capitulo 7: “basta"

Midori luego de haber limpiado la cocina con sus compañeros. A punto de irse a descansar, la misma sirvienta que le entrego la comida al emperador regresa con algo en los brazos.

— cocinera. El emperador requiere de su presencia así que el mismo le envío este vestido. Sígame para arreglarla.

— ¿Él?

— si. Es mejor no perder el tiempo ya que está muy de mal humor.

La joven se queda asombrada, el mismo emperador le ha traído una vestimenta para que no faltará a verlo. Midori suspira por alguna razón y se despide de sus compañeros con la siguiente declaración.

— buenas noches. Mañana a primera hora, chicos.

— por supuesto, jefa.

Ellos al ver que Midori se iba, estos comienza a hablar.

— nuestra jefa es solo la cocinera. ¿Por qué el emperador le daría eso y querría verla?

— no lo entiendes. Al parecer su majestad le llama la atención. Es raro, sumamente extraño ese comportamiento. Es imposible que él sienta algún sentimiento hacia Midori.

— Mira que el emperador le ha traído un vestido solamente para que Midori vaya a verlo, ¿Ahora me dirás que él no siente nada por ella?

Yue dice dentro del grupo.

— Sue tiene razón... Su majestad le da igual sus otros sirvientes, pero con Midori es diferente. Desde que ella le dio de su comida, él persiste por la jefa. Bueno, será interesante ver cómo termina esto...

— le pediré la receta a la jefa. Algo debió de usar para que el emperador sea diferente con ella. Una receta para conquistar el corazón de un hombre y quiero saber cuál es...

Todos ellos se ríen por el comentario que sonó algo tonto y se despiden para irse a sus respectivas habitaciones...

Luego de darle un baño a Midori, las sirvientas por órdenes estrictas del emperador la están arreglando. Un hermoso vestido combinado con varios tonos de verde es usado por ella, las sirvientas sin hacer ningún comentario la termina de dar los toques finales colocándole los adornos en el cabello. Al fin, Midori se cruza en un espejo y ve lo linda que había quedado, una pequeña sonrisa sale al verse.

No quería admitirlo. Se siente extraño al querer verlo, si, al principio fingía que no me llamaba la atención debido a que pensé que sería distante conmigo y solo me enfocaba en cocinar pues es lo que me gusta, pero ahora, siento algo diferente cuando el necesita de mi presencia. Sin embargo, esa sonrisa se me borra al escuchar los murmullos de las sirvientas que se hacía un lado y me miraba de reojo.

— ¿Que se cree ella?... ¿La mejor cocinera?

— presumida, solo por tener la atención de nuestro señor.

— de seguro uso trucos lascivos para llamar el interés de él.

Todas ellas estában más que enamoradas del emperador, pues no hay que negar que Isao es muy guapo y más cuando muestra frialdad. Pero Midori no se queda callada.

— no me creo...— Midori se gira hacia el grupo— soy la mejor en todos los sentidos tanto como en la cocina como siendo persona... No ando hablando a la espalda de alguien como ustedes cotorras lo hacen. No perderé mi tiempo hablando con ustedes que lo único bueno que hacen es criticar a los demás.

Antes de ella irse, el grupo comienza a atacar verbalmente a Midori, muchos insultos salieron y el que más le ofendió fue el siguiente...

— eres una maldita ramera...— la joven solo se acerca un paso y con fuerza le da una bofetada que suena en toda la habitación.

Las compañeras de ella quedan asombrada al ver la mejilla super roja que tenía la lengua sucia.

— suficiente. Ya me canse de escucharlas... Ya me canse de oír que me odian sin razón. Tengo dos manos dispuesta a defenderme de personas como ustedes y no me importa usar la fuerza...

La que Midori abofeteó grita con lágrimas en los ojos, haciéndose la víctima.

— ¡SE LO DIRÉ AL EMPERADOR!

La puerta de esta habitación es deslizada mostrando la presencia del emperador.

— ¿Decirme que?

Midori se voltea de imprevisto pues le estaba dando la espalda a Isao. Las sirvientas presente se asombra al verlo inesperadamente. Él pasa con un aura macabra, por la razón de que escuchó todo desde el principio y no le gustó que insultaran a su cocinera...

— ¿Ah?... Quiero saber quién le dió la autoridad de tratar lo que es mío de esa manera. ¿Acaso no di órdenes que solo la vistieran y que me la trajeran a mi habitación sin ningún comentario?...— Isao se acerca a ellas.

Sin embargo, Midori al escuchar esa confesión queda con los ojos anchos y la boca semi abierta.

Las sirvientas se agrupan con pánico, la mirada del emperador daba mucho miedo y su voz era peor.

— p-pero mi señor, ella me abofeteó sin ninguna razón.

— es verdad, solo nosotras la estábamos arreglando sin decirle nada.

— ella fue quien empezó todo...

Isao arruga más la frente y pone su voz más ronca causando más pánico entre ellas. Las acorrala contra la pared y declara.

— no me vean la cara de estúpido. Escuché todo. Absolutamente todo. Pondré fin a sus malditos celos, así que prepárese mañana... Habrá una reducción de personal y ustedes están en primera fila.

Al escuchar eso, todas se sientan en el suelo como una piedra con las caras pálida. Isao solo le dedica una mirada asesina para luego darle la espalda y caminar hasta Midori. Él, solo la mira con seriedad para tomarla de la muñeca y sacarla de esa habitación... Sus pasos daban en el corredizo vacío, en eso, Midori habla mientras veía el espaldar de él.

— mi señor...

— aún no, Midori. Quiero hablar contigo en un lugar privado.

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