Enserio nunca me notaste.

...Belén....

Esté tipo parece haber investigado cada detalle de mi vida. Tal vez estudió en la misma universidad. Eso explicaría el por qué me conocé tan bien. El por qué conoce mi historia con Axel.

Cada vez que me cuenta algo logra asustarme más. Qué alguien te conozca tan bien puede ser una arma de doble filo.

— ¿Estudiaste en la misma universidad que yo.? — Me atreví a preguntar.

— ¿Enserio nunca me notaste.? — Su respuesta confirmó mis sospechas. — Yo siempre te tuve en la mira. Pero no me atreví a estar cerca.

— Debiste seguir sin atreverte. — El se rió. Pero. o dije ningún chiste.

— Quién no arriesga no gana Querida.

— No me llames así. Igual no creó que ganes. — Estoy decidida a salir ilesa de ésto.

— Yo siento que pronto te voy a ganar. — Me tomó de la cintura.

— ¿Qué haces.? Déjame. — Lo empujé.

— Quédate quieta. — El se acercó más a mi rostro. Yo ignoré sus órdenes de quedarme quieta. Giré mi rostro para evitar el beso.

— No me gustas. — Lo volví a empujar.

— ¿Axel tampoco te gustaba y lo besabas.?

— Pero el me preguntaba antes de hacerlo. Pedía mi opinión y mi permiso. — Alejé a Gael. — No sigas perdiendo tú tiempo. Yo nunca te querré. —No da confianza, no me da tranquilidad, sólo me inspira una sensación de que estoy en peligro.

— No asegures algo tan apresuradamente. — Por fin me soltó. — Tú puedes llegar a quererme.

— No. No puedo. — Salí de la habitación. Bajé a tomar un poco de aire. Y también a ver si hay una forma de escapar.

...Días después. ...

Me preguntaba por qué nadie había venido por mi.¿Enserio no les importaba ni un poquito.? De Axel no esperó mucho. Pero mis padres. A ellos yo debo importarles.

— ¿Triste.? — Gael na paraba de hacerme sentir mal.

— ¿Te interesa.? — Por lo que hizo yo creo que no. A ese lo único que le importa es ganarme. Cosa que le he aclarado en varias ocasiones no va pasar.

— Claro que me importas.

— ¿Sí te importa porqué no dejas que me vaya.?— Es la pregunta que gira en mi cabeza siempre.

— Ya te lo he dicho.

— Estás mal de la cabeza. Es lo único que he logrado entender en todo esté tiempo.

— Soy un humano.

— No parece.

— Para que veas que lo soy te llevaré a dar un paseó.

— Ya me se la casa de memoria. Gracias.

— El paseó es a caballo.

¿Caballo.? No recuerdo la última vez que monte uno.

— Aquí no hay caballos. — Tampoco recuerdo haberlos visto desde que llegué.

— Al parecer no conoces toda la casa.— Tomó mi mano. Quise alejarme de inmediato. Pero no pude. El me tenía bien agarrada. — Vamos.

Minutos después estábamos juntos a dos hermosos caballos. Uno blanco y el otro cafe. Se veían imponentes. Tanto que sentí miedo.

— No me subiré a eso. — Sólo he montado caballos pequeños. Nunca uno cómo esté.

— ¿Tienes miedo.?

— ¿Tú que piensas.?

— Qué si. — Aseguró.

— Supongo que no me vas obligar a subir.

— Un caballero nunca lo haría.

— Gracias al cielo.

— Pero yo no soy un caballero. — Me tomó de la cintura y me subió sobre el caballo.

— ¿Qué estas haciendo.?. Quiero bajarme. — Ahora tenía más miedo que antes.

— Tranquila. Yo te cuidó. — Se subió en las ancas y tomó las riendas.

— Tengo miedo. — Confesé temblando. Gael puso una de sus manos alrededor de mi cintura y me habló al oído.

— Yo estoy aquí. No tengas miedo. — Después de decir eso me llevó a recoger todo el campo. Paramos en una cascada muy bonita. No sé en qué parte de Perú estamos, pero debí poner más atención en las clases de geografía. No saber sobre estás cosas me impide disfrutar las buenas vistas.

...Axel....

Los detectives no han investigado mucho. Los llamó a diario pero ninguna novedad. El padre de Belén está en las mismas que yo. El no puede la esperanza de tener noticias pronto. Y yo tampoco.

— Buenas noches. — Mi secretaria entró a mi oficina. Sin tocar la puerta. Raro en ella.

— ¿Qué haces aquí a está hora.?

— Venía a dejarle estos papeles. Son para mañana. Pero no lo quise dejar pendiente.

— Déjalos sobre el escritorio. — Ella los puso y camino a la puerta.

— En realidad. — Detuvo sus pasos. — Estoy preocupada por usted. No lo veo bien desde hace días. — Y no lo estoy.

— No es nada.

— ¿Seguro.? ¿No hay algo que no lo deja dormir bien.?

— No. En absoluto. Yo duermo bien cada noche.

— ¿Y su prometida.? No ha venido por aquí hace mucho.

— Está de viaje. Tal vez la veas pronto. — Es mi secretaria, pero no por esas razones debe conocer cada cosa de mi vida. Y menos de la vida de la mujer que amó.

— Qué bien. Permiso.

— Propio.

Belén te extraño tanto. Seguía pensando en ella cuándo sonó el teléfono de la oficina.

— Hola.

— ¿Axel.?

— ¿Belén.?

— Si. Soy yo. Axel ayúdame. Me tienen secuestrada.

— ¿Dónde estás.?

— En Perú.

— ¿Qué parte.?

— No sé. Yo...

— ¿Con quién hablas.? — Escuché la voz de un hombre. Luego el teléfono siendo colgado. Al menos ahora sé que no está en éste país. Eso delimita la búsqueda. Llamé de inmediato a los detectives y les dije lo que pasó. Qué se pusieran a trabajar de inmediato en la búsqueda. Yo mismo decidí irme a Perú. Belén estaba en peligro. Y la idea de que le pasará algo me aterraba por completo.

Sólo pedía que ella estuviera bien. Qué ese imbécil que la tiene no le haga daño.

...Belén....

Muy lindo el paseo y todo. Pero creó que el tipo esté quiere que yo sufra el síndrome de Estocolmo. O algo parecido. Pero no le daré gusto. Ahora que volvimos del paseó comimos y luego me disculpé para ir a buscar el teléfono que ví escondido el otro día.

No recordaba muchos números. Pero si el de la oficina de Axel. Marqué y me respondió. Eso fue todo un alivió. Por desgracia Gael me descubrió. Y no se que pueda pasar.

— Parece que todavía no te sientes agusto conmigo. — Me miraba molesto.

— Nunca me han gustado los extraños.

— Yo no soy un extraño. Ya sabes que nos conocimos en la universidad.

— Se que me viste en la universidad. Más nunca te ví yo a tí.

— Claro que me viste. Un día nos tropezamos. ¿No te acuerdas.?

— No. No me acuerdo.

— Lastima que tengas tan mala memoria. Yo si lo recuerdo.

Me contó cómo fue. Pareci haber recordado lo que pasó. Recordé sus ojos grises ayudándome a levantar mis libros. Y recordé cómo nos miraban las chicas y los chicos. Parece que era un galán igual que Axel. O al menos así se ve en mis recuerdos de la universidad.

— Dime qué tanto le contaste a ese idiota.

— No mucho. Tú no me dejaste.

— ¿Le dijiste dónde Estamos.?

— No. — Mentí. Tal vez el me crea.

— Qué bueno. Esté lugar me gusta. No quiero dejarlo tan pronto. — ¿Pero es que esté me piensa tener secuestrada toda la vida.?

Perdón por publicar hasta ahora. Estoy un poco ocupada cuidando niñas pequeñas. Intentaré actualizar más seguido.

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Comments

Mabel Figueroa

Mabel Figueroa

Noail, es lo correcto opinar, pasa que tienen otras empezadas y te digo más, aveces me pasó de leer y dejo, porque mezclan los personajes

2025-03-17

0

Mabel Figueroa

Mabel Figueroa

hay una confusión, los detectives dijeron de Perú, escritora, te perdiste??

2025-03-17

0

Del valle Melendez

Del valle Melendez

no entiendo xq dijo que los detectives no le dan razón si ya había dicho que ella estaba en Perú y que salió del país con otro nombre

2024-02-13

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