Su arrogancia

Alexie Peaige (un año antes)

— ¡Arrogante de mierda! — susurro al ver la espalda del hombre desaparecer al cerrar la puerta.

¿Qué fue eso? ¿Por qué me tocó? Y ¿por qué me paralice?

No puedo dejar que nada me afecte y menos él. Debo concentrarme en trabajar y que la empresa mejore, en conseguir nuevos proyectos que nos ayuden a que nos conozcan.

Richard ha hecho un muy buen trabajo durante todo estos años, lo sé, no quiero apartarlo. Pero es testarudo, arrogante, no puede aceptar que yo estaré a cargo, yo una mujer. Sus malditas testosterona no lo dejan aceptar que yo puedo ser buena para la empresa.

Me siento en una de las sillas y masajeo mi tobillo. Odio que me duela, que me moleste ahora que logré otra vez usar zapatos de tacón. Miro a mi alrededor y recuerdo cómo hace poco estaba tan nerviosa con todos los ojos sobre mi.

Solo un par negros me filminaban, inconformes.

Que difícil será trabajar con él.

Abren la puerta, es Sergio.

— ¿Señorita necesita algo más? Los de contabilidad la esperan en su oficina — me informa.

— Diles que suban — él asienta — los atenderé aquí que hay más espacio — en realidad no tengo ánimos de bajar por mi tobillo y para evitar la cara de disgusto del hombre de mirada oscura.

No tengo ánimos para seguir lidiando con él.

Pasé el día en reuniones que me dejaron agotada. Al llegar a la oficina me quite los zapatos, el piso está frío, necesito urgente una alfombra para poder descansar mi pie y relajar el tobillo.

Miro hacía el techo y se que estoy preparada para esto, me dediqué estos años para poder gerenciar la empresa, no voy a defraudar a mi padre y tampoco a mi. Sin importarme, que Richard Walker se niegue aceptar un cambio, a qué ahora yo soy la que está a cargo y será mi rostro el que verán cuando hablen de la empresa. Él lo debe aceptar si o si.

Cuando recibí la invitación a la gala de Nuevos Proyectos Milleniun, es una organización con la cual trabajé y me fue muy bien, sabía que me enfrentaría a muchas cosas. Ser la nueva gerente de Walkerth Construction Company, y esa parte de mi pasado que he querido olvidar. Dimitris Costhet, un nombre que desee nunca más pronunciar, aunque ya no me afecta como antes.

Termine de arreglarme, mi vestido plateado que tapan mis brazos y el largo roza mis tobillos y que nuestra en escote en mi espalda y pechos me hace sentir una mujer segura, espero que ver la figura de Dimitris no sé me caiga la careta.

Debo enfrentarlo y demostrarle que él no es nada — Me digo.

Thomas va por mi y de su brazo entró al gran Salón Estrella, que es uno de los más lujosos de la ciudad. No han pasado ni cinco minutos desde que Thomas me dejó sola, que escucho su voz detrás de mí.

— Alexie Peaige — aprieto con fuerza la copa que llevo en mi mano y no vuelvo a mirarlo, trato de aparentar indiferencia.

Pero el muy idiota acaricio mi espalda haciéndome tensarme y que mis manos tiemblen.

Esto no debió pasar.

— Estás hermosa — susurra a mi oído mientras su aliento golpea la piel de mi cuello.

Mis ojos escanean el salón en busca de Thomas, pero no lo consigo. Necesito que alguien me ayude.

De repente esa mirada oscura y arrogante choca con la mía. No sé si entendió el miedo que sentía al tener a Dimitris tan cerca y se acercó a los dos.