentir, el viento era tan fuerte que el maletín del hombre se abrió y varios papeles salieron volando, el sujeto salió corriendo detrás de sus papeles, pero estos se elevaron y fueron llevados por el viento, Valentina cerró la ventana sonriente mientras pensaba: “El Karma en acción perra”.

Valentina Miller podía llamarse a sí misma la diosa del aire, poseía la habilidad de controlar el viento, un gran don que utilizaba más que todo por diversión, si sentía mucho calor producía una suave brisa que la refrescara, si sentia mucho frío solo quitaba el viento y era feliz, cuando era pequeña creía que era una heroína de los cómics de “Marvel” y que algún día la reclutarían para formar parte de “los Vengadores”, pero al crecer tomó conciencia de que aquellas historias no eran más que ficción, pero ella era una prueba de que las superheroínas si pueden existir.

Cuando su madre vio su poder con el aire, le prohibió contárselo a alguien, ni a su mejor amiga, era un secreto que debía mantener toda su vida, en palabras de su madre: “El mundo es demasiado cruel con el bueno e inocente, si saben de tu poder te van a llevar a laboratorios y harán de ti un experimento para sus bolsillos”. Valentina había obedecido y a sus 28 años nadie sabía de su habilidad, cuando ella y su madre murieran la historia de la heroína de la vida real se iría al olvido o a la tumba literalmente.

Un rato después, cuando se disponía a apagar las luces para irse a dormir, alguien tocó la puerta de su casa, miró extrañada el reloj que marcaban las 11 de la noche, con cautela fue a la puerta y la abrió un poco, pero no vio a nadie afuera en el pasillo del edificio de apartamentos, solo un sobre en el suelo, miró a ambos lados del pasillo, pero ni rastro de nadie, recogió el sobre y cerró la puerta mientras leía lo que decía:

...Valentina Miller Martínez...

...788 Columbus Ave Unidad Fl4 - Nueva York...

¿Sería algún recado de su universidad? Lo dudaba ya que todo le llegaba a su correo, lo abrió y sacó dos papeles, en uno se leía una extraña frase:

...“Para llegar a un puerto debemos navegar a veces con el viento, y otras veces contra él”...

Valentina leyó la frase otra vez, ¿Sería una casualidad que le enviaran una frase con relación al viento? Por un momento sintió miedo de que alguien supiera de su poder y de que en cualquier momento un grupo de hombres armados tumbaran la puerta y se la llevaran por ser un fenómeno que debía ser estudiado, se calmó, nadie podía saber su poder, era imposible, leyó la tarjeta en la que se leía lo siguiente:

...Organización Científica CEO4...

...Mañana...

...14:00 PM...

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