Un día más

Dereck acompaño a sus padres hasta su habitación, apesar de ser pequeño, adoraba tomar roles de un adulto.

Se despidió de ellos sin decir una sola palabra de lo ocurrido el día de hoy.

En el oscuro pasillo, una figura en medio de la oscuridad llamó su atención, aún más, el hecho de que estaba completamente negra, a pesar de tener los brillantes rayos de la luna.

-¿Puede decirme quién está ahí?- Preguntó cauteloso, detestaba entablar conversaciones, pero la situación lo ameritaba.

La figura soltó una pequeña risa, era tan suave y delicada, pero esto solo lo puso estar más alerta, fue así cómo puso más atención, aquella figura era una mujer, de estatura baja, visiblemente delgada y de facciones delicadas.

-¿Puedo ayudarle en algo?- Preguntó cada vez más preocupado, su tamaño y fuerza no serían rival para incluso alguien de apariencia débil.

Fue entonces que la figura se movió al final del pasillo, metiéndose en el lado más oscuro de este. Dereck, llevado por la curiosidad, se acercó poco a poco.

-¿Que haces aún aquí?

Escuchó detrás de él, era Frederic, estaba en pijama con una taza de leche caliente y pantuflas visiblemente mullidas.

-Nada, acabo de regresar de la habitación de mis padres, iba en camino a nuestra habitación.

-Te creo, regresemos juntos.- Dijo sorbiendo a la taza.

-Vale, por cierto. ¿Dónde puedo conseguir una de esas?- Preguntó señalando la leche

-En la cocina, se supone que no debería de estar ahí después de las seis, pero siempre me hace falta una de estas para dormir.

-Porque no simplemente se lo pides a una de tus ayudantes.

-Porque sería grosero de mi parte y un poco vergonzoso pedir algo que supuestamente deje de tomar hace dos años.-

Dereck notó como sus mejillas se sonrosaban, así que no hizo nada más para señalar lo obvio.

Ya estando en el cuarto, Dereck no podía dormir.

-Despues de lo de hoy, ¿Sucederá algo malo contigo?- Preguntó en voz alta, apretando la cobija con sus manos.

Somnoliento, Frederic dudó- No, ellos siempre buscan problemas, pero papá sabe desenmascarar sus planes.

-Tu papá es bastante genial, los míos son buenos en el arco y la espada, son grandes compañeros, un día mi hermana y yo seremos igual de increíbles que ellos, tal vez me vuelva un cazador.

-Asi será- Dijo Frédéric, pensando en que su nuevo amigo perdía bastante rápido el hilo de las conversaciones.

Después de un rato, ambos se quedaron dormidos, pero entre sueños, Dereck no podía dejar de imaginar a aquella mujer, de hecho, ahora la veía borrosa, pero con un hermoso anillo en su dedo.

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Al día siguiente, durante el desayuno.

-Discúlpanos, no previmos ese comportamiento de parte de Habsburgo- Dijo el señor Blanc.

-No te preocupes Arturo, ambos sabemos que un disgusto con ellos podría desatar una guerra- Dijo Mateo mientras tomaba un pedazo de pastel de chocolate.

-Es cierto, no te preocupes, nuestra estancia sigue siendo placentera- Dijo Isabel, dándole un codazo en las costillas a Mateo, ya que era su cuarta rebanada.

-Entonces sigamos disfrutando, ya que mañana regresarán a sus tierras, no perdamos tanto tiempo-

Aria, la madre de Frederic, tomó una uva y sonrió amablemente a Dereck.

-¿Que les parece un paseo por la capital del reino?- Preguntó sonriente.

-Estaremos encantados- Respondieron Isabel y Mateo al unísono.

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