capitulo 5: “comportamiento inusual"

Midori se encarga de llevar la bandeja como el emperador Isao se lo ordenó.

¿Por qué yo?... Mientras que caminaba a la oficina del emperador, recordaba que el carácter distante y frío de él se debe a la maldición que carga. En su corazón solo el vacío gobierna y nadie sabe cómo romper ese mal que algún día... Lo matara. Mis pensamientos cambian cuando la sirvienta se frena.

— es aquí. Sé que eres nueva, pero por lo menos tienes que aprender a ir sola en el palacio y no andar fastidiando a cada rato.

— no te preocupes, ya estoy memorizando los pasillos. No la molestaré más.

— ¿Te crees mucho por haber subido de cargo tan pronto?... Eres solo una sirvienta como todos los demás. Solo te sientes superior al tener el reconocimiento del-...— la puerta es deslizada mostrando al emperador que interrumpe el hablar de ella.

— termina de hablar.

— s-su majestad, yo-...

— antes te escuchaba más confiada. ¿Que te hizo detener?... Quiero saber cómo termina tu acusación.

La sirvienta temblaba del miedo y no le daban respuesta a su majestad, dando el resultado de que Isao arrugara la frente.

— vete...— luego de que ella se fuera, Isao se gira hacia Midori—... Pasa.

Midori no se siente de esa forma, no se siente superior al haber subido de cargo más rápido de lo esperado, solo estaba feliz de haber vuelto a lo que más amaba que era la cocina. El emperador Isao veía la cara pensativa de ella mientras que dejaba la comida en la mesa.

— ¿Harás caso a esas palabras?

— no, mi señor. Era inevitable que las demás pensaran eso de mí, nadie ha podido ascender tan rápido. Sin embargo, eso no me afecta...— hace una reverencia para irse—... Si me disculpa, me retiro.

— no eh dicho que te puedas retirar, Midori.

La joven mira extrañada al emperador. Se suponía que a él no le gustaba la compañía de nadie y pronunció su nombre que era aún mas raro, pues él solo se dirige a sus sirvientes por los pronombres personales.

— no lo entiendo, su majestad. ¿Quiere que me quede?

— no lo volveré a repetir. Siéntate, quiero hablar contigo.

Esto era inusual. El emperador quería la compañía de su sirvienta. Midori aún no deja de sentirse extraña...

Sentada en una almohada un poco retirado del emperador, él empezaba a comer, en eso, una pregunta sale por parte de él.

— ¿De dónde eres?

— de Nagan, mi señor.

— ¿Nagan?... Es un pueblo de campesinos, y muy pobre de hecho, mi padre olvidó esa parte de la región y se volvió miserable hasta que yo puse mano y lo hice prosperar no hace mucho... ¿Como es que aprendiste a cocinar tan bien sin los alimentos adecuados?

¡Ups!... piensa Midori, no puedes decirle que vienes de otro mundo.

— improvisaba con lo que tenía. Supongo que mis manos tienen el don de cocinar y por eso la comida sabe tan bien.

Además que sacrificar mis ahorros en esa universidad de culinarias valió cada maldito centavo. Mucho sacrificios hice para convertirme en la mejor chef, con esfuerzo y dedicación.

— ya veo. Así que son tus manos que hacen tan diferente está comida. Entonces, tengo que cuidarlas.

— ¿Disculpa?... Mi señ-...

— ya puedes irte.

Suspiré, y salí del lugar. Sigo sin entender ese comportamiento tan... No lo sé, pero siento que su forma hostil bajaba en mi presencia.

Cuando ya Isao no escuchaba más los pasos de su sirvienta, éste deja los palillos a un lado para tomar la taza de sopa y beber del caldo. Él vaga en su mente.

“ella piensa que me creeré ese cuento de qué aprendió a cocinar en Nagan. Puedo ver las mentiras claramente, pero si decía la verdad en cierta parte... Esto me da más curiosidad de saber quién es ella y porque desprende un aura tan diferente, tenía años que no sentía ese sentimiento..."

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