Capítulo 6 "¿Yo con un mafioso? Jamas"

NARRA KATTIER

"Después de 3 meses de convivir con Luvian, la he pasado tan bien que no quiero irme ya de aquí. Espero que haya más personas buenas como Luvian en Tokio, sería más fácil para conseguir trabajo, ya que él idioma japonés no lo he dominado del todo. Le he contado con mucha confianza mi niñez y lo que me hicieron esos hombres, quedando asombrada de la historia de Luvian, quien también sufrió lo mismo que yo, pero a diferencia de mí, su captor se enamoró de ella, con quien años después se casó y tuvieron un hijo del cual no me hablo mucho. La verdad no deseo indagar mucho en la vida de mi salvadora, pero... ¿Ser la esposa de un mafioso? Eso sí que es otro nivel, pero en mi caso jamás me enamoraría de un mafioso, ni de ningún otro igual a ese loco. Estos días se me han hecho dificil salir a la calle, por temor a que esos tipos me encuentren... Uf, pero no me quejo de hacerle compañia a Luvian, pues ella es divertida y muy alegre, incluso me ha tratado como a una hija, y yo la traté como la madre que nunca tuve. Estos días que Luvian me dejo sola, estuve practicando artes marciales mixtas en casa y además me preguntaba ¿Qué fue de Donnie? Pues si no hubiera sido por él, no habría logrado huir de ese hombre. Sólo deseo que este bien y no le haya pasado nada malo."

Es fin de semana, para ser exactos, domingo. Luvian llega con buenas noticias para Kattier. Se quita los zapatos para ingresar con las pantuflas.

—¡Kattier ven deprisa!

Camina hasta la cocina y ve sorprendida la cena ya preparada.

—¡Luvian llegaste!

Baja a recibirla.

—¿Preparaste la cena?

—Emmm... Sí... Es que llegarías cansada y sería demasiado que la prepares tú.

—Gracias Kattier. Sé que es difícil para ti no poder ayudar más, pero ya no te preocupes. Desde mañana trabajarás conmigo en la empresa donde te conseguí empleo.

—¡¿De verdad?!

La noticia alegra de gran manera a Kattier.

—Pero, mi identificación aún no la tengo.

—Por eso tampoco no te preocupes, ya está lista. De ahora en adelante llevaras mi apellido.

Le entrega su nueva identificación, con una diferente nacionalidad, datos nuevos y un nuevo nombre.

—¿Qué? ¿Por qué?

—Porque no había otra forma de conseguir tu documentación... Le pedí ayuda a alguien.

—Me refiero... ¿Por qué me ayuda tanto?

—Es porque vi que estas muy interesada en las artes marciales mixtas y con tu nueva documentación podrás ingresar a un gimnasio para entrenar. Te aseguro que todo saldrá bien Kattier.

Luvian en todo momento se muestra entusiasmada con ella.

—¿Usted sabía de mis entrenamientos?

—Sí. Lo supe porque cada vez que llegaba del trabajo estabas cansada y con el dinero que te di lo primero que compraste fueron vendajes y guantes. No deberías esconder tu talento ya que en Tokio serás sobresaliente, ya lo verás.

La confianza que Luvian tiene en ella, la hace tener seguridad de lograr su meta de ser una estrella de la MMA, así como lo fue su padre.

Llega el día siguiente, el primer día de trabajo de Kattier, pero bajo el nombre de Ningyō Mladineo, para que los compañeros de Luvian crean que es alguna familiar suya.

La felicidad de Kattier era inmensa, al fin estaba llevando una vida tranquila después de todos esos meses encerrada y bajo constantes torturas. Aún se pueden ver las cicatrices en sus brazos, por lo que se le hace habitual usar mangas largas para que no se noten las marcas hechas por látigos y otros artefactos.

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/Mansión del Halcón/

El Halcón había viajado personalmente a Japón para reclamar los clubes que Yoshida le había prometido y además encargarse de la búsqueda de Kattier a espaldas de su socio.

—Jefe. Deberíamos ir a buscar por las estaciones de trenes más y jaquear cámaras de seguridad.

Da su opinión uno de sus subordinados.

—Si crees que es lo correcto pues adelante. Lleva contigo a dos hombres más, deben traer información concreta y esta vez no quiero errores.

—Como usted diga jefe, haremos lo que usted pida.

—Recuerden que deben traerla aquí, antes que Yoshida la encuentre.

—No se preocupe jefe, cumpliremos sus órdenes al pie de la letra.

El subordinado lleva consigo a dos hombres más tal como se lo pidió el Halcón. Él se queda solo en una mansión que adquirió en Japón, mirando con gran afán lo que ha logrado gracias a Kattier, pero no la dejara ir, porque al parecer se obsesionó con ella y no solo va tras ella, también va tras del hombre que la ayudo a escapar.

—Qué astucia la de ustedes, me dejan sorprendido. Debí imaginarlo cuando me dijiste que querías estar bajo la supervisión de ese imbécil. Resultaste ser una astuta mujer, ¿Quién lo diría? ¿Acaso es tu romance con él lo que te llevó a escapar? ¡Me llena de ira de solo imaginar que ese bastardo te pudo tocar!

Arroja enfurecido un vaso de vidrio.

—Kattier Pedrick déjate ver, quiero tenerte otra vez, ¿Dónde estás? Dame una señal para poder encontrarte.

El Halcón se muestra desesperado por saber donde pudo esconderse su regalo.

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/Mansión Ukeda/

Ahori, quien había pasado la noche nuevamente en compañía de cuatro bellas mujeres, se duchaba muy contento porque hoy haría una visita a alguien especial. Termina de ducharse para bajar al comedor y luego de desayunar se va en compañía de sus dos mejores hombres Wolfblack y Donnie Ukeda. Este último es el mismo que ayudó a Kattier a huir, pero al no encontrarla se marchó al reencuentro con su primo Ahori, a quien sirve con lealtad, ya que ambos son como hermanos y puesto que Ahori fue elegido como el líder del clan, más el negocio familiar, Donnie no se opuso, más al contrario estuvo muy contento.

—¿A dónde iremos Jefe?— Pregunta Wolfblack.

—A un lugar al que no fui durante años. Quiero saber como está ella. Me he dedicado tanto a esto que la había olvidado por completo.

—Ahori. ¿No deberías anunciarte con ella?

Pregunta Donnie.

—No creo que sea necesario. Ella no me olvido y entiende porque lo hice.

Habla con total seguridad.

—Sí tú lo dices, esperemos sea así.

Argumenta Donnie.

—Wolfblack, quiero que tengas todo listo para ella.

Ordena Ahori.

—De acuerdo jefe.

Acata Wolfblack.