El lobo y la liebre

Dereck estaba nervioso, no sabía que había pasado, porque cuando recuperó la conciencia ya todo estaba en rojo, solo pudo tomar a Mabel y salir de ahí.

Ahora ya estaban en un mercado pequeño a las afueras de Granada, a media hora de camino de dónde se escondían.

-Estamos condenados, sin los reyes, esos maleantes van a saquear el país y matarnos de hambre.

-Asi es, está alza tan horrible de impuestos va a dejar a mi familia sin comida- Comentó una señora casi al borde de las lágrimas.

-¿Habrán asesinado también a los príncipes?-

-Creo que no, escuché de mi hermana decir que los estaban buscando para fusilarlos- dijo otro hombre bastante seguro

-Eso nos daría una esperanza, son muy jóvenes, pero pueden recuperar el trono.

-¡ESTAS LOCA MUJER! Son niños, no tienen la fuerza para pelear contra él, no tenemos el apoyo de los demás aliados, Granada está condenada-

Al terminar de decir eso, todos empezaron a discutir a la par, Dereck siguió su camino, pero sin duda, esas palabras lo habían afectado.

-Hermano... - Dijo Mabel, al sentir la impotencia en su hermano mayor.

Compraron frutas y semillas, eran terriblemente caras, pero pudieron pagarlas.

-Regresemos al granero, aquí no podemos hacer nada.

En el camino, Mabel estaba pensativa.

-¿Cómo haremos para recuperar el trono?- Pregunto cabizbaja

Dereck se detuvo y la miró a los ojos.

-Pelearemos, pelearemos fuerte, aunque eso me lleve a la muerte, mi gente será libre... Y tú también.

Ella estaba sorprendida por la determinación de su hermano, y asintió fuertemente con la cabeza.

Al llegar, ambos se encaminaron al río, se bañaron y el color del carbón se lavó de su cabello.

-Necesitamos ser más fuertes Mabel, y yo sé cómo

No sabía a lo que se refería, pero estaba dispuesta a seguir a su hermano.

-Sé manejar bien la espada, soy bueno en técnicas de combate cuerpo a cuerpo, el problema es que no tengo la fuerza, pero mi tarea es enseñarte, si tú quieres.

-Lo haré, aprenderé lo mejor que pueda-

-Hay que conseguirte ropa más cómoda, ese vestido será un estorbo.

Sonrieron, pronto recuperarían lo que era suyo.

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-¿ Aún no haz encontrado a esos niños?

El rey de Borbón estaba cada vez más enojado y nervioso.

-No señor- Respondió titubeante aquel hombre.

-¿Tienes una buena razón para acercarte a mi? ¿Que cosa dirás para que no corte tu cabeza?- El hombre se acercaba cada vez más desafiante

-¿Y si sugerimos una recompensa para quien los encuentre? Su propia gente los cazará, finalmente Granada caerá en un hoyo sin fondo, nunca se recuperará.

-Es una buena idea como para venir de tu estúpida e incompetente cabeza, hazlo, veremos cuántos se mantienen fieles ante sus príncipes.- Una sonrisa maliciosa apareció en su boca

-Asi será su majestad- Temblando, el soldado salió del recinto, que antes era de los reyes de Granada, pero ahora, era donde él se quedaba.

-Encontraré a sus hijos, y a ustedes también, Granada, Baviera y Habsburgo caerán en mi poder...

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