Han pasado meses desde que Kattier fue secuestrada y encadenada en aquel calabozo. El hombre que la visita seguido, es Donnie, quien le lleva la comida y agua. Ella solo consume estos aperitivos después de que él se marcha, mientras que en secreto encerrada en ese oscuro lugar, se pone a practicar artes marciales mixtas y no olvidar su objetivo principal, qué es salir de ahí. En la pared va marcando los días que se encuentra ahí. Ya han pasado cinco meses, ella no comprende porqué la tienen encerrada. Pero recuerda que Donnie le dijo que era un regalo especial para el Halcón.
—¡No seré el regalo de ningún Halcón ni de nadie!
Golpea con furia la pared.
—Tengo que salir de aquí, aunque me cueste la vida. Debo escapar.
Donny regresa con el almuerzo y la sorprende entrenando.
—Qué bien te ves así. Ahora veo porque eres un regalo especial para el Halcón.
Las palabras de halago, ofenden a Kattier.
—¡¿Qué dijiste imbécil?!
—Tranquila, mañana al fin estarás con él.
—¿Qué?
—Lo que oíste. El Halcón quiere tenerte.
—¡¡Eso jamas!!—
En su rabia propina una patada a la pared.
—Cálmate... ¿Eh? Ese golpe estuvo grandioso.
La admiración de Donnie es grande.
—No te confíes, que puedo acabar contigo ahora mismo.
—Tú debes ser, quien no se confíe tanto.
—¿Qué? Yo decido que hacer. ¡Mi decisión es dejar este horrible lugar aunque intentes impedirlo! ¡No lograrás detenerme!
Rápidamente Kattier se deshace de las cadenas, que anticipadamente las había soltado de sus pies con una piel de alambre y se coloca en posición de pelea. Donnie no porta nada más que una navaja, viendo a Kattier lanzar el primer golpe, una patada con giro. Donny la esquiva, pero ella continúa con sus ataques e intenta pegarle con la derecha. Donnie retrocede y retrocede esquivando los ataques de Kattier. Se detiene viendo que no puede encestarle ningún golpe.
Agitada, dice:
—Eres muy veloz has esquivado todos los golpes que te he lanzado.
Alaga la habilidad de Donnie.
—Tú te equivocas conmigo, porque no soy tu enemigo.
—¿Qué estás diciendo? ¡Explícame!
—He visto tus ansias por escapar de este lugar y quiero ayudarte.
—¿Cómo lo harás? Si eres uno de los hombres del Halcón.
—No es cierto, solo soy un infiltrado. El Halcón es quien te adquirió como plan de alianza con otro clan y es enemigo de mi jefe.
—¿Tu jefe?
preguntó curiosa.
—Sí... Ahori Ukeda. Es a quién todos temen, el pez gordo de la mafia japonesa. Él es "El Cruel."
—¿Y quién es el Halcón?
—Él está por debajo del mio, también es temido y poderoso, pero no tanto como mi jefe.
Tras una plática larga y extensiva que tienen ambos, quedan en aliarse y ayudarse uno al otro.
Llega el día siguiente en el que Kattier conocerá por fin al Halcón. Los mismos hombres que la secuestraron, la sacan de ese calabozo. Le ponen un bolso en la cabeza para que no vea el lugar y también unos tapones en el oído, para que no oiga nada, luego le cubren la boca con cinta adhesiva. En una limusina de color plomo, emprenden marcha hacia una mansión, más que una mansión parece un castillo abandonado. La suben a toda prisa hasta la última habitación que queda en La Cúspide del Castillo, dónde se encuentra la recámara principal del Halcón. Es puesta en una silla, siendo amarrada de pies y manos en ella. Le quitan la bolsa de la cabeza, su cabello suelto cubre su cara. Sacude la cabeza de un lado para otro para que pueda ver, ya que su rostro está siendo cubierto por su pelo. Con fuerza arroja su cabellera hacia atrás solo para ver frente a ella a un hombre sentado en un sillón rojo y adornado con piedras preciosas.
...EL HALCÓN...
...Edad: 28 años...
...Altura: 187 cm...
...Físico: fornido, pelinegro con copete y ojos marrones....
...Personalidad: De lo más ruin y pervertido....
*referencia.
Se pone de pie, camina y se acerca hasta donde está ella. Pone sus manos en su pierna, recorriendo lentamente por la misma, hasta llegar a su cintura. Se pone de rodillas, la observa entretenido. Sus manos traviesas llegan hasta los senos de Kattier. claramente, a ella no le agrada, por lo que empieza a sacudirse y tratar de liberarse de esa silla a la que está sujeta fuertemente con unas gruesas cuerdas. El Halcón se queda aún más entretenido. La toma por la cabellera con fuerza y sin compasión alguna, le arranca la cinta adhesiva de los labios, causándole un fuerte dolor, que la hace gritar.
—¡¡¡Aaaaah...!!!
—Que hermosa eres. Este regalo es mejor de lo que esperaba... Esta noche serás mía. No quiero que te asustes, porque te voy a tratar como una princesa.
—¡¡Imbécil!! ¡¡Vete al infierno!!
Kattier no se contiene y escupe en la cara del Halcón. Este hace una mirada malvada, su sonrisa se vuelve malévola. Pide que la desaten, Kattier aprovecha para poder escapar pero no lo logra. Su captor la sujeta fuertemente de ambas manos y con unos golpes en sus piernas la paraliza para que no pueda moverse. Inmóvil se la lleva a su habitación, donde intenta cumplir su fechoría. Con una corbata le ata ambas manos a la cama. Ella no puede mover las piernas por los golpes que recibió, pero sí puede gritar e insultar al Halcón.
—¡¡Maldito estúpido déjame ir!! ¡¡Suéltame!! ¡¡¿Qué crees que haces eh?!! ¡¡Te juro que voy a matarte!! ¡¡Déjame ir!!
Los gritos pueden escucharse hasta fuera de la habitación y los guardias que custodian la recámara principal, solo pueden mirarse entre sí.
—Ya cállate que me estás molestando y tus gritos me están fastidiando.
La toma con fuerza por los pies y se procede a colocar su cuerpo sobre ella. Kattier se retuerce para tirarlo de encima, pero sus esfuerzos son vanos, ya que él continúa sobre ella. Con sus manos perversas recorre el cuerpo de Kattier lentamente hasta llegar a sus senos y los presiona suavemente. Ella se queda quieta, temerosa de lo que le vaya a hacer el Halcón.
—¿Q-Qué e‐estás haciendo? ¡Por favor déjame! ¡¡No hagas eso, no me gusta!!
Nuevamente se retuerce para evitar que él siga con sus toques desagradables.
—¡¡Ya cálmate!!—
Grita para que pare de retorcerse.
—¡Si sigues moviéndote así, solo conseguirás alterar la paz en mi entrepierna!
Ciertamente "El Halcón" está encima de ella, pero con sus movimientos, está haciendo que él se excite.
—*¿Dijo que se está excitando? Pero si no lo tiro de encima el seguirá tocándome y eso es... ¡¡Desagradable!!—
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