Capítulo 7, Segunda Parte.

Drooling Mirrors.

Capítulo 7, Segunda Parte.

El Baile de la Muerte.

—Kim Sanders, te dije que no me gusta que me toques las manos —dijo Keane con tono tranquilo y con una mirada inexpresiva.

—No te molestes Keane, recuerda que ayer fue mí cumpleaños.

—¿Créeme que no...

—Cómo no me deseaste al menos un felíz cumpleaños, cómo castigo debes al menos pasar el festival conmigo, incluyendo usando todas las atracciones cómo la rueda de la fortuna —dijo Kim, interrumpiendo a Keane.

Keane da una paso atrás.

—Bueno. Pero sólo puedes sujetarte del hombro.

—Es un trato.

Keane extiende su mano, pero Kim la aparta y le da un beso en la mejilla.

A continuación Keane abre los ojos, comienza a sonrojarse mientras que su cuerpo comienza a temblar y un cosquilleo recorre su garganta hasta llegar a la boca, sacando una risa descontrolada pero rápidamente la calma poniendo su mano en la boca.

—¡Tú! No vuelvas hacer eso.

Kim sonríe y le sujeta con fuerza el brazo, obligándolo a caminar.

—¿Que quieres hacer primero? —preguntó Kim con un tono dulce y bajo, mientras observa las tiendas y la gente.

—Tú eres la experta en estás cosas, decide tú —dijo Keane, en tono más calmado.

—¿Experta en estás cosas? ¿Keane no me digas que nunca has ido a una feria o evento festivo?

—No necesito ir a esas cosas.

Kim observa el suelo con tristeza y luego vuelve la mirada hacía Keane.

—En ese caso tengo plan.

—¿Plan? No me digas que.

—Sí, vamos a ver y probar todo y de último nos subiremos en la rueda de la fortuna.

—Eso suena patético.

—Pero lo harás, recuerda mí cumpleaños.

—No debí salir hoy.

Kim sujeta de nuevo a Keane, juntos van a las tiendas de comida y prueban todo tipo de comidas extrañas. Luego se suben a los autos chocones, en dónde Keane es atropellado por Kim un par de veces. Pasaron las horas y aún el tiempo no se detiene.

El concierto comienza, todos las personas se muestra gritando de la emoción. Y lejos de esa emoción, Kim y Keane se encuentra en la cima, sentados en un asiento de la rueda de la fortuna.

—Todo se vé hermoso desde aquí arriba —dijo Kim, con un tono alegre y calmado.

Keane no dice nada, sólo se limita a observar de cuerpo completo a Kim.

—Kim, te prometo que vas a estar bien, tengo un plan para que nada te haga daño y sigas tú vida, voy hacer todo lo posible para que todo funcione.

Kim voltea y observa a Keane.

—Gracias Keane, creo que después de lo raro que eres. Me alegra saber que menos haya esperanza.

—Kim, quiero enseñarte algo, pero prométeme que guardaras el secreto —dijo Keane, dejando caer su mano en el hombro de Kim.

Kim se impresiona pero asiente con la cabeza.

Al bajarse, ambos se van del festival y entran en el bosque.

—¿Por aquí hay un portal? —preguntó Kim mientras no para de caminar.

—No, hace unos días encontré éste lugar, lo acomodé para que sea más cómodo de subirme.

—¿Subir?

—Listo, es aquí.

Keane le muestra a Kim un árbol de pino enorme, pero la mitad del árbol se encuentra cortado, hay unas escaleras de maderas pegadas al árbol que van directamente hacía arriba.

—Uno noble, lástima de que alguien lo haya cortado, pero es muy alto. Ven sígueme.

Keane comienza a subir las escaleras, a pesar que Kim se muestra algo dudosa, aún toma la decisión de subir. Cuándo llegan hacía el final, Ella se sienta y observa el cielo completamente lleno de estrellas.

—No estamos muy lejos del festival, aún se puede escuchar la música, al lado de éste bosque se encuentra el cementerio y es ahí a dónde aveces suelo venir.

—Es una vista muy hermosa Keane, ¿vas al cementerio a que?

—Sí me acompañas, lo verás con tus propios ojos o sin ellos.

—¿Sin ellos?

—Ya verás a que me refiero.

—Entonces quiero ir —Kim se le acerca a Keane y lo mira fijamente a los ojos—, Keane Moore.

Bajan del árbol y caminan hacía el cementerio.

—Ya deben ser las díez de la noche.

—El concierto termina tarde cómo a las 2 de la madrugada.

Cuándo llegan al cementerio, Keane se detiene en el medio de muchas lápidas.

—¿Ahora que harás Keane?

—Kim después de todas ocasiones que te pedí que confiaras en mí ¿tú lo hiciste? —preguntó Keane en tono medio y serio, mientras frunce el ceño.

—Sí, ¿por qué lo preguntas?

—¿Te he mentido alguna vez?

—No —respondió Kim con miedo, observando las tumbas que están en su alrededor.

—Bueno, éste es uno de los momentos que te pido que confíes fielmente en en mí y en lo que te voy a pedir.

—¿Bien?

Keane se quita su suerte y comienza a romper un trozo de tela de su camisa. Luego se acerca hacía dónde está Kim y le venda los ojos.

—¡¿Ahora que Keane?!

—Promete que por nada en el mundo, vas a abrir los ojos o te vas a quitar la venda.

Keane se quita la camisa.

—¿Escuchas el sonido del concierto?

—Sí, por supuesto.

Keane le toma la mano a Kim, se pega un poco y comienza a bailar con ella.

—¿Que haces Keane?

—Sólo déjate llevar, baila sin miedo a que alguien te vea o te juzgue, estamos tú y yo solos. En éste lugar no existe las críticas, burlas o diferencias sólo existimos tú y yo.

El sonido comienza a desaparecer. La brisa, el frío, todo comienza a detenerse.

A continuación a Keane le comienza a aparecer un traje de color negro, sus comienzan a cambiar de color y le salen unos pequeños cuernos en la frente.

La venda que tiene Kim en los ojos comienza a desaparecer. Por un momento, sólo un momento. Kim olvidó que el mundo existe a su alrededorrededor y comienza a bailar junto a Keane, un baile sin sentido.

—Keane, no entiendo tus bailes.

—No hay nada de que entender, sólo sé felíz.

Luego de terminar su baile cerrando con un beso al espejo, Keane vuelve a su apariencia norma y cómo si fuera arte de magia, la venda vuelve aparecer en los ojos de Kim.

—¿Pero que sucede? —preguntó Kim con preocupación— ¡¿Estoy ciega?!

—No, no eso. Te puedes quitar la venda improvisada.

—Ah, casi lo olvidaba.

Cuándo Kim se quita la venda con el pedazo de tela de su camisa que le hizo Keane. Ya él se había puesto la camisa y el suéter.

—Te acompaño a tú casa.

—Sí por favor.

Al llegar a la casa de Kim, Keane se despide corriendo.

Kim no comprende por qué comienza a correr, pero le da poca importancia y entra a su casa. Al entrar, observa a su hermano durmiendo en el sofá, con el televisor encendido, en el programa que estaba viendo. Es un programa especial de ¿cómo se aparean ciertos animales? Cómo: la gallina, los patos, elefantes y jirafas.

—¿Por qué mí hermano estaba viendo eso? —se preguntó Kim en la mente, mientras observa algo del programa.

El hermano hace un movimiento brusco cayéndose del sofá.

—¿Aún no se ha despertado? Que sueño tan pesado tiene, mejor iré a dormir —pensó Kim, mientras comienza a subir las escaleras.

Al llegar a su habitación, observa que Darkness y Moon se encuentra profundamente dormidos en el medio de la cama.

Después de cambiarse la ropa y colocarse su pijama, mueve los gatos con delicadeza y se acuesta en la cama. Kim siente los ojos muy pesados y en cuestión de un par de minutos se queda dormida.

Kim despierta en el medio de un sitio oscuro, luego el suelo comienza a brillar y el cielo comienza a llenarse de estrellas.

A continuación Keane baja del cielo, con la apariencia de demonio y con unas enormes alas. Kim se mira las piernas y los brazos dándose cuenta de que ella también tiene la apariencia de demonio.

Keane toca el suelo y se quita la camisa, ella se sonroja al verlo. Luego el se le acerca y le sostiene las manos.

Ambos comienzan a bailar, mientras un sutil sonido de un piano se escucha en todo el lugar.

—Recuerdo ésta canción, la escuchaba antes de ser... Es de Beethoven, For Elise, Bagatelle No veinticinco.

Comienza aparecer tumbas en todo en su alrededorrededor cómo si estuviesen flotando, mientras Kim y Keane bailan y vuelan al rededor de ellas.

Una enorme raíz de un árbol caído se extiende con tanta velocidad, que crece y crece hasta subir los grandes cielos. Finalmente llegando hasta los pies de dónde se encuentra ellos, la Luna se vé cerca y llena, dejando sólo ver a Kim y Keane cómo sombras que bailan una y otra vez por la eternidad.

Drooling Mirrors.

Autor: Denyer Polanco.

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