La atracción al polo opuesto parecía predominar en la vida de Alejandro, primeramente peso en Aleksei de la misma forma en que su padre había pensado, vió a Aleksei como alguien del que podría beneficiarse en el futuro, así que siguió acercándose a él.
Él tiempo paso y ambos niños se habían vuelto más cercanos, había llegado el cumpleaños número nueve de Aleksei, y por supuesto Alejandro estaba invitado.
Él Marqués Vikram había organizado una espectacular fiesta para los niños nobles de más o menos la misma edad que la de Aleksei y que lo conocían.
Una fiesta noble era un lugar especial para que las familias demostrarán su poder, y eso se veía desde la forma en que se vestían, comportan o el regalo que daban.
Al Marqués Vikram no le interesaban estás cosas, pero no podía decir que a sus invitados no.
Niños que llevaban ropas exageradamente lujosas, bordadas con hilos de oro o plata, con el botones de oro e incluso incrustaciones de piedras preciosas en sus ropas, nada parecía ser suficiente, ya que los broches de sus trajes eran igual de lujosos.
Alejandro, que por primera vez asistía a una fiesta, se quedó viendo el lujo exagerado que llevaban los niños, él no estaba atrás de ellos en cuanto a vestimenta, él Marqués Reggis se había encargado de que llevará un elegante traje finamente bordado.
Alejandro se había acostumbrado al buen trato que recibía por parte de la familia Vikram, los cuáles nunca habían mencionado el hecho de que era un hijo ilegítimo, no parecía ser un problema para ellos, pero ese día Alejandro se daría cuenta de que no todos eran como la familia Vikram y que los niños podían ser muy crueles.
En un momento, los pequeños invitados a la fiesta estuvieron solos jugando por el gran jardín de la mansión.
Había decidido jugar a las escondidas, a Alejandro le había tocado contar, cuando todos ya estuvieran escondidos y llegó el momento de que él saliera a buscarlos, escucho cosas que preferiría no haberlo hecho.
- Alejandro: [ oh he escuchado algo, ahí deben estar escondidos algunos]
- Si es cierto él que está contando es un hijo bastardo, me lo dijo mi madre, me dijo que no me acercará mucho a él.
- No le da pena salir para que todos lo vean? Dice mi padre que ser un hijo bastardo es algo de lo que hay que avergonzarse.
Los dos niños que estaban hablando eran él hijo de un conde y él otro de un barón, en cuanto a estatus Alejandro estaba por encima de ellos, y pensó en apoyarse en eso para confrontarlos.
Cuando los niños se dieron cuenta que Alejandro los estaba escuchando, salieron de su escondite.
- Alejandro: porque no repiten lo que han dicho hace un momento.
- Repetirlo? A parte de ser un bastardo también eres idiota?
- jajajaja tienes razón, deberías ver lo tonto que luces.
Alejandro temblaba de impotencia, sus impulsos querían que golpeará a aquellos niños, pero su cabeza le decía que si hacía eso, quién se llevaría la peor parte sería él.
- Deberías agradecer que el marqués Aleksei te invitó, no sé cómo es que se fijó en alguien cómo tú.
- Es verdad, por más que trates de disimularlo vistiendote como nosotros, la ropa no cambiará tú sucia sangre.
Alejandro sentía como un nudo se le formaba en la garganta, en cualquier momento las lágrimas se abrirían paso en sus ojos, pero de repente, antes de que eso sucediera, un grito llamo la atención de los tres niños.
- Aleksei: Ustedes!
- Pequeño Marqués!
- Aleksei: ustedes dos quienes creen que son para hablarle así a Alejandro! Él es mi amigo! No quiero verlos nunca más son malos! quiero que se vayan de mi casa!
Los dos pequeños rufianes salieron huyendo ante el reclamo de Aleksei, Alejandro observaba la situación tan sorprendido, Aleksei había escuchado todas esa cosa mala sobre él, y de todas formas salió a defenderlo sin dudar.
Desde ese día, un vínculo de amistad irrompible se había formado entre ambos, el primer interes con el que Alejandro se había acercado a Aleksei fué olvidado completamente, ahora Aleksei era su amigo por elección y no por obligación.
Alejandro frecuentaba la mansión Vikram, cuando tuvo díez años pudo ver otra vez a la pequeña bebé, ahora la pequeña hermana de su amigo tenía cinco años y caminaba por todas partes, por ello la veía con frecuencia, y más aún por que la pequeña siempre buscaba a Aleksei ya que quería estar con él.
Naturalmente Alejandro también fué acercándose a la pequeña Irina, seguía siendo tan encantadora como la primera vez que la vió.
Por alguna razón que Alejandro desconocía, a él le agradaba mucho a la pequeña, mientras iba más seguido a la mansión Vikram vió crecer a la pequeña, lo que lo llevaba a ese día en que Irina lo había invitado a beber té en el invernadero.
Alejandro que parecía prestar atención en otra cosa, en realidad estaba muy atento a Irina, sus palabras y reacciones, le gustaba ver los grandes ojos rosas que estaban expectantes a lo que él fuera a decir, parecía brillar y verse más bonitos cuando se encontraban con los ojos de él.
Mientras Irina le contaba sobre su día y que había tenido su primera reunión, Alejandro no pudo evitar pensar en que ella había crecido un poco, parecía que era hace unos días cuando ella corría a su alrededor y decía que quería casarse con él.
Viendo a la encantadora hija del Marqués, qué era hija de una de las mejores familias del Imperio, la clase no le faltaba, era rica, bella y educada, no había nada que no tuviera, Alejandro se preguntó si alguien imaginaria que esa niña se preocupó por un hijo ilegítimo hasta el punto de llorar cuando el estuvo enfermo, de hacer que su médico personal lo revisará, nisiquiera su padre, él Marqués Reggis se había preocupado por él cuando estuvo enfermo, pero aquella niña, no soporto cuando lo vio con apenas un pequeño resfriado.
Desde que ella supo cuál era el día de su cumpleaños, siempre lo recordó, lo felicito en ese día y le dió muchos regalos, la pequeña Irina se había convertido en alguien especial en la vida de Alejandro.
El tiempo con ella parecía volar, y ya había llegado la hora en que él debía regresar a su casa.
- Alejandro: es momento de que me retiré Irina.
- Irina: he pero ni siquiera has terminado tú taza de té...
- Alejandro: lo terminaré otro día, no pongas esa cara, nos veremos pronto.
- Irina: está bien...
Por más que le dijo que no se entristeciera, Irina no podía ocultar su expresión de tristeza cuando Alejandro debía irse.
Alejandro que veía como su expresión decaía cuando él decía que debía irse, por algún motivo se sentía bien, al saber que a ella no le gustaba que el se fuera.
Sin darse cuenta internamente se alegró y habló inconscientemente.
- Alejandro: no me extrañes mucho pequeña, Irina.
Después de decir eso, salió del invernadero, dejando a Irina en un estado de desconcierto.
Tal vez Alejandro no lo sabía, pero cada palabra o acción, por más minima que fuera, causaba una tormenta de emociones en ella.
Para Irina, las palabras de Alejandro sonaron como la despedida de dos amantes.
Irina: [ de todas formas... me sigue llamando pequeña, eso no es bueno.]
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Comments
Elisa Patico
ay el amor joven...
2024-06-20
2
Jehiel Ortiz Cruz
ay , seguro el padre del galán le va a buscar un compromiso ventajoso con algúna señorita de rango superior 😑
2023-05-12
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