La Preocupación

Era sábado y estaba con dolor de estómago. Mi mamá decía que eran nervios. Así que me preparé una agüita de manzanilla. Debía ser porque mi papá llamó por teléfono al número de la casa. María le contestó. Se sorprendió mucho de recibir un llamado de mi papá, en todo caso al parecer ella le dijo puras cosas buenas de mi. Pero no entendía como pudo llamar si en el campo no teníamos teléfono. Podríamos haber tenido pero a papá no le gustaban y mamá compartía su fobia.

--Ayleen tu papá al teléfono

--No bromee con esas cosas Señora María. Diosito la va a castigar.

--No niña, es tu papá.

No podía creerlo, cuando escuché su voz quise morirme de felicidad y mamá estaba con él.

--Pero papá pasó algo?

--No hija, nada, solo tú y tus novedades de un posible amigo. Tuve que venir al doctor y aprovechamos con tu mamá se saludarte y que nos cuentes un poquito de tu amigo.

--Lo conocí el domingo pasado y éste domingo también lo veré.

--Hija. ten cuidado las niñas bonitas y sin malicia como tú, son bocados para los hombres de la ciudad.

--No papá, él es distinto es un joven honorable, su abuelo fue militar como él y quiere ser seguir sus pasos. Es un hombre serio, no te preocupes tu sabes la mujer que criaste. Con valores y principios.

--Yo confío en tí hija, pero no confío en lo que no conozco. Y como Padre tengo que decirte que debes desconfiar de todos y de todas. El mundo es cruel hija. Y las personas buenas son un imán para la gente inescrupulosa.

--Tu madre quiere hablarte..mi Ayleen me despido te quiero mi tesoro.

--Mi niña hermosa como estás? no sabes cuánto te extraño, tus hermanos te echan tanto de menos.

--Como tú papá también te pido que te cuides mi pequeña, atenta al peligro y a las palabras mielosas.

--Mamita tranquila, solo es una amistad, pero por favor cuantame cómo le fue a papá en el doctor. --Le hicieron exámenes ?

--La recuperación es lenta, tú papá ya tiene más de cincuenta, los huesos no sueldan cómo los de un joven. Solo reposo debe hacer.

--Cuídate mi pequeña Ayleen. Espero que podamos verte pronto.

--Saludos a mis hermanitos mamá por favor dile que los quiero y los extraño.

De ahí venía mi dolor de estómago, nunca pensé que mis papás se pondrían nerviosos por mi amistad con Martin. Era solo una amistad bonita que recién comenzaba.No les estaba escondiendo nada, él había sido un caballero. No podía entender su preocupación.

Seguí con mis labores hasta la tarde. María me dió el mismo sobre de la semana pasada. Dentro venía dinero. Según ella no tenía nada que ver con lo que se les enviaba a mis padres. Estos eran dinero de la caja chica. Don Sebastián le pasaba una cantidad semanal a María, ella compraba, pagaba y lo que sobraba era repartido entre todos los empleados, eran órdenes de él, así todos recibían un bono extra de fin de semana.

Lo guardé y pensé que me alcanzaba para comprar un libro. También me sobró platita del fin de semana anterior

Me acosté aún nerviosa por lo de mis padres y por qué iba a ver a Martin de nuevo. No lo pude sacar de mi cabeza en toda la semana. Y cada vez que pensaba en él sentía todo mi cuerpo raro. Solo quería que amaneciera y ya fuera domingo. Realmente no sabía que me pasaba.

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