Soy una persona fría

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Bernardo recibe la noticia de que su hermana está a punto de volver. Se pone furioso. Avienta lo que encuentra en su escritorio.

Esmeralda escucha el ruido y entra a la oficina. Ve el desastre y se da cuenta de que no es un buen momento.

Quiere salir pero Bernardo la detiene.

— Quiero una botella de vino. El mejor.

— Señor es muy temprano para que usted...

— No me digas lo que tengo que hacer. Eres mi empleada. Obedece. — Esmeralda sale de la oficina y va por una botella de vino, también compra un poco de jugo de uva. La mezcla para que el no se emborraché.

Bernardo capta un sabor extraño en el vino, pero no comenta nada. Esmeralda no sabe si irse o quedarse con el. Ya casi es momento de que salga de trabajar.

— Señor creó que yo...

— Tal vez necesite más cosas. Hoy trabajas horas extras.

— Está bien señor. — Esme no réplica y vuelve a su lugar de trabajo. Unos minutos después entra a la oficina, ve a su jefe ebrio. — No puedo creer su poca tolerancia al alcohol. — Piensa ella en voz baja.

— No estoy borracho. — Declara Bernardo al sentarse correctamente en la silla. — ¿Estás segura de que ésto es vino.?

Esmeralda se pone nerviosa.

— Claro que sí señor. Es vino..

— Qué extraño. Me supo a jugo de uva.

— ¿El vino es de uva.?

— Lo sé. Pero esté especialmente tiene un sabor... — Se acerca a Esmeralda y ella retrocede. — Extraño.

— No se que pudo pasar..

— Yo si. Tú le pusiste jugo. Lo que no entiendo es por qué. — El ya está completamente seguro, no tiene caso que ella niegue nada.

— Lo admito. Yo lo hice. Pero fue por su bien. Es que usted tiene una junta muy importante mañana. ¿Cómo iba atenderla si amanecía mal.?

— Agradezco tu preocupación. Pero de ahora en adelante no te metas en mis asuntos..¿Te queda claro.?

— Si señor.

— Muy bien.

...— — —...

Al día siguiente Belén y Axel regresan a Estados Unidos. La familia de ambos están muy contentos de verlos juntos una vez más. Belén no lleva puesto el anillo que Axel le regaló, ese detalle no pasa desapercibido por su futura suegra. Pero por la situación en que se encuentran prefiere no comentar nada al respecto.

— ¿Cómo estás.? ¿Te hicieron daño.? — Pregunta su madre con preocupación.

— No. Estoy bien. Tranquila.

— Ya están en tú casa. Nunca más dejaremos que algo te pasé. — Promete su madre.

— Gracias.

— Se que no es un buen momento..Pero... ¿Ustedes se van a casar.? — Pregunta la madre de Axel. Está ansiosa. Ellos se miran sin saber que responder.

— Mamá creó que ...

— Si Axel todavía se quiere casar conmigo... — Belén toma las manos de el. — Yo estaré encantada. — Le da un beso en los labios, uno cortó pero sincero. Axel se sorprende, pero al mismo tiempo está feliz.

— Quiero pasar todos los días de mi vida a tú lado. — Le dice el con una sonrisa. — Te amo. — Belén le sonríe con sinceridad y se besan de nuevo.

Unos minutos después los padres de ambos se van, dejándolos solos.

— ¿De verdad nos vamos a casar.? — Pregunta aún incrédulo Axel.

— Si no quieres...

— No es eso... Claro que quiero... Lo que no sabía era que tú también lo querías. Anoche dijiste que no me amas.

— Pero también dije que te quiero. Y sólo pensé en ti mientras estaba secuestrada. Pensaba en todo lo que hemos pasado juntos. No sabía que me amabas. Pensé que yo era un pasé a tu vida de soltero mujeriego. Ni siquiera entiendo por qué te enamoraste de alguien cómo yo, soy una persona fría, altanera, grosera.... — Belén empieza a nombrar todos los defectos que puede encontrar.

— Hey. — Axel pone un dedo sobre sus labios. — Eres maravillosa, tienes carácter fuerte y en ocasiones te pones insoportable. Es verdad.

— Gracias. — Dice Belén sarcásticamente.

— Yo creó que me gusta qué nunca te rindes. Me gusta que nunca te dejas de nadie. Y me gusta que eres cariñosa con los niños.

— ¿Cuándo me viste con niños.?

— En una ocasión. Pero no hablemos de eso. Hay que ver los detalles de la boda.

— Yo creó que primero debemos ver mi divorcio. Si es que ese matrimonio vale.

— De eso me encargó yo. — Le da un beso en los labios. — Nos vemos en la tarde.

— Okay.

...———...

Bernardo llega a la oficina sin síntomas de borrachera. Saluda a Esmeralda y está le entrega un café cómo es su costumbre. Va a su oficina y le da los pendientes del día. Luego se retira a su asiento. Llega Sara y Esmeralda la saluda.

— Buenos días señorita.

— Buenos días. ¿Bernardo está.?

— Si señorita. Enseguida le avisó que usted...

— No es necesario. — Sara entra a la oficina y pasa más de medía hora.

Esmeralda ve que es momento de ir a la reunión así que toca la puerta. Bernardo la deja entrar y lo ve acomodando su traje. No quiere imaginar lo que pasó, tampoco le da importancia y le avisa de la reunión.

El se despide de su novia y se va con Esmeralda.

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Es de tarde y a Belén le llegan unas fotos. Son de su boda con Gael. En el mensaje le dice que si no quiere que lleguen a manos de su futura suegra, deberá verse con el a las 8 de la noche.

Belén no quiere ir. Tiene miedo.

— Has lo que quieras. — Responde el mensaje y bloquea el número. Tras hacerlo recibe una llamada y no responde. Unos minutos después llega Axel y ve la insistencia con la que le llaman.

— ¿Por qué no respondes.?

— No es importante. — Axel atiende la llamada y Belén le arrebata el teléfono.

— Hola.

— Hasta que respondes. Esposa me has bloqueado tres números. — Axel quiere quitarle el teléfono a Belén pero ella no se lo permite.

— ¿Qué quieres.? — Responde ella de mala gana.

— Verte. Extraño dormir contigo. — Axel se ve claramente molestó. Le quita el celular a Belén y se aleja de ella, no quiere que escuché la conversión.

— Ella nunca volverá a dormir contigo. Ella será mi esposa.

— No se puede casar. Ya está casada conmigo.

— Un matrimonio que no quiere. Y me voy a encargar de disolverlo. Si es que vale. Quédate tranquilo.

— ¿Estás seguro de que no lo quiere.? Digo, se acostó conmigo.

— ¿Qué.?

— ¿No te lo dijo.? Belén se acostó conmigo. Es mía.

— No lo es. — Axel le cuelga y Gael sonríe con satisfacción. Logró lo que quería. Sembrar la desconfianza.

— ¿Qué pasó.? ¿Qué te dijo.?

— ¿Te acostaste con el.?

— No.

— El me dijo que si.

— ¿Cómo puedes creerle.? ¿Sabes lo aterrada que estube todos esos días.? — Axel se siente culpable por dudar.