Eres muy majadera

...Belén....

Esa mujer me dejó muy intrigada. Quiere que yo esté con el tipo que parece amar. ¿Está loca o qué.? ¿Quién soy yo para juzgar cómo piensa.? Yo nunca he estado enamorada. Tal vez por amor aguantas cosas que no quieres. O que no debes.

— No te has probado nada. — Dijo Jaqueline, estaba regresando de conversar con Gael. Una conversación dónde seguro mi nombre estuvo presente.

— Está ropa está horrible. No la usaría ni por qué fuera lo último sobre la tierra. — Todo era bonito, pero no quería nada de Gael. Está intentado ganarme con cosas materiales. Eso lo sé.

— Eres muy majadera. — No se que significa pero no creó que sea algo bueno.

— Gracias. — Aún así agradecí lo que dijo.

— ¿Ya terminaste.? — Llegó Gael.

— ¿Terminar qué.? — Pregunté molesta.

— De elegir. — Respondió el.

— No quiero nada. Nada me gustó. — Lo que me gustaría es encontrar a una buena persona y que me ayude.

— Qué raro, es la mejor boutique de aquí. — Se halagó así misma Jaqueline. Debo reconocer que tiene un gusto estupendo. Aún mejor que el de mi asesor de vestuario.

— He visto lugares mejores. — Expresé con desdén. Mi madre siempre me llevaba a las mejores boutiques. Pero ni con ella gastaba más de lo que debía.

— Lo siento por no llévate a uno de esos. Tal vez en otra ocasión vayamos. — Dijo Gael con una sonrisa. No sé pero el no termina de convencerme. Siempre intenta ser demasiado bueno. ¿Es así su naturaleza o me quiere engañar.?

— No me interesa ir contigo. — Ojalá que pronto se enfadé de mi.

— Jaqueline empaca todo ésto. Me lo llevaré. — ¿Se va llevar todo ésto.? ¿Cuánto tiempo piensa tenerme secuestrada.?

— Perfecto. — Dijo Jaqueline muy feliz.

— Yo no quiero nada. — En algún momento tendré una oportunidad para irme. Y no voy a poder usar todo ésto.

— ¿Estás diciendo que prefieres andar desnuda a ponerte está ropa.? — Ja. ¿Cómo puede pensar semejante tontería.? Iba reclamar, pero me dí cuenta de que el me estaba observando con una sonrisa pícara.

— La ropa me pareció maravillosa. — Comenté medio asustada. Obvio no quiero andar desnuda enfrente de el.

— Así me gusta. — Observó a su amiga.—Jaqueline empaca todo.

— En un minuto tendrás todo listo.

...Axel....

¿Dónde te metiste Belén.? Yo te conozco, se que no desapareciste sólo para no darme la cara. Eres más valiente que eso. Eres mejor que eso. Ojalá que su padre ya tenga noticias de ella. Hoy vine a su casa a verlo.

— ¿Ha sabido algo de Belén.? — Pregunté al llegar. Ni siquiera le dí los buenos días.

— Tenías razón Axel. Belén no contesta su celular.

— Carajo. — No cuidé mi vocabulario. — Se que algo le pasó. Tenemos que revisar las cámaras de seguridad de ese día. Por favor. — Se que lo que pasa aquí es algo privado. Pero yo necesito saber.

— Si. Vamos. — Fuimos al lugar dónde está la persona que cuida de eso. Le pedimos que nos mostrará las grabaciones de ese día. El se puso un poco nervioso.

— ¿Qué sabes tú de mi novia.? — Lo tomé del cuello de su camisa.

— Yo no sé nada. — Dijo ahora más nervioso.

— Muéstrame las grabación. Ahora. — Lo empujé contra su silla. A él no le quedó más remedio que mostrarme. — ¿Porqué no hay nada.? ¿A.? ¿DIME QUÉ PASÓ CON LAS GRABACIONES.? — Grité con frustración. El sabía más de lo que aparentaba.

— El señor Bernardo me pidió que las eliminará.— ¿Bernardo.? Debí imaginarlo. El nunca ha querido a Belén. No pensé que fuera tan basura.

— ¡¿Por qué.?! — Preguntó mi suegro un poco menos alterado que yo. Pero se notaba la preocupación en u rostro.

— Esa noche se llevaron a las señorita Belén. — Confesó el imbécil que se encarga de la seguridad. Hace pésimo trabajo. ¿Cómo puede proteger de esa manera a mi novia.?

— ¿QUIÉN SE LA LLEVÓ.? — Quién sabe dónde está. Cómo la está pasando. Si está bien o no. Esperó que quién la tenga no le haga daño.

— No sé. Le juro que no sé. Yo sólo seguí las órdenes del señor Bernardo. — Ese maldito de Bernardo. ¿Cómo pudo exponer a mi Belén.? Me las va pagar.

— Señor usted encargarse de esté traidor. Yo me voy a encargar de su hijo. — El no va regresar a esta casa con su linda carita.

— Axel no hagas una tontería. — Me pidió mi suegro.

— Sólo le sacaré la verdad a su hijo. Y Perdón si no utilizo métodos muy éticos.

— Axel.

— Lo siento. Pero haré lo que sea necesario. — Salí de ese lugar y me dirigí a la empresa dónde ese inútil se la pasa. Subí a su oficina y toqué la puerta.

— Adelante. — Dijo el.

— ¿Dónde está Belén.? — Pregunté furioso.

— ¿Y yo que sé.? — Le restó importancia.

— Mira imbécil. — Lo tomé del cuello. — Más te vale que me digas dónde está. ¿O esa cara que tanto cuidas no va quedar igual.? — Le advertí.

— No sé dónde está la adoptada. Déjame en paz. — Intentó quitarse mis manos, lo único que consiguió fue que apretara más su cuello.

— Dímelo o ya sabes lo que va pasar contigo.

— Ya te dije que no se. Seguro está de golfa por ahí. — Ahora si lo golpeé.

— Tú hermana no es ninguna golfa.

— Tú no la conoces bien. Ella antes de ti tuvo muchos novios, se metió con sus patrocinadores. Es una cualquie... — Le dí otro golpe en la cara.

— Delante de mi no ofendas a Belén. Yo la conozco mejor que tú. — Ella se volvió mi novia justamente para alejar a esos imbéciles. Jamás voy a pensé que Belén es lo que el dice.

— Belén no te ama. Dejá de defenderla. Ella nunca va valorar ese amor que le tienes.

— A mi no me importa si me valora o no. — Un día ella verá que soy sincero y tai vez entonces me de una oportunidad de verdad.

— Si te importa. ¿Te digo algo.? Ella está con alguien...

— ¿CON QUIÉN.? — Grité desesperado. El se rió de mi.

— No te lo diré. Búscala. Tal vez tengas suerte y la encuentres, antes de que sea tarde. Si no te apuras la vas a encontrar cuándo ya amé a alguien más. — Eso último que dijo me dió más coraje todavía.

— Maldito Imbécil. Pero ni creas que ésto se va quedar así. Te vas a ir a la cárcel, por ser cómplice de secuestró. — No dejaré que se vaya inmune. El va pagar por haber ayudado.

— No puedes probarme nada. — Aseguró el. No sabe que tengo un testigo.

— Si puedo. Y ni tus padres te van a salvar de ésto. — Le aseguré y salí de su oficina. Belén te voy a encontrar. Te lo prometo.

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