Capítulo Nº7

Inés.

Es algo tarde, ya oscureció. Me sorprende que no nos dimos cuenta pero de tanto hablar las horas pasaron volando. A pesar de todo los problemas que surgieron, fue un agradable momento y pude desahogarme, ahora me siento mucho mejor. Me encuentro sola en la vereda, los chicos ya se fueron cada uno por su cuenta, y yo decidí esperar a Paco bajo la luz de las estrellas y tomar un poco de aire, necesito relajarme, han sido días muy complicados. Estoy distraída contemplando las constelaciones, cuando una luz me alumbra y se dirige a toda velocidad en mi dirección, grito del susto y siento que frena. Estoy petrificada. Es una moto muy grande, no puedo identificar a su conductor, no se de quién se trata con el  casco que tiene puesto, pero es un hombre vestido con pantalones y campera de cuero de negro. Se baja y viene directo a mí, y por instintos retrocedo, no sé si gritar y pedir ayuda o salir corriendo, siento pánico al pensar que puede ser alguien mandado por Carlos. Ahora me arrepiento de no haber ido con Emma en taxi. Miro para todos lados y parece notar mi estado de shock y es cuando se comienza a sacar el casco y me saluda muy sonriente. Es Paco.

⎯ Hola, Cloe.

⎯ Hola, Paco. Me asustaste.⎯ le digo mientras observo su moto.

⎯ Me dijo tu novio que necesitas ayuda así que vine en mi moto que es mucho más rápida que mi auto.⎯ se gira y busca un casco de abajo del asiento.⎯ Ten, si no te molesta te llevaré en esto.

⎯ Está bien, nunca me subí en una moto tan grande, pero confiaré en que serás prudente.⎯  intento ponerme el casco sin éxito y me dice.

⎯ Permíteme, yo te ayudo.⎯ se acerca y su perfume es idéntico al del tío Gabriel, debe ser una broma, siempre odie ese perfume pero en él es perfecto.⎯ Listo, ya podemos irnos… Por cierto, ¿a dónde vamos?

Le digo mi dirección y se sube, luego me da la mano y me ayuda a subir. Es una moto negra de alta cilindrada que se usan en carreras, me da miedo la velocidad pero tendré que ser valiente y aferrarme a su cintura. En menos tiempo de lo que imaginé estoy en mi casa pero por desgracia Carlos y otro tipo me esperan una vez más.

⎯ Estas son horas de llegar y con este tonto.

⎯ Déjame en paz, ya hablé con mis padres, puedes hacer lo que quieras con ese vídeo.⎯ veo que Paco no se saca el casco y solo observa sin decir nada, entonces el otro tipo se le para enfrente.

⎯ Inés, sabes muy bien que no tienes escapatoria y no creo que tus padres sepan la verdad.

⎯ Piensa lo que quieras.

Carlos me tomó del brazo con mucha fuerza así que grité de dolor. Paco al ver tal situación le pega un puñetazo al tipo que le impide el paso y cuando está en el suelo le da una patada en su estómago, se acerca a Carlos y con un movimiento me lo saca de encima y le pega con el puño cerrado en medio de la nariz. Se nota que tiene fuerza y se sabe defender. Carlos está tirado en el piso.

⎯ Será mejor que entremos, no se irá tan rápido.⎯ le digo a Paco.

⎯ De acuerdo.

Entramos y me doy cuenta que mueve la muñeca de una forma extraña, me acerco y le digo.

⎯ Gracias por eso. ¿Está bien tu mano?

⎯ Si, no es nada, es solo una lesión vieja y el golpe no me ayudó mucho. Eres observadora.

⎯ Espera aquí, te traeré hielo y un calmante.

⎯ No es necesario.

⎯ Créeme sé lo que hago, si ahora no desinflamamos esa muñeca mañana no podrás mover la mano.

⎯ ¿Acaso eres doctora?

⎯ Casi. Soy enfermera especializada en traumatismos.

⎯ Gracias, Cloe.

⎯ Mi nombre no es Cloe, soy Inés.

⎯ Y me imagino que el que está afuera es tu novio y no Kevin.

⎯ No, ninguno de los dos son mis novios. Kevin es como un primo y ese tipo es un loco que no entiende que no quiero bailar en su club. Ahora pórtate bien y quédate quieto mientras busco las cosas.

Voy a la cocina por hielo y busco en el botiquín un calmante, sirvo un vaso de agua y vuelvo al comedor para luego entregarle las cosas.

⎯ Ten, Paco, esto te hará sentir mejor.

⎯ Gracias.

⎯ De nada.⎯ me acerco a la ventana y no hay señal de Carlos.⎯ Ya se fue, si quieres puedes irte. Yo recogeré un par de cosas y volveré a casa de mi tía en taxi.

⎯ Nada de eso, señorita. Prometí que te traería y llevaría de nuevo, y si es preciso te  protegeré con mi vida, y eso haré. Así que ve a preparar una mochila y volvemos en moto.

⎯ Está bien pero primero lo primero, deja que te revise esa mano.⎯ me acerco y tomó su muñeca con cuidado para luego flexionarla un par de veces.⎯ Todo parece estar bien, no te saques el hielo mientras voy al cuarto.⎯ estamos muy cerca y su perfume me marea. ¡No puede ser! No debo caer en las mismas trampas que Esme y mi tia.

⎯ De acuerdo.

Estoy preparando mis cosas y no sé porque no dejo de pensar en lo apuesto que es Paco. Se ve rudo, alto, musculoso y sus manos son ásperas de tanto trabajar con herramientas, pero nada que una buena pomada no solucione, aunque me intriga saber qué se sentirá que te acaricie.

⎯ ¡Niña, concéntrate en buscar tu ropa!⎯ me recrimino en voz baja. Ya tengo todo y salgo con una mochila y lo veo mirando mis fotos.

⎯ Listo, ya preparé todo. Solo serán unos días. No necesito demasiadas cosas.

⎯ Vamos entonces, antes que ese tonto vuelva y quiera propasarse otra vez.

Nos dirigimos a casa de Camila y me aferró nuevamente a su cintura, me siento pequeña a su lado y su ropa negra hace que se vea imponente. Llegamos y me ayuda a bajar de la moto y me saca el casco, es muy amable, me acomoda un poco mi cabello y me dice.

⎯ Ines, apenas nos conocemos pero quiero que confíes en mí, sé que está pasando algo grave esos tipos no son de fiar, así que si estás en problemas o ese imbécil vuelve a molestarte solo llamame. Ahí estaré. Kevin tiene muchos asuntos en que preocuparse y no siempre está disponible, este es mi número personal, no dudes en llamar sea la hora que sea.⎯ me entregó una tarjeta y besa mi frente, lo veo subir nuevamente a su moto y desaparecer en la inmensidad de la oscuridad. No me dio tiempo de agradecerle ni de despedirme y sentí un vacío enorme en mi pecho.

Subo las escaleras y tengo la sensación de que alguien me observa, no puede ser, toco el portero para que mi tía me abra mientras estoy atenta mirando a ambos lados. Me tranquilizo al sentir abrirse la puerta y entro a toda prisa. Debe ser mi imaginación que ya no me deja en paz. Cuando crucé la puerta vidriada, Paco pasa nuevamente en su moto y me levanta la mano. Era él el que me observaba de lejos y mi corazón se tranquiliza.

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