Casualidad...

Después de un rato, un carruaje bastante amplio fue preparado, los adultos hablaban sobre el baile de presentación de sus hijos, ocurriría en varios años, pero estaban muy entusiasmados.

Dereck, por su parte, miraba fijamente a los ojos de Frederic, como buscando que él sugiriera algo para distraerse de la plática tan aburrida que sucedía a su alrededor, sin embargo, solo le regresaba la mirada, era como una muda contienda que no los llevaba a ningún lado, finalmente aparto la mirada y Frederic levantó su puño disimuladamente en señal de victoria.

-Vamos a para en este lugar, sus dulces son deliciosos, a los niños les gustará.- Dijo Aria de repente.

Cuando todos bajaron, Dereck miró a su alrededor, aún era bastante bajo, y las calles estaban repletas, los largos vestidos eran estorbosos y no lo dejaban ver en qué dirección se movía.

Dereck tenía mucha curiosidad, entre la gente, creyó ver algo diferente, una silueta con un aura negra, como un fantasma.

Era aquella mujer, aunque solo había visto su silueta, y ningún detalle de ella, nunca la pudo olvidar, y allí estaba, tenía un claro cabello rosa, y un vestido azul como el cielo.

El quería saber a dónde se dirigía, pero alguien de 6 años no podría llevarle el paso, aún así era como si algo en la mujer lo atrajera y así sin más desvío su camino en dirección hacia ella

Dentro sentía miedo, pero estaba como hipnotizado, sus pies se movían solos.

Mientras, Mateo bajo su mano para tomar la de Dereck, era su costumbre. Pero no sintió ni su presencia, asustado miró hacia abajo, solo lo había perdido de vista durante unos segundos.

-¿Dereck? Dijo mirando hacia la multitud, con esperanza de que no haya avanzado mucho.

-¿Qué sucede? Preguntó Isabel viendo como el rostro de su marido palidecia...

Dereck había entrado en una zona boscosa, desde hace rato había perdido de vista a aquella mujer y ahora caminaba sin rumbo fijo, se estaba comenzando a asustar y su corazón latía fuertemente.

Iba perdido en sus pensamientos, dónde ojalá sus padres se hayan dado cuenta de su ausencia y ya lo estén buscando.

El dolor en los pies se hacía más evidente, pero un ruido entre la hierba lo hizo estremecer.

-¿Quien anda ahí? Preguntó sin querer oír respuesta.

-Lo... lo siento, no quería asustarte, es solo que te vi y quería jugar contigo- Esa voz salía de una pequeña niña con un vestido amarillo y sucio y un cabello rosa pastel, miraba al suelo avergonzada.