CAPÍTULO 3

Luego de recorrer el lugar me llevaron hasta el final del gran lugar, donde había una habitación pequeña con una mini cocina y un sanitario, por lo que entendí ese sería mi lugar,

Yo pensé aclararle al señor Euclides que tenía a Centinela conmigo, pero aún no confiaba en él, yo la había registrado como mía, llené el formato de entrega en la oficina de mi tío y lo selle, yo soy legalmente su propietario, así que nadie puede separarme de ella

Me acomodé lo mejor que pude, pero solo traía la ropa puesta y tenía días con ella, en ese momento una señora muy amable llego de sorpresa y descubrió a Centinela.

__ Por favor no diga nada, es mía lo juro, tengo sus papeles,

__tranquilo mi niño, no dire nada, vine a traerte algo de ropa y algo de comer, aunque creo que agregaré algo de leche a todas tus comidas, hoy descansa mañana deberás comenzar a trabajar con los animales, _ dijo ella acariciando la cabeza de mi pequeña.

A partir de ese día una nueva vida comenzó para mí, trabajaba duro para entrenar a los perros, claro todos ellos me conocían, por tanto, no fue difícil para mí entrenarlos,

Al paso de los días, comencé a oír ruidos en las noches, aunque yo casi nunca salía del granero, solo cuando llegaban mis profesores de defensa personal, pero igual no me acercaba a la casa grande, mi entrenamiento era completo, me entrenaban con todo tipo de armas, técnicas de escape, tecnología, me convertiría en un soldado, una máquina de matar, su idea era que yo pudiera defenderme si decidía recuperar lo que por derecho me correspondía, además don Euclides, pensaba que mi tío trataría de eliminarme, a los seis meses de estar aquí él conversó conmigo y me mostró varias fotos donde salía él con mi padre, en realidad habían sido amigos en su juventud,

Había una donde, estaban mi padre, entre dos hombres, uno era Antoni el abogado del don y el otro un señor de ojos azules que Sebastián al parecer eran otros amigos de ellos, los cuatro eran inseparables.

Pero se distanciaron cuando mi padre se casó con mi madre, pues don Euclides con apenado y disculpándose primero conmigo, afirmó que mi madre era manipuladora e interesada, y se lo dijo a su amigo, pero mi padre lo golpeó y no volvieron a verse.

Pero a pesar, de haberme dolido oír eso de mi madre, saber que en realidad don Euclides me estimaba, me permitió relajarme y hablarle de Centinela, a él le pareció gracioso que yo allá viajado con ella encima todo el viaje, pensando que él podía quitármela.

Eso también fue un alivio para mí, eso me permitirá entrenarla con más libertad, aunque Centinela, estaba mostrando los genes de su madre, tenía seis meses y era más fuerte y audaz que muchos de los perros adultos,

Pero a pesar de que don Euclides le había asignado su criadero, ella prefería seguir durmiendo conmigo y de verdad yo también me sentía más seguro y tranquilo con ella a mi lado.

Don Euclides, había comenzado a presentar a nuestros perros en grandes competencias y a ganar grandes premios, “el niño pitbull”, se estaba convirtiendo en una leyenda entre los criadores más famosos de Rusia,

Me sentía orgulloso de mí mismo y me dolía no poder decir que era gracias a los genes del gran Saúl Johnson aún recuerdo con orgullo todos los diplomas, placas de reconocimientos, trofeos y medallas que tenía mi padre en su oficina, muchos de sus amigos, lo llamaban “papá pitbull”, de ahí surge mi apodo “niño pitbull”.

El señor Euclides, estaba más que contento con mi trabajo y comenzó a darme dinero, me pagaba un sueldo, pero me daba todo, no necesitaba gastar en nada, me dijo que lo ahorrará para cuando este adulto, tenga un capital.

Otro año pasó volando y ya con casi trece años, era un soldado muy capaz, afortunadamente tengo buena altura, y esto me ha facilitado el entrenamiento.

Don Euclides, me informó que debo ingresar a una unidad especial del Gobierno ruso, él movió muchos contactos y me recibirán en dos meses, me dio la tarjeta del Comandante Greco, debo ir para terminar de aprender y tener prácticas de campo, tales como simulacros y algo así.

No me siento cómodo, dejando a Centinela, pero nana se ocupará de ella, incluso prometió dejarla dormir en mi habitación durante los dos años que este fuera.

Yo solo podré venir dos veces al año, no quiero ir, pero debo ser agradecido y obediente, tal vez decida permanecer en esa unidad y por ahí forjar mi futuro, criar perros puede ser algo adicional, debo forjarme mi propio futuro.

Estos días, he sentido al don como nervioso estos y a la nana también, ella incluso pasa la mayor parte del tiempo con las niñas aquí en el Granero, incluso a veces se quedan a dormir aquí y en los simulacros nos enseña a la nana y a mí salir por el bosque con las dos niñas, Laurent de 9 años y Hanna de 1 año, espero que solo sea mi imaginación.

Pasaron los días y una noche, estoy cenando y escucho que la nana me llama, pero era un grito desesperado, ella venía corriendo con las dos niñas

__ Freddy, Freddy, no es un simulacro,

Yo al momento no entendí, pero reaccioné corrí hacia ella, cerré el granero, me llevé el control de la puerta de los perros y entramos a mi cuarto abrimos la compuerta y bajamos a un pequeño sótano, ahí nos refugiamos,

A los pocos minutos, grandes explosiones se escucharon y muchos disparos, yo quería buscar a don Euclides, traerlo con nosotros saber que estaba bien, era como un padre para mí, pero debía cumplir mi juramento, proteger a sus hijas hasta el final, pero, sin embargo, no podía quedarme sin hacer nada.

Busque laptop y entré al sistema de seguridad de la Hacienda, busque la cámara del despacho y ahí lo encontré y escuche todo

__ ¿Era muy difícil para ti, mover mi droga?, se supone que eras mi amigo, maldita sea Euclides ve lo que me obligas a hacer.

__ Sebastián Moncada, eres un "jefe" de la mafia rusa, no necesitabas mi ayuda, solo lo pediste porque sabías que me negaría y ahí te daría la excusa perfecta para matarme, pero viví y moriré siendo un hombre honesto y correcto no como tú.

__ Tal vez, pero primero sufrirás al ver como desmiembro a tus pequeñas bastardas y como me follo a tu zorra.

TRAIGAN A LAS MALDITAS MOCOSAS Y A LA PERRA DE LA NANA

___ Señor no las encontramos _ dijo un hombre que entró

Sebastián salió hacia la puerta y don Euclides se acercó a la cámara.

__ Lárgate y sigue con el plan, eres mi única esperanza me dijo don Euclides a través de la cámara

__ BÚSQUENLA, NO DEBEN ESTAR LEJOS, PREPÁRENSE PARA QUEMAR TODO.

Sin embargo, se me ocurrió una idea, antes de irnos le marqué al Comandante Greco y le conté lo que estaba pasando, pero no le dije nada de nosotros ni de nuestros planes, él prometió llegar a tiempo

Abrí la compuerta que daba hacia el túnel y comenzamos a seguir a Centinela que incluso llevaba encima a Hanna, ella estaba acostumbrada a pasearla en su lomo y llegamos, mientras yo cargaba de a ratos a Laurent y la nana llevaba una pequeña maleta con dinero, documentos, joyas, ropa, comida, agua, no sabíamos que encontraríamos del otro lado, se supone que contábamos con un vehículo con combustible y demás provisiones, armas y algunas otras cosas, que tofo estaba bien escondido, pero hasta llegar no sabremos que nos depara el futuro, cuando comenzamos a ver la entrada del túnel que se veía como una cueva del otro lado, cargué a Hanna que estaba dormida y Centinela, salió minuciosamente para asegurarse de que no había peligro.

A los pocos minutos regresó y me envolvió las piernas con su cuerpo para que la siguiera.

__ Subimos al vehículo era una camioneta algo vieja, para no llamar la atención, la nana conducía y ya teníamos todos los documentos, ella era nuestra madre Alice Altamirano, Sebastián, Gloria y Sarah eran nuestros nombres.

La nana no había emitido una sola palabra respecto a lo sucedido, solo le veía limpiar sus lágrimas de vez en cuando, no quería presionarla, pero necesitaba información, así que decidí esperar a que estuviésemos seguros.

Llegamos al aeropuerto y el abogado nos estaba esperando nos dio unas nuevas identidades, pero nunca he confiado en este hombre, nos dio unos boletos de avión a Estados Unidos y nos acompañó hasta el hangar, cuando ya nos vio subir, fue hacia la salida, hablando por teléfono así que nos bajamos del avión, y fuimos en uno que viajaba a España, ya Centinela estaba embarcada en ese vuelo, así que mientras nosotros llegamos tranquilos, el supuesto avión donde viajaríamos explotó, en el aire.

Ahí comprobé mi teoría, de que el abogado había traicionado a don Euclides.

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Comments

Matty Salinas

Matty Salinas

muy interesante, pobre Fred como sufrió desde pequeño. ojalá k encuentre la felicidad /Chuckle/

2024-05-15

1

Elvira Fretes

Elvira Fretes

Maldito abogado, siempre hay un Judas 😡. Fred tuvo que madurar antes de tiempo desde pequeños, Don Euclides lo tenía todo planeado

2024-03-26

5

Graciela Peralta

Graciela Peralta

pobre chico que pasará ahora con ellos dos

2024-03-12

4

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