Es mi profesora de piano.

Mientras buscaba por todas partes tropecé con alguien y caí a la piscina. la ropa mojada era lo que menos me preocupaba, lo que era realmente importante es que no sé nadar.

— Ayúdame. — Grité, alguien se aventó al agua y me sacó.

— ¿Estás bien?. — Me preguntó, no puede ser. Es el chico con el que bailé. Si estoy segura de que es el. Qué agradable encontrarlo de nuevo.

— Si gracias. — hablé con la respiración agitada. y no porqué pasé mucho tiempo en el agua, sino por el susto que me llevé al pensar que era mi último día de vida.

— Vanesa. ¿Estás bien?. — Michael llegó a abrazarme.

— Si. Tranquilo. Sólo estoy un poco mojada.

— Vamos adentro para que te cambies. — Habló el chico. — Por cierto, ¿qué haces aquí?

— Es mi profesora de piano.

...Oliver....

¿Su profesora de piano?, Jaiden no me había contado nada.

— Vamos adentro, no quiero que mi hermana se congelé.

— ¿Tú qué?

— Mi profesora. No quiero que mi profesora se congelé.

Entramos a la casa y le pedí una toalla a una empleada. Luego miré al niño de reojo. No sé parece mucho a Jaiden. Aunque sus ojos y los de Vanesa son iguales. Parece más hermano de ella que de el.

— ¿Cómo te llamas?. — Le pregunté al niño.

— Michael. ¿Y tú quien eres?

— Soy Oliver, amigo de Jaiden.

— ¿Y eres malo cómo el?

— ¿Qué?, no, no soy malo, y Jaiden tampoco lo es. — Bueno, a veces si.

— El si es malo, muy malo. — ¿Que le habrá hecho para que el piense que es malo.?

— Señorita aquí tiene una toalla, acompañeme al cuarto de lavado, voy a secar su ropa.

— Está bien. — Respondió ella y se alejó de nosotros.

— ¿Porqué ves así a mi profesora?. — Preguntó el niño y por el tono en qué me habló supe que no le agradó.

— No entiendo tú pregunta.

— No será tu novia.

— ¿Qué?

— Ella no será tu novia. Mejor deja de verla así.

Ahora resulta que un niño me está dando ordenes a mí. A Oliver Howard Collins.

— ¿Está tu hermano?. — Cambié de tema.

— No. El se fue a trabajar desde la mañana y no ha regresado.

— Bien, volveré después.

Salí de la villa y llamé a Jaiden. ¿Dónde se habrá metido, dijo que volvería a su casa y no está ahí. Seguro se fue con alguna amante.

...Jaiden....

Volví a mi casa para descansar. No sabía que esa niña continuaba ahí. Estaba jugando con Michael en el jardín. No quise interrumpir y entré a la casa.

Hoy tengo un cóctel, avisé que dejarán mi traje preparando pero cuándo entré a mi habitación no había nada. Llamé a la empleada pero nadie respondió, tuve que ir yo mismo al cuarto de lavado. Creó que hoy despediré a alguien por incompetente.

Entré al cuarto y me encontré a la niña esa, envuelta sólo con una toalla. Creó qué ella sintió mi presencia porqué volteó.

— ¿Qué haces aquí?. — Retrocedió asustada. Eso por alguna razón me causo placer, me gusta saber que no es tan valiente cómo aparenta.

— Es mi casa, yo puedo estar en el lugar que me de la gana. — Caminé a un lado de ella y busqué mi traje. — Deja de verme así. No pienses qué un cuerpo cómo el tuyo me gustará. — Dije sin mirarla.

— Yo no dije eso.

— Pero actúas cómo si yo quisiera hacerte algo. Dejá de pensar cosas que no son, tú no eres mi tipo. — Tomé mi traje y salí de ese cuarto.

...Vanesa....

Es un alivio saber que no soy tu tipo. No me gustaría ser el tipo qué le gusta a un hombre tan amargado cómo tú.

Mi ropa por fin estuvo seca y me la puse. Bajé y el padre de Michael ya estaba abajo. me despedí de ellos y me fuí rápidamente.

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