Capítulo Nº9

Emma.

Después de pensar mucho como puedo conseguir a mi extranjero super sexi decido llamar a mi Benjamín con una tonta excusa para conseguir su número de teléfono. Ahora la parte más difícil es hablar con mi hermano y que no me pregunte demasiadas cosas o no podré seguir fingiendo. Tome coraje y lo llamo, si bien no tengo una relación muy estrecha por nuestra diferencia de edad, somos muy compañeros y siempre estamos el uno para el otro así que me atiende a la hora que sea. Estoy ansiosa esperando que atienda, no sé cómo comenzar la charla sin que se escandalice. Suena tres veces y contesta.

⎯ Hola.

Escucho su voz y cuelgo. Pero, ¿qué me pasa? Yo no soy así, suena mi teléfono y de seguro es él, se fijó el registro de llamadas, ahora tengo que ser valiente y atender.

⎯ Hola, Benja.

⎯ ¿Me llamaste?

⎯ Si, pero sin querer se cortó.

⎯ ¿Qué necesitas?

⎯ Quiero pedirte un favor, necesito el número de James.

⎯ ¿Por qué?

⎯ Se olvidó la billetera en casa de mamá y yo la tengo, iba a ir a tu casa a llevarla pero se me pasó por estar con Kevin.

⎯ Espera un minuto, él está aquí. Ahora le digo.⎯ hay un silencio incómodo.

⎯ Espero que ese idiota no me deschave.⎯ lo digo en voz alta y escucho una risa.

⎯ Espero que el idiota no sea yo.⎯ efectivamente escuchó mi insulto.

⎯ Disculpa, se me escapó y seguro no sabes lo que significa.

⎯ A lo mejor entiendo mejor el idioma de lo que te imaginas, y ahora dime, ¿cómo es eso que tienes mi billetera que se encuentra precisamente en mi bolsillo?

⎯ Fue la única excusa que se me ocurrió para conseguir tu número.

⎯ Mmm, interesante. ¿Y para qué lo quieres?

⎯ Te doy media hora, mismo hotel, misma habitación.

No digo más y cuelgo la llamada, me miro al espejo y estoy sensual. Me encanta mi reflejo.

Salgo de mi casa, me subo al auto y llevo conmigo un par de juguetes, ahora le haré pagar por provocarme en el almuerzo. Tengo sed de venganza y me voy a cobrar cada una de sus marcas.

Estoy esperando a mi extranjero sexi, me puse unas bucaneras de cuero negro, un vestido de cuero corto al cuerpo y que tiene un cierre por el frente que permite el acceso a mi cuerpo desnudo. Tengo una peluca de pelo corto color negro y un antifaz. Siento que ingresa la llave y la puerta se abre, él entra, me mira y está por decir algo cuando le digo.

⎯ No puedes hablar, entra y siéntate en ese sillón como un niño obediente.

Obedece, se sienta y puedo notar que le gusta lo que ve. Le arranco su corbata de un tirón, se la coloco sobre sus ojos y la uso como si fuera una venda. Intenta agarrarme de la cintura y lo golpeo suavemente en sus manos.

⎯ Sin hablar y sin tocar, ahora estás a mi merced. Yo soy tu ama.

Le desabrocho su camisa, sus músculos se tensan, agarro un aceite caliente y se lo vierto sobre su abdomen. Se mueve y lo siento rugir, le hago masajes suavemente para aliviar su dolor y le digo.

⎯ Te portaste muy mal hoy y casi nos descubren. Creo que tendré que castigarte muy duramente.

Me siento en sus piernas y comienzo a morder cada uno de sus pectorales. Le voy dejando marcas. Todo va bien hasta que me alza con fuerza, se saca la corbata y me tira a la cama. Entonces me atrapa ambas manos, las lleva por encima de mi cabeza y se sienta sobre mi.

⎯ Es mi turno, traviesa.

Baja el cierre de mi vestido de un solo tirón, me saca la peluca y el antifaz.

⎯ Me gustas más al natural.

Y por primera vez me devora en un beso apasionado, adiós a mi tercer regla. Nada de besos. Pasamos una noche muy apasionada, otra vez fui sometida a su antojo y no me dejo tener el control, su lado dominante me fascina, pero soy demasiado orgullosa para admitirlo. Estoy en el baño y veo mis nuevas marcas, es toda una obra de arte y me gusta. Luego de bañarme me cambio con mi ropa normal, ya tengo todo en mi bolso. Estoy a unos pasos de retirarme, me giro y vuelvo a ingresar. Esta vez no me iré sin antes hacer una cosa. Comienzo a escribir, le dejo mi número anotado con labial y un beso marcado en el espejo del baño. Me voy antes que despierte.

Estoy dormida y suena mi celular, atiendo sin ganas, es mi representante, me avisa que por la tarde tengo un desfile de ropa interior y me quiere lista si o si. Cuelgo de muy mal humor, no puede ser mi mala suerte, por qué justo ahora me tienen que pasar estas cosas. No sé como disimular las marcas y duelen. Entonces llamo a la única persona que se que me puede ayudar.

⎯ Hola, peque, estoy en problemas, ¿puedes venir a mi casa?

⎯ ¿Qué sucede?

⎯ Sucede que James es un salvaje.

⎯ Ya voy, tengo que llamar un taxi.

Me doy un baño de inmersión de sales y aceites pero no mejora en nada mi estado. Estoy arrepentida de haber provocado a esa bestia, pero de solo recordar otra vez siento el deseo de estar ante su sometimiento. Salgo y me pongo una bata de seda, necesito algo suave para evitar los roces. Ya estoy lista  justo a tiempo para recibir a Inés.

⎯ Hola, vine tan rápido como pude. ¿Cuál es el problema?

⎯ Tengo un desfile por la tarde y es de ropa interior pero… mira.⎯ me bajo la bata y dejo mi espalda al descubierto.

⎯ Por favor, esto no es amor.

⎯ ¿Quién habló de amor? Es solo sexo y sé que no son heridas profundas pero tengo líneas rosadas que no son muy agradables de ver en una modelo.

⎯ Ahora vuelvo, voy a ir a una farmacia por unas cremas y por un calmante para los nervios.

⎯ Pero no estoy nerviosa.

⎯ Es para mi. Ya no soporto tanta presión.

⎯ Ok, ve de compras yo te espero con un té de manzanilla y miel como los que hace Clara.

Pasan unos minutos y estamos en mi cuarto, estoy recostada sobre mi cama e Inés me está aplicando la crema, tiene muy buena mano, sus masajes me calman y mientras tomamos el té me pregunta de repente.

⎯ ¿Cómo es?

⎯ ¿Qué cosa?⎯ digo adormecida, al final yo también tome del calmante.

⎯ Hacer el amor de esa manera.

⎯ Para empezar es solo sexo, y no sé, es diferente a lo clásico y menos aburrido supongo.

⎯ ¿Y el romance?

⎯ Mi vida, eso no va conmigo, no soy de las que se enamoran y casi nunca repito, con James es diferente porque se que pronto se va.

⎯ Pero eso no fue lo que hablaron en el almuerzo, ¿o no escuchaste que será socio de Esmeralda en la compañía y está buscando donde vivir?

⎯ ¡Jodeme!

⎯ Jajajaja. Creo que estar tan concentrada esquivando caricias no te dejo escuchar.

⎯ ¿Tú también te diste cuenta?

⎯ Todos en esa mesa nos dimos cuenta, espera a ver que te dice papá.

⎯ ¡Oh por Dios! Yo lo mato.

⎯ Fue muy divertido ver a la tia tomar el control de la situación y ponerlo en su lugar.

⎯ Basta, no sigas.

⎯ Bueno, creo que con esto por el momento solucionamos el problema. Por ahora te puedes maquillar tranquila que no arderá, ni se te infectara. Está perfecta como siempre. Tienes una piel increíble.

⎯ Gracias, te debo una.

⎯ Ahora debo ir al hospital. Nos vemos.

Inés se va y yo me quedo con una sonrisa en mis labios, soy feliz de poder compartir este secreto con ella, ahora ya se a quien acudir cuando esté en este tipo de situaciones.

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