Lidia

Lo estuve llamando y llamando y, nunca contestó, maldito desgraciado. Pero no me importaba una vez más lo había engañado. Siempre me creía, que visitaba a mi tía, viaje de amigas, como si tuviera muchas. Ésta vez era una semana en un pueblito pesquero con mis amigas de la secundaria. Era tan tonto, que me daba pena.

Había conocido un atractivo vendedor de una tienda, me gustó enganchamos y aquí estoy pasándolo rico...no me he levantado de la cama en toda la semana. Éste hombre es insaciable y yo también...jajaja . Hacía mucho tiempo que ya no teníamos sexo con Sebastián, es como que se fue apagando, yo trate una y otra vez de intentarlo y nada. Es como que ya no podía. Seguramente no tenía erección y le daba vergüenza. Se fue alejando y ya ni nos veíamos. Mejor para mí.

El tenía su vida y yo la mía.

Mi problema estaba en que nos casamos con separación de bienes. Aunque le insistí que me ofendia, que no confiaba en mí etcétera...Nunca traspasó nada a mi nombre. Seguía igual que como llegué. Él me pasaba una cantidad mensual y solo eso.

Además siempre noté que nunca se tragó el engaño de mis hijas, ambas tenían distintos padres. Traté de engañarlos dejándome embarazar y no me resultó a la primera. Lo volví a intentar con el segundo y tampoco cayó. Mala suerte la mía eran buenos partidos.

Desde que me casé traté de embarazarme y nunca quedé.

No sé porqué?, yo era fértil. A lo mejor él era el del problema.

Cuando le conté lo de mis hijas, nunca más quiso saber de embarazo. Y por ende de ningún estudio

Sabía que tan tonto no era y desde que supo lo de las niñas se puso peor y casi ni me dirigía la palabra.

Trataba cada año de pedirle que las adoptara....

Pero nunca cayó. Ese hubiera sido mi premio final.

Los padres de Sebastián trataron de separarnos pero nunca lo lograron. Y cuando se enteraron que tenía dos hijas, nunca más me recibieron en su casa. Y menos conocer a mis hijas.

El iba a visitarlos todas las semanas. Viejos desgraciados infelices. Querían quedarse con todo. Sebastián era hijo único. y lo correcto era que yo y mis niñas recibieramos la herencia.

Pero ya me las arreglaría para hacerle cambiar de opinión.

-- Cariño ven a la cama...te necesito.

--Ya voy, éste hombre me tiene ardiendo.

Estábamos en lo mejor cuando mi teléfono sonaba y sonaba.

--Apágalo

Lo miré era Ana Luisa, que pasaría. Eran las cinco. Y era su cuarto llamado.

-- Hija que pasa.? porqué me molestas . sabes que estoy con mis amigas.

--Si mamá y nosotras somos puras con mi hermana

--No me faltes el respeto. Ubícate !!

--Si no fuera importante no te molestaría.

-- El tonto de tu marido, paró una fiesta que teníamos en la piscina, echó para afuera a Armando Galli...te das cuenta..

--Armando cómo siempre, con sus bromitas tocó el trasero de la nueva sirvienta y vieras tú cómo se enojó tu marido. Nos habló muy feo

--Nos corrió nuestros amigos y de pasó, cuando ambas le dijimos que no se metiera en nuestras vidas. Nos dijo que si no nos gustaba nos podíamos largar. Escuchaste mami!!!.

--Deja a tu amante de turno y ven a arreglar el problema. Nosotras no permitiremos que nuestra vida cambie. Tu debes hablar con él.

--Lo llamaré... inmediatamente.

--Amorcito ven a la cama.

--Cállate haré una llamada.

Contesta imbécil, contestame.

Llamaré a María.

--Maria. Ponme con Sebastián no contesta mis llamadas.

--El señor está ocupado

--Me importa una mierda ponme con él al teléfono.

--Señora Lidia, el no le contestará. Dió ordenes específicas de no pasarle ninguna llamada suya.

--María obedeceme burra imbécil y pásame con él.

--Lo lamento señora usted es la esposa. Él es mi patrón y el que me paga. Necesita algo más?.