Puedes tomar mi mano.

...Flashback....

...Tres años atrás....

Gael y Axel estaban en la universidad. Tercer año. Belén acababa de ingresar. Llegó en el auto de su padre. Un Lamborghini negro.

— ¿Lista para tu primer día.? — Preguntó su padre tomando su mano y regalando una sonrisa a su hija.

— Si. Supongo que será igual a mis otros primeros días. — Sonrió un poco. Pero su padre entendió que ella no estaba muy animada.

— Hija está es la universidad. Aquí harás amigos. Estoy seguro. — Su padre quiso animarla. Belén no le quiso amargar el día a el también.

— Tienes razón padre. Es la universidad. Aquí todos son más maduros. ¿Cierto.? — O tal vez son más inmaduros pensó internamente.

— Si. Tal vez hasta un novio consigas.

— No papá. Eso ya es mucho. — Su padre se rió.

— Bueno. Mejor para mí. Así no tendré que amenazar a nadie. — Belén se rió sinceramente. El chófer de su padre rodeó el auto y abrió la puerta. — Nos vemos querida. — Le dió un cálido abrazo.

— Nos vemos padre. — Le dió un beso y bajó del auto. Las miradas curiosas no se hicieron esperar. Belén tenía puesta una blusa Chanel azul marino, un pantalón de la misma marca, botines negros, y el cabello suelto. Se veía hermosa y nada exagerada.

Entrar a la universidad fue cómo pisar un escenario de baile, sentía mucho miedo, mucha inseguridad, y sobre todo, muchas miradas sobre ella.

Trató de evadirlas y se dirigió al lugar dónde tomaría su primera clase. Mientras caminaba no miraba a nadie de su alrededor. Sus manos le temblaban pero ella las controlaba con sus libros.

Llegó al primer salón y al entrar respiró aliviada, pues no había nadie aún. Se relajó y tomó asiento.

Unos minutos después el salón se empezó a llenar de personas. Alumnos y profesor. Todo ese día se sintió incómoda con las miradas que sentía sobre ella. Se mantenía viendo a una sola dirección, el frente.

Las clases pasaban y su corazón se ponía cada vez más tranquilo. Pues ya casi se iba a terminar el día. Poco a poco se fue dando cuenta cómo funcionaba la escuela. Y los grupos que habían.

— No es muy diferente a la preparatoria. — Pensó en voz alta. Hay idiotas, nerds, populares, becados, genios y ...

— ¿Por qué no es diferente.? — Preguntó Axel a su lado. El fue a presentarse. La vió cuándo llegó y todo el día había estado en su cabeza.

Belén lo miró de arriba a bajó y pensó. "Esté debe ser el Bad boy de la universidad." Siempre hay uno. No es posible. Ninguna secundaria, preparatoria, o universidad se salvan de los chicos cómo el.

— No has respondido hermosa. — Si, es el Bad boy. Siguió pensando Belén.

— Yo tengo una clase. — Belén se alejó de Axel. No quería conversar con el mujeriego de la universidad, le pareció guapo y un hombre con el que no debía relacionarse.

— ¿Qué pasó.? ¿Ella te dió su número.? — Le preguntó uno de sus amigos a el.

— No alcance a pedirlo. — Dijo Axel con decepción.

— Lento amigo. Muy lento. — Se burló de él.

— Te puedo asegurar que esa chica pronto será mi novia. — Habló con confianza.

— No quiero palabras. Quiero hechos. Te daré 7000 dólares si lo logras. — El amigo parecía conocer mejor a Belén.

— ¿Quieres perder.? — Preguntó Axel con mucha confianza en si mismo.

— Tal vez la nueva me haga ganar. — Aseguró el amigo.

— No creó. Seguro es cómo las otras chicas, en un principio se muestran arrogantes, le hablas bonito y da lo que deseas. — Dijo Axel con arrogancia.

Su amigo se rió.

— El tiempo lo dirá.

Los días pasaban y Axel observaba cada vez más a Belén. Ella iba a la biblioteca en el almuerzo y leía libros. Libros sobre cómo controlar las emociones. Ya que ser bailarina y tener pánico escénico no era una buena combinación. También iba al gimnasio cuándo nadie la veía. Pero, nunca podía hacer otra cosa que sentarse, y ver el lugar dónde otras personas si podían jugar, bailar y cantar.

— ¿Qué haces.? — Axel la descubrió mientras ella se ponía de pie en el escenario.

— Nada. ¿Qué haces aquí.? — Preguntó nerviosa.

— Te estaba viendo. ¿Cantas.?

— No.

— ¿Entonces bailás.?

— No. — Belén Intentó irse.

— ¿Por qué te vas.? — El le bloqueó el pasó.

— Tengo clases. — Salió del gimnasio y dejó muchas preguntas en la cabeza de Axel. ¿Es tímida.? Se Preguntó con incrédulidad, al verla caminar daba la impresión de que fuera alguien de la realeza. Pero al estar a solas se comportaba muy distinto.

Axel tenía muchas tácticas para conquistar chicas, y Belén no era alguien con experiencia. Pero si alguien que desconfiaba de todo el mundo. Ganar su apuesta no le sería nada fácil.

— Otra vez estás aquí. — Preguntó Axel unos días después, al verla en el gimnasio.

— Parece que también vines seguido. — Le dijo ella.

— Más o menos.

— ¿Y a qué vines.?

— A verte. — Afirmó con una sonrisa dulce y amable.

— ¿Por qué.? — Se extrañó ella.

— Para ver si un día de estos te animas a bailar.

— Yo no bailó. — Afirmó de nuevo Belén.

— Yo sé que sí. — Le enseño una noticia de ella en su teléfono. Era del último concurso dónde participó. Se había lesionado al hacer mal un paso. Cosa que le dejó inseguridad en el escenario.

— ¿Cómo es que tú...?

— ¿Conseguí la información.? — El sonrió con orgullo. La noticia había sido eliminada de internet por la familia de ella, para que Belén no sufriera con los comentarios negativos de las personas. Pero Axel la había visto. Ella no se explicaba cómo. — Te prometo que si te caes yo tomaré tú mano. Y te ayudaré a levantarte.

— ¿Por qué harías eso.? — Preguntó incrédula.

— Para darte seguridad. — Dijo el con voz calida.

— No necesito seguridad y menos tuya. — Dijo Belén con arrogancia.

— Yo creó que si. — El tomó su mano y la llevó al centro del gimnasio. — Bailá. — Ella no quiso. —Vamos, sólo estamos tú y yo. Nadie más. — Belén seguía insegura. — Vamos Belén. Tú puedes. — El le transmitió cierta confianza. Pero no la suficiente.

Axel le sonrió de una forma dulce. Pero ella todavía no estaba lista. Intentó salir corriendo pero Axel la detuvo y la abrazó tiernamente.

— Déjame. — Ella lo empujó.

— Ésto es lo que necesitas. — El la siguió abrazando. — Yo sé que lo necesitas. — Belén ya no puso resistencia. Se quedó en los brazos de Axel por un rato. Luego se dió cuenta que se había dejado llevar, y lo empujó de nuevo.

— Gracias. — Dijo confundida. — Adiós. — Ahora si salió corriendo. Y Axel se dió cuenta de lo mucho que le gustaba Belén.

— ¿Qué siento por ella.? — Se preguntó a si mismo. Una pregunta que no lo dejó dormir esa noche. El siguió visitando el gimnasio, ya no se acercaba a Belén, sólo la veía de lejos. Unos días después tomó el valor de hablarle de nuevo. — Ya se nos hizo costumbre vernos aquí. — Bajó hasta dónde ella estaba.

— Yo no vine a verte. — Aseguró Belén.

— Yo sí.

— No logró descifrar lo que intentas hacer.

— Es sencillo. Quiero ser tú amigo.

— No necesito amigos.

— Todos necesitamos amigos. Incluso los animales los necesitan.

— He vivido toda mi vida sin amigos. Nunca los he necesitado, y no creó que ahora lo haga.

— Has estado sola. — Afirmó sin querer herirla.

— ¿Qué.? — Ella trató de no ponerse mal.

— Has estado sola todo el tiempo. No confías en las personas, no tienes en quién apoyarte, no tienes a quién compartirle tus preocupación, y supongo que ser una hija adoptada no ayuda mucho. — Belén sintió un dolor en el pecho. Le dolía escuchar a las personas llamarla adoptada. Ese era su punto débil, esa era la cosa que más la lastimaba escuchar, la cosa con la que su hermano y el resto del mundo la habían molestado siempre.

Tal vez Axel no se lo dijo en un mal tono, pero esa palabra siempre se metía cómo un cuchillo en su corazón. Y por más acostumbrada que estaba a ese cuchillo siempre le dolía igual.

— ¡No necesito a las personas!. ¡No necesito amigos!, ¡no necesito en quién confiar!, ¡tampoco necesitó ser una hija biológica.! — Gritó con frustración en la cara de Axel. El no se molestó. Al contrario, sintió mucha empatía por ella y la abrazó. Belén Intentaba alejarlo, pero el lo sé lo permitía.

— No sé cómo te sientes. Soy un hijo biológico, tengo muchos amigos, tengo en quién confiar. Y no te diré que me pongo en tus zapatos. Pero si te diré algo... — La despegó de su pecho y la vió a los ojos. — Educa ese miedo que tienes y si no puedes sola aquí estaré siempre. Puedes tomar mi mano en cualquier momento. — Le dió un beso en la mejilla y se fue. Dejando a Belén totalmente estupefacta.

— ¿Qué fue eso.?

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Comments

Anonymous

Anonymous

El auto no podría tener chófer solo es biplaza dos puertas un deportivo. no sabe nada de autos. malisima

2024-01-29

1

Vanesa Garcia

Vanesa Garcia

💓🤗

2023-05-16

4

Alondra Robles

Alondra Robles

Esta buenísima esta nueva novela ruya

2023-05-06

1

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Updated 60 Episodes

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