Capítulo Nº5

Emma. 

Anoche tuve una de las noches más loca de mi vida. Soy soltera y me gusta mucho salir, divertirme, conocer gente y sobre todo estar con hombres apuestos sin tener ningún tipo de compromisos. Estoy en un bar, y como siempre, voy a lugares que nadie me pueda reconocer, aun así me gusta usar una peluca color negro. Hay un hombre tallado a mano como a mí me gusta que no deja de mirarme, le hago seña con mi copa y se acerca a mi mesa. Tomamos un par de copas y terminamos en un hotel. Fue salvaje, dulce, misterioso, seductor, una combinación de cualidades que me dejaron maravillada, pero la regla número uno que me puse en situaciones así es no mostrar sentimientos, ni decir mi verdadero nombre. Estoy atada en una silla, mi peluca desapareció hace mucho igual que todo pudor que existe en mi, me pregunta mi nombre mientras con una mano agita el látigo, tengo que obedecer y decir algo y como tonta le di el nombre de mi cuñada Esmeralda Bustamante. Fue lo único que se me ocurrió en un momento de pasión, y él me miró confundido por unos minutos y continuamos haciendo todo tipo de juegos eróticos. Él tiene un acento al hablar y parece del extranjero. Mejor para mi, no lo volveré a ver. Estoy exhausta esperando a que se duerma para salir temprano del hotel y sin tener que dar explicaciones en el desayuno. Voy muy relajada a mi casa, me acuesto por unas horas, hasta que comienza a sonar mi celular y  me despierta mi siamés. Me pide ropa para Inés.

Estoy algo celosa ya que el siamés nunca le dio importancia a mi hermana, ni le prestó atención y ahora ya dos días pasan la noche juntos. Tengo bronca y espero que tengan una buena excusa para no haberme invitado. Llegó a su casa y mi hermana está vestida muy sensual y Kevin está algo misterioso. Solo me dijeron que Carlos la sigue pero no entiendo porque se vistió así. Algo ocultan y voy a descubrir que es.

Salimos todos para la casa de mis padres, yo voy sola y ellos se fueron en el auto de Kevin.

Llegamos y veo una camioneta que desconozco, hoy es domingo y ambas familias nos reunimos para el almuerzo.

Entro como siempre y la nueva adquisición peluda de mamá me saluda, estoy de rodillas con Punky cuando siento una mirada penetrante en mi espalda, alzo al cachorro, en brazos y giro; de mi impresión, casi largo al perrito al piso. No puedo tener tanta mala suerte que el extranjero sexi está en mi casa. Mi madre llega en ese preciso momento y dice.

⎯ Hija, que bueno que ya llegas. Mira, él es amigo de Benjamín, es de Estados Unidos, estudiaron juntos. James, te presento a mi hija Emma.

⎯ Mucho gusto, señorita.

⎯ Igualmente.⎯ le estrechó su mano y agarró el perro sobre mi pecho, me voy y  lo dejo solo.⎯ ¡Maldición!

⎯ Emma, ¿qué modales son esos?⎯ mi tía Clara me escucho y me pone en su lugar.

⎯ Lo siento, tía. Punky me mordió.

⎯ Perro travieso, mejor hay que dejarlo en el jardín.

⎯ Buena idea. Perdón, bebé.⎯ dejo al cachorro afuera y escucho pasos detrás mío.

⎯ Con que te llamas Emma, ya me parecía raro que fueras la esposa de mi mejor amigo y no estuvieras embarazada.

⎯ Mira…lo de anoche fue diversión y punto, se quedó en ese hotel y no se va a volver a repetir.

⎯ Lastima. Me pensaba quedar un tiempo en Buenos Aires y tu compañía me encantó. Digamos que tenemos los mismos gustos.

⎯ Yo no mezclo las cosas, si sabia que te conocería hoy, te aseguro que te hubiera rechazado.

⎯ Ya veremos, Emmita, si no me buscas de nuevo.

⎯ Olvídalo.⎯ entro a la casa y parece que dimos un espectáculo porque todos estaban atentos a nuestros movimientos.

⎯ ¿Todo bien?⎯ me pregunta mi madrina.

⎯ Si solo parece que me confundió con alguien.⎯ subo las escaleras a mi antigua habitación y veo en el espejo las marcas de la noche anterior, no son profundas pero aún se notan, estoy concentrada, tocando una línea del latigazo recibido cuando escucho.

⎯ ¡Oh por Dios! ¿Qué te pasó?⎯ grita Inés.

⎯ ¿Qué ocurre?⎯ dice Kevin.

⎯ Shhh, hagan silencio y pasen. No paso nada.⎯ le muestro mi espalda y les digo.⎯ Este es mi secreto, me gusta el sexo rudo y ser sometida. ¿Ok? Y para mi mala suerte el extranjero sexi de abajo me hizo estas marcas anoche. Todo estaría perfecto si como tonta no le hubiera dicho que era Esmeralda y ahora el muy idiota se burla de mí. Ahora ustedes dos me van a decir porque anoche te vestiste como una zorra y terminaste con Kevin tan tarde en su departamento.

⎯ Emma, es mi culpa, yo también tengo un secreto y anoche no me quedó de otra que contarle a Inés. Hace un par de años que participo en carreras clandestinas de autos. Ahí conocí a Betiana, ella era una dama de compañía y desde que estamos juntos se volvió exclusiva. Viene del bajo mundo, por eso no puedo tener nada serio con ella. Aunque en realidad la amo, no puedo ofrecerle una vida juntos y lo sabe, mis padres no la aceptarían. Si se enteran que corro y pongo mi vida en riesgo solo por diversión, estaría acabado.

⎯ Mi vida, ¿por qué no me lo contaste antes?⎯ le digo.

⎯ No quería involucrarte en algo turbio y mira ahora los tres en que líos estamos.

⎯ Ahora no podemos hablar. Están todos muy contentos organizando el baby shower para Esmeralda, hay que esperar que todos se vayan para hablar con nuestros padres.⎯ dice Inés.

⎯ Tienes razón. Mejor bajemos y hagamos de cuenta que acá no pasa nada.

Bajamos las escaleras y vamos riendo como niños cuando escucho la brillante idea de nuestro invitado especial, salir todos a la piscina a darnos un chapuzón antes de comer.

Mi semblante cambia a uno de odio y lo miro directamente. Sabe perfectamente como luce mi cuerpo ya que él fue el encargado de marcarlo a su antojo. Por suerte Inés me salva, y dice.

⎯ Nosotras no podemos. Tenemos que preparar algo especial para Esme así que, si nos disculpan, nos vamos a la cocina.

⎯ Chicas, ¿no me digan que me van a hacer un cheesecake de frutilla?

⎯ ¡Adivinaste!

Salimos las dos para la cocina sin saber si tendremos los ingredientes necesarios, pero haremos lo posible para no estar un par de horas junto a ese idiota. Entra luego de nosotras Kevin y dice.

⎯ Hace calor mejor salgamos por atrás como cuando éramos niños y vamos a comprar esos postres.

⎯ Buena idea. No tengo ganas de cocinar.

⎯ Ni yo. Vamos.

Salimos por la puerta de atrás y nos vamos en el auto deportivo de Kevin, mientras piensen que estamos en la cocina nadie nos va a necesitar.

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