Tranquilidad

--Señor lo busca la señora Lidia...

--Contéstale lo mismo de siempre por favor María.

--Te preguntó algo?

--Lo mismo, que si ha traído alguna mujer ? --Ofrecerme darme dinero por información y finalmente pedirme que para la próxima vez que venga le envíe a Lucía.

--Gracias María. Dile a Ayleen que me traiga mi café por favor.

--Inmediatamente señor.

Niña el señor quiere su café de las once.

Fuí rápidamente a llevárselo, ahora todo era distinto todos se veían contentos, principalmente don Sebastián, él se notaba tranquilo y relajado, nada que ver con la persona atormentada que conocí. cuando entré a su oficina estaban los gorditos echados a sus pies al lado de él. Se levantaron a saludarme, aunque él señor les ordenó que no me molestará por la bandeja con café que llevaba.

--Pero miren quienes están aquí...y se ven muy cómodos, estos pillines.

--Me dió pena, están tan contentos que no pude negarles la entrada, a mis muchachos.

--Gracias Ayleen, te ves contenta, dónde fuiste tu día libre?. Te gustó? lo pasaste bien ?

--La señora María y Lucia me hicieron un plano y fui a una plaza, en el centro. Me senté mucho rato a observar todo. Es tan distinto a todo de dónde yo vengo.

--Cuando iba caminando rumbo al museo un joven militar se me acercó y me habló, lo había visto con un grupo de amigos uniformados como él, sentado frente a mí en la plaza, nos hicimos amigos, él se portó muy respetuoso conmigo.

--Aunque es un joven de la ciudad, él es pobre, como yo. Quiere hacer una carrera militar. Es él primer amigo que tengo. Nunca tuve la oportunidad de conocer a ningún joven como él, allá en el campo donde vivo, los muchachos son distintos, tímidos como yo Señor. Es muy alegre y también inteligente, sabe muchas cosas. No me di cuenta como se pasó la tarde.

-- Le escribiré a mis padres de él, se portó como un caballero y me acompañó devuelta a la Villa.

--Me alegro por ti Ayleen, que tengas un amigo.

--Yo......

--Nada, nada. Puedes retirarte. Seguiré trabajando, Gracias, como siempre tu café está tan rico como siempre.

No sé porque me sentí mal con la noticia del amigo. Me cayó como un balde de agua fría. Era de suponer que los jóvenes vieran y se interesarían en una niña tan guapa como Ayleen.

Seguramente le pediría que fuera su novia.

Quien se resistiría a una mujer como ella tan inocente, inteligente, bonita y trabajadora. Era una joven llena de dones.

En vez de estar contento me ponía triste la noticia. Debía ser porqué la apreciaba mucho. En éste tiempo tan corto de conocerla, me había impresionado todo en ella. Era como su nombre lo decía, era luz.

Sonó el teléfono, eran mis papás querían venir a cenar. Era una buena noticia. Estaba esperando desde hace días que vinieran. Los había invitado hace días y como que creían que me iba a arrepentir.

No querían sorpresas y tampoco las tendrían, el divorcio ya estaba en marcha y para mí no había marcha atrás.

Le avisé a María para que preparará una cena muy especial para la vuelta de mis padres a la Villa. Está Villa pertenecía a la Familia desde hacía cuatro generaciones. A mi como único heredero me pertenecía, tres años antes de que me casará mis padres la abandonaron y se fueron a vivir al campo. Yo todas las semanas los visitaba.

Aunque se molestaron cuando me case. Nunca aceptaron a Lidia y cuando se enteraron de sus hijas fue peor. nunca más me visitaron, pero yo nunca dejé de verlos. Los amaba, y era una felicidad que volvieran a su casa .

En la noche todo estaba preparado. Ayleen les abrió la puerta. Con su maravillosa amabilidad los conquistó inmediatamente.

Bienvenidos papá, mamá a su casa.

Gracias hijo. No sabes lo felices que estamos, te ves muy bien.

--Que niña tan bonita y distinta parece como si fuera una de las dueñas y no una empleada. Me gustó. Bonita sencilla y muy ubicada.

--Si verdad? Es una muchacha muy cándida y se nota. Por su simpleza, franqueza y además es muy hermosa. Pero solo viene por un año a trabajar, se está sacrificando por su familia, de ahí que su papá se mejore ella volverá. Ella ama su tierra y a los suyos.

--Eso habla muy bien de ella como persona.

--Como estás tú hijo?

--Bien mamá, me siento como que me saqué una mochila de los hombros. La casa está tranquila y yo me siento bien y relajado.

--Los empleados querían saludarlos. Todos los extrañaban.

--Nosotros también. Pero vamos a la cocina viejito para que los saludemos.

La cena transcurrió en un clima de Paz y armonía. Las horas pasaron volando. Les ofrecí alojar pero no aceptaron... Estaban acostumbrados a su campo.

Fué un día emocionante, ver a mis padres contentos.

Pero...lo de Ayleen me tenía preocupado. Y si el muchacho quería aprovecharse de ella? Si creía que por ser humilde y estar sola en la ciudad ella sería una presa fácil?

Estaba muy equivocado. Ella tenía quien la cuidara.

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