Capitulo 8: " Mala Elección "

La curiosidad y todos los sentimientos a flor de piel, que tendrá el primer amor que de una u otra forma deja huellas imborrables.

Dejá recuerdos , ya sean buenos o malos, son memorias que permanecen.

La inocente Irina estaba sintiendo todo esto, querer a Alejandro le era inevitable, muchas veces no entendía por que, sin saber muy bien que era lo que le pasaba, sentía que todo en torno a él era doblemente especial, él parecía ser un pequeño mundo aparte, adorado por ella.

Irina había pasado distraída los últimos días, en sus manos sostenía el dije de la gargantilla que Alejandro le había regalado, sus pensamientos flotaban, se desvanecía y volvian a surgir siendo el mismo, el de Alejandro poniéndole la gargantilla.

Una situación tan común la había mantenido nerviosa por días, Irina definía al estado en que ella misma se encontraba como, " extraño". Y pensaba que la única forma de salir de aquel estado era diciéndole a Alejandro como se sentía.

- Irina: [ he cumplido un año más... tal vez ahora ya no ves como a una niña? ].

Para Irina, los días eran más divertidos si estaba con Alejandro, si algo gracioso pasaba por su mente, quería contárselo de inmediato a él para que él también se divirtiera y ella pudiera ver aquella encantadora sonrisa, quería saber como había sido su día, si estaba bien de salud, quería saber en qué pensaba y que quería hacer.

Ella lo había leído en libros, nerviosismo, dificultad para respirar, aceleración de los latidos, todos eran signos que llevaban a una conclusión, todo eso que ella sentía no era otra cosa que su amor por él.

Después de tener aquella charla con sus amigas en la fiesta de té, Irina estuvo pensando detenidamente en que debía hacer, y se planteó firmemente el no ser una cobarde, ella se lo diría, lo había decidido, le diría a Alejandro que le gustaba. Mala elección.

Desde el día del cumpleaños de Irina, Alejandro había enterado a un estado de irritabilidad, cualquier cosa lo molestaba exageradamente, ni siquiera él entendía a que se debía esto, lo cierto era que no podía comportarse como de costumbre.

Esa noche en el casino, otra vez se encontró con Kelsie, después de unos tragos terminaron enredados en besos en alguna esquina del lugar en donde nadie podía verlos.

Brusco, hasta casi desesperados, los besos y los toques de Alejandro eran sentidos de está forma por Kelsie.

- Kelsie: [ vaya... no espere que me deseara tanto]

Kelsei estaba confundida, Alejandro no se encontraba así por ella, solo intentaba liberar de alguna forma los pensamientos que lo habían estado persiguiendo por días.

- Kelsie: A-al-alejandro... controlate, ya es tiempo de que me vaya.

- Alejandro: Señorita Kelsie... has estado jugando conmigo?

- Kelsie: de ningún modo, pero aún no estoy lista para el siguiente paso....

- Alejandro: disculpa la brusquedad... entiendo, ve ya es tarde.

Alejandro había asistido como de costumbre a la mansión Vikram, pero había estado evitando a Irina,¿ por qué? no podría dar una respuesta adecuada.

Ese día, fué a entrenar con Aleksei, pero Aleksei había salido con su padre a recorrer las tierras del Marquesado.

Cuando Alejandro llegó al Marquesado y supo de esto, se iba a retirar sin más, pero fué descubierto por Irina y no pudo huir de ella.

- Irina: a dónde vas sin siquiera saludar!?

- Alejandro: oh.. no es así, pensé que tampoco estabas...

- Irina: pues si estoy! Ven vayamos a tomar té en el invernadero!

Irina tomo apresuradamente la mano de Alejandro y como siempre hacía, lo guío hasta el lugar sin esperar una respuesta.

Alejandro que era arrastrado voluntariamente por la pequeña figura femenina, veía con atención las manos entrelazadas, que era aquello que sentía al ver ese panorama. Satisfacción y felicidad.

- Alejandro: [ es mi mano la que está tomando y no la de ningún principe] [ qué.. qué demonios estoy pensando, porque pensaría en algo así? ]

El lugar que se encontraba siempre repleto de flores brillantes y de buen aroma, era el lugar perfecto para hablar de cosas como las emociones y sentimientos que se generaban en una persona.

El silencio había sido el protagonista del encuentro hasta el momento, Alejandro noto algo extraño, mientras que él casi terminaba su té, el de Irina ni siquiera había sido tocado y ya estaba frío, ella jugeteaba con los mechones de su cabello, no lo miraba como habitualmente lo hacía, ella estaba nerviosa.

- Alejandro: que pasa, hay algo que me quieras decir, te noto un poco extraña.

- Irina: eh! Supongo que no puedo ocultarlo... me conocés bien.

- Alejandro: mmm así es, te conozco desde que eras una bebé, es imposible que no lo note, dime que es lo que ocurre y sí soy bueno para ayudarte en algo.

El valor que Irina había acumulado por días sería usado en ese momento.

- Irina: bueno... no es tan fácil decirlo... cómo decirlo, bueno creo que qué, no estoy segura de que a mí tú me gustas Alejandro.

Irina imagino muchas cosas, pero nunca imaginó ver la expresión de Alejandro desmoronarse de ese modo, no estaba segura de que significaba eso, pero antes de que ella pudiera seguir hablando vió como el rostro de él se endureció, una hostil y fría expresión que nunca había visto aprecio en el rostro de Alejandro.

- Irina: sabés, se que es repentino pero se muy bien q

- Alejandro: Irina, basta.

- Irina: he disculpa?

- Alejandro: Irina yo... yo ni siquiera te veo como una mujer...

Había alguna vez alguien escuchado el ruido de un corazón romperse, seguramente no, pero claramente pudo oírse en ese momento, y era el de Irina.

Una solitaria lágrima surcó el rostro de ella, lo que acaba de escuchar era horrible, sin dudas y con frialdad Alejandro dijo aquello.

Cuando se dió cuenta de lo que había provocado y que ella pudo entender mal lo que él dijo, apresuradamente quiso seguir hablando, pero está vez, fué ella quién lo detuvo.

- Alejandro: Irina yo no es así

- Irina: basta... no necesito escuchar más.

Sin siquiera dudarlo Irina se levantó de su lugar y salió huyendo de ahí, Alejandro quiso ir tras ella, pero al recordar la última expresión que había visto en su rostro entendió que si iba en ese momento solo empeoraría todo.

- Alejandro: maldición! maldición! maldición! debí terminar de hablar! debí explicarle bien!

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