Richard Walker
Hablando con Steven Miller uno de los arquitectos encargados del proyecto, miro que alguien interrumpe en mi oficina, una mujer, vestía falda roja tipo tubo, camisa de botones, azul celeste y unos zapatos de tacón de 21 cmts que la hacía lucir muy elegantes.
La miro, su cabello ondulado se tapa su rostros y con sus manos arregla sus mechones detrás de su oreja, expresión seria, labios gruesos con un labial rojo que provoca, realmente es bella y sexy.
— Buenos días Señor Walker, soy su cita de las 10 — la miro y luego veo a Leslie.
— Disculpe jefe, la señorita…
— Es mi cita de las 10 — repito y veo como la mujer, que ha trabajado conmigo desde que asumí como gerente de la empresa, trabaja a mi lado como asistente.
— Muy bien — me apoyo del escritorio y Steven me mira, no le digo nada.
— Pero aun estoy ocupado — digo mirándola con curiosidad — reprogarme otra cita para…
— Ya lo hicieron y necesito que sea hoy — me interrumpe la trigueña, parece algo ansiosa.
— Pero estoy…
— Creo que no sabe quien soy — vuelve a interrumpirme y me incomoda su actitud. — me atenderia de inmediato al saberlo.
Insiste y me está cabreando su actitud, desafiante.
— ¿A ver? y ¿quien se supone que es la señorita que yo debo dejar de hacer todo para atenderla? — Mi voz arrogante no le molesta, al contrario, se ve segura y me mira altiva.
— Alexie Peaige.
Solo el nombre me incomoda, porque creí que Alexie era un hombre, papá jamás me habló que era una mujer, y menos una mujer como ella.
— Alexie…Peaige — repito y ella asiente.
¡Maldita sea!
— Salgan que voy atender a la señorita… Peaige — ordeno y nadie dice nada solo salen y nos dejan solos mientras nos miramos.
Luego de un largo silencio donde la veo, apoya su cuerpo en uno de sus pies.
— Supongo que vinistes a poner tus acciones a la venta, ¿no? — le digo mientras voy a mi silla y le señalo una frente a mi para que haga lo mismo.
— No se que te hace pensar eso — me responde tranquila, su voz es suave pero segura.
— ¿Ah no? — entre cierro mis ojos y la miro, ella vuelve a meter su cabello detrás de su oreja, luego de que se inclinara para sentarse y pude notar su brasier rojo por dentro de su blusa.
Sorio.
— No, vengo a cumplir el trato — dice y saca de su bolso una carpeta azul oscura y me lo estira. La miró sin moverme, su cabello vuelve a caer es su cara.
Tomó la carpeta y la abro, mientras veo que vuelve con el mismo movimiento de apartar su cabello y meterlo detrás de su oreja.
El documento que me muestra es el mismo que me sé de memoria, el maldito acuerdo de mi padre y su padre, donde debemos gerenciar cada uno por tres años, los mios terminan pronto.
— Jamás diste algún interés en la empresa, ¿por qué ahora? — le digo mientras pongo mis manos sobre el escritorio y apoyo mi barbilla en mis manos.
— Tuve que ocuparme de algunos problemas que me mantuvieron alejada, algo personal — me explica pero no me interesa que yo tengo 6 años en esta empresa y jamás dio su cara.
— ¿Que seria eso? que te importo mierdas, la empresa que se supone que era de tu padre — ya me está cansado su cara de inocente escondiendo su real intención.
Se sorprende por el tono de mi voz, pero aun así sigue calmada.
— Bastante importante, pero igual tenía alguien que me tenía al pendiente de todo — dice y levantó una ceja.
— ¿Quién? si se puede saber — preguntó curioso, todo el personal a mi cargo es de mi confianza, ninguna jamás me dijo que trabajaba para ella.
— Si claro, es de mi confianza y de la tuya también, es nuestro consultor jurídico Thomas Harrison — dice y no quiero mostrar lo que en verdad me hace sentir escuchar el nombre de uno de mis amigos, siendo el maldito traidor.
— ¿Thomas? ¿Thomas es tu espía? — digo y no escondo mi molestia, ella sonríe.
— ¿Espía? — sonrie — Thomas no es un espía, solo hacía su trabajo.
Si, trabajo de traidor.
— Y ¿qué era eso que te decía Thomas? — pregunto, estoy cabreado y a Thomas lo quiero agarrar por el cuello y asfixiarlo.
— Todo lo referente a nuestras empresa — mi empresa, querréa decir — y que tu tiempo ya está apunto de expirar.
Maldita sea, esta mujer no me va a quitar mi empresa, ella no estuvo en los momentos difíciles y ahora que todo marcha bien, no vendrá a quererse adueñar de todo, no lo permitiré.
— Hay un contrato sobre…
— Conozco lo que dice, sé de lo que hablas, pero venir aquí luego de seis años a creerte la dueña de algo que jamás cuidaste ¿no te hace ser algo cínica? — explotó contra la mujer que veo que no se inmuta con lo que le digo.
— Creo que te dije que estaba ocupada…
— Me sabe a mierdas lo que hacias, — me levanto y apoyo mis manos del escritorio — yo estuve el frente de esta empresa mientras tu ausencia no ayudó a tomar decisiones que fueron muy importantes, no nos fuimos a la quiebra porque yo decidí estrategias, yo asumí responsabilidades, me endeude y nunca te vi. ¿Qué hacía la señorita? ¿Se maquillaba e iba de compras? No vengas a joderme a querer asumir una mierda que no hiciste cuando debías.
Mi pecho sube y baja, estoy alterado, me altera esa mujer, me altera su cara de indiferencia, y su descaro de llegar luego de seis años sin dar la maldita cara como si nada paso.
— Veo Richard, que no estás de humor — dice y se levanta de la silla.
— Creo que no te di confianza para que me llames por mi nombre — acuso.
Sonríe y vuelve a acomodar su maldito cabello. Todo lo que haga o diga esa mujer me disgusta.
— Señor Walker — dice y sigue su actitud arrogante — mañana vendré y espero tener mi oficina lista para empezar a asumir el cargo que me corresponde a partir del miércoles. Que tenga buenos días.
Dice y se va, miro la puerta que cierra sin hacer ruido. Me quedo mirando la puerta donde se fue esa mujer que ahora debo aguantar por culpa de esa cláusula que mi padre y su padre acordaron, que me quiere joder.
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Comments
Calo
interesante
2024-02-09
1
Ruth Ramirez
Tacón de 21 cm. Es exagerado.
2024-01-08
0
Elvira Fretes
tranquilo que te va a dar un infarto 🤦
2023-04-01
1