3.

Capitulo 2.

El miedo puede provocar dos cosas en nuestro sistema; desde provocar una descarga de adrenalina, hasta dejarnos paralizados. En mi caso, la segunda fue lo que provocó que no pudiera moverme de mi lugar al ver los ojos rojos de Giselle, mirándome, buscando algo en mí.

Lucía pasiva, parecía una persona desorientada, mirándome en busca de algo en específico. A pesar de eso, no me moví; sentía que estaba en frente de un animal, uno que me atacaría con cualquier mínimo movimiento que hiciera.

Eso era lo de menos, el problema era ¿Cómo saldría junto a Alice? No podíamos hacerlo solas, no contra ella, el sentimentalismo me ganaría antes de poder hacer algo como lo que hice con mi paciente; de hecho, en esos mismos momentos estaba teniendo una extraña crisis, una de recuerdos, en donde no dejaba de pensar en todas esas noches que hablamos sobre cosas sin sentido o cosas importantes.

Miré a Alice, estaba a mi lado, se veía en shock, su respiración era acelerada, sentía que en cualquier momento se desmayaría o algo parecido; tenía miedo al igual que yo, pero parecía, que ella era más de expresar como se sentía. Por unos momentos como esos, desee no haberle dicho a Andrew que nos iríamos solas, tal vez, si él hubiera venido con nosotras, tendríamos una manera más sencilla de salir.

Aunque, viéndolo de otro modo, a Andrew le había costado cierto trabajo quitarse al señor Mike de encima, podrían ser dos cosas, alguno de los dos era más fuerte que el otro, o el señor Mike había adquirido más fuerza... eso era algo improbable, hablamos de que, si estaba "muerto", no habría razón para que fuese más fuerte que alguien vivo en su totalidad.

-¿Y ahora qué hacemos? -preguntó Alice, su voz temblorosa y un poco baja.

-No lo sé, tenemos que salir, pero... la pregunta es cómo.

-¿Crees que Andrew venga a buscarnos si ve que no hemos llegado?

-No lo sé, Alice, pueden pasar muchas cosas en tan solo minutos.

No intentaba ser pesimista, pero en una situación como esta, no era malo pensar que algo malo podría suceder. No era del todo bueno hacer esa clase de cosas, pero tampoco era algo bueno pensar siempre bien... es más, ahora mismo, m i mente estaba tan confundida que no se que es lo que tengo que pensar; mi única esperanza, era lo que Jay me había dicho, no más.

Mire toda la habitación, en busca de una salida que no sea la principal y solo estaba la ventilación, era una buena idea, pero ni Alice ni yo podríamos alcanzarla sin la ayuda de alguien más alto; descarté la idea de inmediato y regresé mi vista hacía Giselle; quien seguía observándonos sin siquiera intentar alcanzarnos, como un animal que sigue observando a su presa indefensa, sabiendo que no tendría porque apresurarse ya que estaban acorraladas.

Junto a Alice me fui detrás de unos compartimentos en donde guardábamos nuestras cosas, un espacio en donde ella no pudiera vernos, pero nosotras sí a ella.

Nos buscó desesperadamente, fue cuando la vi ponerse loca, como el animal que acaba de perder su comida, su intento por derribar la puerta iba a atraer a alguien, tal vez, al escuchar los golpes, podría traer a Andrew o a alguien que pudiera ayudarnos a salir.

-No creo que sea buena idea hacerla enfadar -susurró Alice- puede atraer a alguien.

-Tal vez a alguien que nos ayude a salir.

-O a algo que también quiera comernos.

Aquello no lo había pensado, no se me había pasado por la cabeza el hecho de que en vez de sernos de ayuda nos pudiera perjudicar, era como un arma de doble filo, podría ayudarnos a atraer a alguien que nos ayudara o a algo que quisiera comernos, podría parecer un animal, pero no lo eran, compartirían comida.

Mientras mi mente divagaba, la nueva Giselle había derrumbado la puerta, y entendí que ellos eran mucho más fuertes que nosotros, la pregunta era ¿por qué? ¿Qué era lo que provocaba a aquello?

Entró hecha una furia a los vestidores, y mientras ella se dirigía por un lado, nosotras, en silencio, lo rodeamos, para poder salir por el lado contrario a ella sin que nos notase, teníamos que correr, sobre todo porque la puerta no estaba, no habría manera de encerrarla.

Junto a Alice, corrimos al área de encuentro con Andrew, pero él no estaba ahí, no sabíamos si habíamos llegado demasiado pronto o simplemente, él ya no pudo haber llegado. Las primeras horas, cuando no sabes que es lo que estaba pasando eran las más peligrosas, no sabíamos a que nos estábamos enfrentando, que clase de cosas provocaban estas cosas. No sabíamos que tan fuerte era el nuevo peligro.

-¿Crees que le haya sucedido algo? Es Andrew, es alguien muy fuerte, el fácilmente puede llegar aquí ¿no?

-Así es Alice.

No sabía como contestarle, sentía que le estaba hablando a una niña que no sabía que era lo que estaba pasando con exactitud, eran cosas que yo tampoco sabía, me sentía en un laberinto sin salida, no habían pasado muchas horas y yo ya sentía que no iba a poder continuar.

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