Capítulo 11

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Maratón 1/3

Ahora no podía echarme atrás, después de haber recorrido él camino hasta llegar al parque y conseguir distraer al psicópata que de tonto no tenía un pelo y estaba segura de que en cualquier momento se daría cuenta que todo era un plan mío para escapar, así que sí, no tenía todo el tiempo que a mí me gustaría.

Levanto mi mano en forma de saludo comenzando a caminar despacio hasta llegar al banco donde estaba él.

-Antonella – me sonríe pudiendo ver alivio en él cuando me ve más de cerca. - Es un gusto poder verte en persona – frunzo mi ceño observándole.

Le estaba viendo ahora en persona y sentía que no era mala persona, era una sensación extraña, pero por su forma de hablar parecía como si él me conociera de más antes y hasta como si me tuviera... ¿aprecio?

Sus palabras salían suaves y podía ver cierto alivio de que había llegado sana y salva al parque sin que los otros me hicieran daño.

-¿Nos conocemos de antes? - le pregunto queriendo saber.

Él me sonríe.

-No solo era él abogado de tú padre, sino que también un viejo amigo – mueve su mano diciéndome sin palabras que me sentara en él banco cuando lo hace él.

Miro a mi alrededor tensa.

-No sé cuánto tiempo tengo, me gustaría que me contara que es eso de que mi padre me dejo un testamento – le digo viendo su maletín.

-Antonella sabes que tú padre y tu madre han tenido que luchar mucho para que vosotros tuvieran una buena vida – asiento con mi cabeza.

Abre su maletín viendo un montón de papeles y demás.

Pero lo que más me llama la atención es una caja pequeña que saca y que cuando me la da y la abro veo un collar.

-¿Qué es esto? - le pregunto sin entender nada.

-Tú padre me lo dio hace unas semanas atrás antes de que muriera, me dijo que si él moría me pusiera en contacto contigo para dártelo y decirte que ese collar solo lo puedes tener tú y no nadie más que es importante – frunzo aún más mi ceño sin entender nada.

-No entiendo... - observo el collar. - Es un collar simple – le digo viendo él corazón.

-Tú padre era un hombre de pocas palabras Antonella, él no me decía todo, pero si me dejaba pequeñas pistas por si pasaba algo – me contesta sacando un sobre pequeño.

-¿Entonces él sabía que le iban a matar? - le pregunto.

-Al parecer si – asiente con su cabeza mirándome triste. - También me dio esta carta y ahora que él está muerto la puedes leer – guardo rápido él collar dentro de la pequeña caja para después coger él pequeño sobre abriéndolo un poco viendo que se trataba de una carta. - La casa que tienes es toda tuya, pero también tú padre dejo reflejado en que podrías recibir una cantidad de dinero cuando cumplieras los veinticuatro años - saca una carpeta dándomela también.

-Mi padre no me dijo nada sobre una cantidad de dinero que iba a recibir a esa edad – juraría que mi padre ni hablo de ese tema.

¿Y de donde habría sacado ese dinero? ¿Ahorros?

-Supongo que la carta que te di encontraras más respuestas, siempre fui su abogado de confianza además de su amigo y lo que te puedo decir Antonella es que este último tiempo le vi como inquieto, le pregunté como amigo, pero él tampoco no me contaba nada que me dijera lo que le estaba pasando – me comienza a contar. - Solo que estaba estresado con él trabajo y que había unos que no paraban de meterle presión en él trabajo, aunque sospecho que hay había algo más... - suelto una pequeña bocanada de aire.

-Me estoy jugando la vida por estar hablando contigo, desde que mataron a mi familia unas personas me persiguen así que sí, hay algo más en todo esto – le confirmo. - Me amenazaron con no investigar la muerte de mi familia y si no quieren que lo haga es por algo – miro de nuevo a mi alrededor.

-Antonella hazlo caso, está claro que quien te lo dijera son gente peligrosa, no busques más respuestas sé que es difícil, pero comienza una nueva vida – posa su mano en la mía. - Lee la carta y quédate con lo que ponga en ella, pero no busques respuestas, eres una muchacha joven a la cual la queda recorrer mucho así que cuídate – asiento con mi cabeza.

-Pensare en tus palabras, tengo que irme si me pillan... - me levanto mirando de nuevo a mi alrededor.

Entonces lo veo un hombre encapuchado viene hacía nosotros sacando un arma sin pensarlo mi celebro reacciona rápido y obligo al abogado tirarse al suelo cuando los disparos comienzan a hacerse presentes.

Los gritos de terror de las personas que están en él parque se hacen presentes.

Me cubro tapando mi cabeza con mis brazos escuchando los disparos y la gente correr de un lado a otro huyendo de los disparos.

-Es él - suelto con mi respiración acelerada.

-¿Quién? - me pregunta él abogado cubriéndose en él suelo.

-Los que me persiguen – le digo con terror levantando mi cabeza viendo cómo se escucha el chirrido de una furgoneta frenar de golpe.

Miro en esa dirección viendo a dos hombres bajarse de ellas comenzando a disparar al hombre que nos disparó.

Abro mi boca sorprendida sin entender porque le estaban disparando.

¿Qué estaba pasando?

Él que nos disparó dispara en la dirección de los dos que se bajaron de la furgoneta, pero cae al suelo sin vida cuando recibe más de tres disparos en su pecho.

-Antonella corre – me dice él abogado dando un ligero empujón.

-Pero... - él me corta.

-Yo estoy bien, ¡Corre! - me dice cuando los dos que mataron al otro vienen a nuestra dirección.

Me levanto viendo una bolsa de tela que se había dejado unas personas que salieron corriendo, la vacío rápido metiendo lo que me dio el abogado comenzando a correr.

-¡CORRE NO TE DETENGAS ANTONELLA! - me grita él abogado cuando miro por mi hombro viendo a los dos echar a correr detrás de mí.

¡MIERDA!

Me echo hacía a un lado esquivando una pequeña tienda de helados viendo unas escaleras que daban a un centro comercial.

Miro de nuevo por encima de mi hombro viendo como venían, sin pensarlo comienzo a bajar deprisa las escaleras intentando no perder el equilibrio.

Suelto un pequeño grito cuando me choco con una mujer cuando termino de bajar las escaleras.

Me disculpo rápido volviendo a echar a correr entrando a él garaje donde estaban los coches viendo como había una puerta deslizadora que era la planta baja del centro comercial.

La gente se aparta cuando me ven correr quedándose mirándome extrañados, las puertas se abren cuando me acerco a la puerta corredora.

Cuando entro dentro veo a más gente con sus carritos, intento coger aire sintiendo como me asfixiaba.

Miro detrás de mí viendo a los dos como miraban por él garaje en mi buscada, uno de ellos conecta su mirada con la mía.

Abro mis ojos de sobremanera comenzando a caminar deprisa cuando va a entrar dentro.

Me dirijo hacía las escaleras mecánicas subiéndolas corriendo viendo como él otro había entrada dentro.

-Perdón – me disculpo con un hombre cuando choco con su carro.

Miro a mis dos lados pensando rápido donde meterme al ver que no veía al otro en las escaleras mecánicas.

Veo una tienda de ropa, camino rápido hacía ella entrando sonriendo a las chicas que trabajan en la tienda cuando me miran.

Mi sonrisa se borra de nuevo caminando rápido hacía los mostradores no sin antes coger algunas prendas de ropa que veo a mi lado sin mirar la talla para poder meterme dentro de uno de los probadores.

Cierro mis ojos cuando me meto dentro de uno de los probadores echando la cortina cuando cierro la puerta que no tenía seguro.

Me mantengo atenta a las voces que se escucha, algunas eran de personas que entraban en otros probadores para ponerse la ropa que eligieron, otras de las que trabajan en la tienda ordenando la ropa que al final la gente dejaba y no se lo llevaba.

Seguro que estaba furioso él psicópata sin nombre al darse cuenta de que le había hecho una trampa para poder escaparme y ver el abogado.

¿Y si era al que habían disparado?

De nuevo me sentía confusa, no entendía nada.

¿Por qué le dispararon?

Ya no sabía quién era bueno y quien era malo, quien me perseguía y que demonio querían.

Dejo la ropa que cogí colgada en él pequeño perchero que había dentro del probador.

Aparto la cortina abriendo un poco la puerta observando para ver si me seguían persiguiendo.

Abro mis ojos de sobremanera cuando veo a uno de los que me perseguían hablando con una de las chicas de la tienda, me meto de nuevo dentro del probador cerrando la puerta.

Le reconocía por la sudadera que llevaba y ahora estaba su rostro al descubierto.

¿Qué voy a hacer?

Si me pilla no tengo salida...

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Antonella

Ashton

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