Capítulo 17 "Protección"

Después de los consejos de Donnie, ella cambia de opinión y decide escucharlo para obtener su libertad. Luego de terminar el desayuno se dirige a la puerta y llama al guardia que custodia la puerta.

—Ve y dile a tu jefe que quiero hablar con él.

Entonces este, envía a alguien más, ya que desconfía de ella, pensando que podría ser una trampa suya.

Al otro lado de la mansión, Ahori va a descargar su ira sobre Ninel, a quién la obliga a desnudarse para tener intimidad.

Ella presiente que algo lo hizo enojar, y no ve tal actitud como algo extraño. Más al contrario, admite que sigue siendo el mismo hombre bipolar de siempre.

—¡Quítate la ropa!

Ella obedece resignada.

—¿Qué sucede? Al menos dime algo.

Poco a poco se quita el vestido que lleva puesto, pero él es tan impaciente que forzajea, rasgando el vestido.

—¡Qué lenta eres! ¡No me deseas como solías hacerlo antes Ninel!

No es capaz de medir su torpeza y empieza a besarla en el cuello salvajemente, haciendo que se recuesta en la cama, pero no es placer lo que siente, pues él empieza a clavar imprudentemente sus dientes.

—Aho-ri me lastimas... Basta por favor.

Ninel esta siendo sometida por el déspota de Ahori, pero el guardia que fue enviado con el recado interrumpe llamando desde la puerta.

—Jefe... "Rejas" desea hablar con usted—

"Rejas" es el nombre clave para referirse a Kattier. Entonces, Ahori siente curiosidad por saber el motivo, así que a Ninel tranquila y rápidamente se viste, para ir a la habitación enrejada de Kattier. Ninel se queda adolorida por los fuertes mordiscos que le dio, viendo que se salvo de una salvajada.

—*¿Por qué permito que me haga esto? Duele mucho... Hace tanto tiempo que no me lo hacía de esta manera tan violenta*—

Ahori abre la puerta lentamente y antes de ingresar suelta una sonrisa arrogante.

—Espero que sea algo importante y no me hagas perder mi valioso tiempo.

Ingresa despacio, viendo a su alrededor con desconfianza, encontrando a Kattier de un humor diferente, pues le asombra que ella este feliz.

—¿Qué sucedió aquí?

La música de fondo se escuchaba tan placentera y romántica.

(Tema musical I GOT YOU de JIMMY BROWN)

Ella se peina frente al espejo, balbuceando la melodía de la canción. Luce un vestido Azul resaltando su figura y ese color azul que combina con el delineado de sus bellos ojos verdes. El corazón de Ahori no puede parar de latir a toda prisa y late a un más con fuerza cuando ella se voltea a verlo.

—*¿Dónde está la horrible mujer que encerré en este lugar?*

Ahori se cuestiona a sí mismo, ya que las prendas usuales que ella usaba eran prendas anchas y holgadas como las de un rapero de los 80'.

—Señor, Ahori Ukeda, bienvenido. Pase por favor y siéntase como en casa. Jajaja ah si lo olvidaba, esta es su mansión jajaja.

Kattier se dirige a él de manera divertida y amable. Pero Ahori no se confiaba de esa actitud tan extraña, que proviene de una mujer que ansiaba huir de él.

—¿Qué te pasó? Esta mañana me querías matar con la mirada y ahora te pusiste... Bella... Y estas..."

Ahori empieza a tartamudear al ver atentamente a su víctima.

—Esto es distinto para mí, porque siempre estuve usando ese tipo de ropa y me acostumbre a ella.

—Pues que bueno. Ya me estaba hartando de esa forma tuya de vestir... Era horrible.

—¡Oye!

Kattier se molesta porque él insulta la vestimenta que tenía puesta en la mañana, pero luego recuerda que no debe darle la contraria a Ahori o será vano su esfuerzo por caerle bien.

—Eh... Perdón por gritar. Es una reacción muy peculiar en mí je je.

Kattier se pone nerviosa, pero él no puede esperar más por saber qué es lo que ella quiere de él.

—¿Para qué me llamaste? Mi tiempo es valioso... Habla ahora.

Se aproxima hacia ella para poder intimidarla, cada vez está más cerca con esa mirada que puede petrificar a cualquiera. Ella se levanta de la silla para esquivarlo.

—Ejem...

Afina su voz.

—... Bueno tengo algo que pedirle, algo importante.

Kattier se sienta en la cama, y Ahori hace lo mismo para poder escucharla.

—De acuerdo... Te estoy escuchando. Dime eso tan relevante que tienes para decirme.

—Pues quería que usted me pueda dar un lugar de trabajo. Como por ejemplo, ser su guardia. Lo mismo que Donnie hace.

Kattier evita mirar a Ahori a la cara, por esa mirada intimidante con la que continúa.

—Ah, ya entiendo. Tú quieres hacer lo mismo que Donnie... ¿Y qué crees que Donnie hace?

Le pregunta mientras se recuesta en la cama con las manos a la nuca.

—... Responde Kattier. Tú misma dijiste que querías hacer lo que Donnie hace.

Mientras está recostado no le quita la mirada de encima. Ella se empieza a incomodar con la forma en la que él está actuando, así que se levanta de la cama para caminar por la habitación y responder la pregunta que él le hizo.

—Pues, Donnie... Donnie lo protege a usted.

La respuesta de Kattier no parece ser acertada, por el rostro inconforme y sonriente de Ahori.

—Jajajajaja.

Comienza a burlarse, mientras Kattier se veía desconcertada

—¿Dije algo divertido Señor Ahori?

—Jajajajaja ¿Protegerme? Jajajajaja ¡Qué divertida eres! No sabía que tu sentido del humor era tan excelente.

—Pero no dije nada divertido. Solo le contesté la pregunta que me hizo.

Él, entonces se detiene y se levanta de la cama. Rápidamente acorrala contra la pared a Kattier, apoyando una mano en la pared y con la otra acaricia suavemente su barbilla. Kattier teme defenderse por temor a no lograr su objetivo, pero Ahori aprovecha más la situación, intentando meter su mano por debajo de la falda de Kattier.

—Ningyō... Si eso es lo que quieres hacer, déjame decirte que no necesito la protección de una poca cosa como tú.

Ahori no mide sus palabras y la menosprecia.

—... ¿Qué protección me puedes dar tú? Si ni puedes protegerte a ti misma. Mi mano está a punto de llegar a tu punto de placer y no haces nada para evitar que eso suceda.

Ahori cree que la tiene bajo su control.

—¿Quieres sentirte mujer conmigo? Puedo cumplirte ese deseo, porque no creo que te hayas vestido tan sensual para ser parte de mi súbditos. Lo que tu deseas es tenerme ¿Verdad?

Ahori continúa con esa lavia tan descarada, pero ella ya no lo soporta más.

—Trate. Juro que trate de controlarme, pero... ¡No puedo más!

De inmediato impacta un izquierdazo poderoso en el abdomen de su acosador, dejándolo sin aliento.

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